…acechanza de la apatía, sentir un día más que tu reino no es de este mundo, y que tampoco deseas que lo sea, que algo no cuadra, que esto de tirar para adelante asintiendo y aceptando no resulta, no proporciona meta alguna, que se convierte en una bola que nutres y a la vez te engulle, que la engordas y automáticamente te aplasta, y que ni te gusta ser espectador ni protagonista, porque no quieres mirar como ellos quieren ni sentirte parte central de nada, que la ficción envuelve a cada uno para paliar el desaliento, pero es traidora, en cada visión se te incita a que creas que eres otro, es como si volvieras a encarnarte en los cuentos de la infancia, cuando otros procuraban por ti, pero ahora los cuentos se manifiestan en toda su caracterización, aquellas historias eran éstas, pero entonces tenían nombres diferentes, dragones, princesas, reyes, caballeros, cristos, y el subconsciente los preservó, los adaptó para los tiempos adultos, y te incita de nuevo a delegar en personajes oscuros que desde las tinieblas están esperando el momento de reencarnarse, esperando que tu incredulidad sea rendición, pero no lo es, para ti no creer es fortalecerte, no delegar es sujetar los cinchos de tu caballería, no fiarte de los mensajes es escribir desde tu interior los nuevos, y mañana será uno de septiembre, pero no sabes si lo nombrarás, te da igual el calendario de la santa tradición, no te interesa contar los días, los días se acabaron, tiene que haber un final de los días, tiene que existir otro concepto de los días, tiene que haber un tiempo que sólo es tuyo y cuya preservación te aleja de lo que te rodea pero te refuerza, debe haber…
LIMERENCIA
Hace 8 minutos