"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





martes, 28 de noviembre de 2023

A., la actriz de filmes de serie B

 


Ella era actriz de películas de serie B. Su padre un habilidoso director de filmes del mismo espacio de cine comercial. Verle dirigir a él, nervioso y escurridizo, desasosegaba. Por el contrario, la actriz permanecía entre escena y escena reconcentrada y aparentemente tranquila. Aunque observándola con cierto detalle no estaba tan claro que fuera así. Mañana y pasado no tengo rodaje, se dirigió A. de pronto a mí. ¿Me acompañaría a visitar la ciudad? 

Ante una persona inquisitiva y deseosa de conocer de cerca los parajes de una ciudad vieja nunca sé negarme. Ella, tan joven y curiosa, me proporcionaba la ocasión de conectar con una generación con la que pocos puentes tendía habitualmente. 

Me relajo visitando sin prisa cualquier rincón, dijo para convencerme. ¿No le importa llevarme hasta...? Y, si le parece, de camino podríamos asomarnos al mirador de...Una vez estuve de niña y aquella vista de la ciudad desde lo alto se me quedó registrada. Fue un impacto. Quisiera ver si ahora tengo la misma percepción. Ah, y tal vez al bajar estaría bien recorrer las tiendas que bordean el río. Tan herederos de aquellos tiempos son los comercios de ahora como los suntuosos edificios que todo el mundo visita, ¿no le parece? Podremos reponer fuerzas en una trattoria que me han recomendado por esa zona.

Le dije que sí a cada propuesta y aún maticé: no voy a echar mano de ninguna guía ni plano, conozco sobradamente la urbe. Así me pongo a prueba una vez más. Por lo tanto usted, joven, sugiera preferencias y yo me convertiré en el compañero accidental del recorrido. Algo así como un paseante homologado, ¿verdad?, dijo A. Siempre he sido más bien un paseante amateur, dado a improvisar recorridos, le respondí, y gracias a personas como usted me mantengo en un animado grado de correspondencia con los vericuetos de esta ciudad. De tal modo que tras décadas de recorrer calles y espacios abiertos y cerrados aún sigo admirándome de innumerables detalles que anteriormente me habían pasado desapercibidos.  

Entonces, si le parece fijemos una hora de partida. Solo le pido un favor, amigo mío. Lléveme a conocer lugares, pero no me hable en absoluto sobre ellos. No sea mi cicerone. ¿Cómo?, salté perplejo. ¿Desea pasear y descubrir los nobles edificios o los parterres de jardines o la suntuosidad de sus iglesias sin una explicación mínimamente invasiva de su historia? 

A la actriz A. no pareció sorprenderle mi cuestionamiento. Por supuesto, afirmó. Quiero ver y saber qué me dice lo que veo. No quiero estar mediatizada por relatos de épocas ni sucesión de secuencias de estilos artísticos ni si fueron propiedad de los condes de tal o de la princesa de cual. Bien, es un punto de vista muy aceptable y original, insistí. Pero al menos querrá saber si...Amigo mío, permítame decirle que me conformo con conocer cómo le habla también a usted todo ese paisaje urbano por el que paseemos. Eso sí que me interesa. Sus percepciones, sus impresiones. Aunque ya haya visto usted varias veces un rincón de esta ciudad haga como que es nuevo. 

Yo me sentí descolocado. Al menos es imprescindible una referencia que...¿Referencia, amigo mío? Los argumentos los dejo para los filmes en los que actúo. Los supuestos personajes del pasado son tan de ficción como los de mis peliculas. En esta propuesta y en su compañía solo quiero acceder a los sentidos y volar con la imaginación. Pero sin algunos pormenores históricos que sitúen una acción, como en las películas, ¿cómo puede usted imaginar?, volví a la carga. Eso déjelo de mi cuenta. Es un método interior muy mío. Pero yo, farfullé impetuoso, yo no soy precisamente un joven que aporte dinámica a su especial mirada y al vuelo de la fantasía. Y no sé hasta qué punto preservo un don de intuición para satisfacerla. A. fue benévola. Tanto mejor. Siempre he preferido a los hombres de edad, incluso muy mayores, para acceder al apasionante conocimiento de las emociones y al atractivo significado de los sueños. ¿Por el saber que aportan con su experiencia?, dije con la indiscreta picardía de quien canta un jaque. Ella me envió una mirada traviesa. No elijo tanto sus recuerdos como los hábiles efectos de un saber hacer, clavó su mate. 

Confuso me despedí de ella a la puerta de su hotel. Me dirigí a paso lento hacia mi apartamento. Al menos no tengo que preparar ruta alguna, pensé. Creo que en el fondo tampoco le importa a ella si nos extraviamos. Cualquier recorrido enseña, porque la dirección es siempre única. Da igual si avanzamos o retrocedemos, la ciudad siempre engulle pero nos concede remitirnos al origen. ¿O la importancia reside en las compañías que el azar aún pone, a pesar de la edad, en el camino de uno?   



domingo, 26 de noviembre de 2023

Las apreturas de lo sicodélico

 


Me aprieta, y sabes que no me gusta ponerme nada que me apriete. Además, ¿qué pinto yo con una corbata? Eso mismo pienso yo, responde el viejo. Ha sido cosa del gracioso de turno que ha encontrado su antigua corbata sicodélica de juventud y quiere gastarte una broma. 

El niño se aligera el nudo y mira la prenda. Lo que me gusta de la corbata son los dibujos coloreados, dice. Te vas a parecer a él, que siempre se afanaba en ser diferente y vestir de otra manera o simplemente no vestir. A mí no me gusta vestirme. Ya lo sé. No hay quien consiga colocarte en la cabeza una capucha o un gorro o que tengas puesto el abrigo más de diez minutos. Es que me pesa. Más pesado es el frío o la lluvia si te calas. Pero esta corbata, abuelo, me aprieta. ¿Me la puedo quitar? Ya te está sobrando. Y como pille al gamberro que te la ha dado en herencia me va a oír. No le riñas, es mi amigo. Qué va, solo le voy a devolver su sicodelia. Esa es una palabra rara. Y tanto, ya ni se lleva. Pero es que aquellos tiempos fueron muy sicodélicos para algunos. ¿Para ti también? Para mí fueron sicodélicos y rompedores. Pues te veo entero, abuelo. No creas, uno tiene sueltas algunas costuras del pensamiento y no faltan rotos en el corazón. 

Sicodélico. Sicodélico. Sicodélico. ¿Te la vas a aprender, chavea? Es que cuando se la cante a mis amigos les voy a dejar...¿Cómo? Pues eso, sico...sicodélicos. 





viernes, 24 de noviembre de 2023

Gulliver viaja de nuevo a Liliput

 


Casi no quepo en esta casa, qué divertido. O tú has crecido mucho, chico, o ha encogido el edificio. Es como una casa a mi medida. Tienes algo de Gulliver. ¿Quién es Gulliver? Un viajero fue. Visitó muchos lugares imaginarios del mundo y en uno de ellos, llamado Liliput, todos sus habitantes y edificios eran infinitamente más pequeños que su estatura. Hala, ¿y no cabía él? Más bien, no. Le hacían encajar de mala manera. O bien se veían obligados a ampliar para él algunas superficies. O confeccionar entre muchos la ropa a su medida.

Soy Gulliver. Soy Gulliver. No corras en crecer que aún te queda mucho mundo por descubrir. Y nunca se sabe si no va a quedar uno en liliputiense. Abuelo, ¿está lleno el mundo de casas y ciudades? Casi lleno. En algunas partes más que en otras. ¿Y todas son iguales? En absoluto, muchas ni siquiera se parecen. Solo coinciden en las intenciones que tienen los habitantes de cada lugar. ¿Buenas o malas intenciones? En principio buenas, pero no siempre aciertan. Hay casas para vivir, mercados para comprar, edificios para administrar, escuelas para aprender, cuarteles para los hombres armados y templos para los que creen en seres imaginarios más gigantes que ellos. Pues entonces son iguales, abuelo. En lo que pretenden, sí. En las formas que tienen los edificios todo es muy variado y te asombrarías de lo fantasiosos que son muchos de ellos. 

Oye, pero esta casa es mucho más vieja que en la que yo vivo, ¿verdad? Es que es de hace siglos. ¿Y eran tan pequeños los hombres entonces? El abuelo ríe. Algo más, pero no tanto. ¿Los niños, también? Eran hijos de su tiempo. ¿Yo también soy hijo de mi tiempo? Por supuesto, y agradécelo. ¿Por qué? Porque hoy se dispone de más medios para vivir mejor, aunque muchos no lo admitan. Pues a mí me hubiera gustado vivir en un castillo como este. Eran muy fríos, chaval. Y estaban levantados para las guerras. ¿Qué son las guerras? El abuelo se acaricia la barba, como si con tal gesto activase la búsqueda de una respuesta apropiada. Las guerras son...Mira, niño, agotas.



martes, 21 de noviembre de 2023

Las vueltas del tiovivo

 


No para. Esto no para. ¿El tiovivo? Ya parará. Pero yo no quiero que pare. Pues dale cuerda. Que le dé ¿qué? Que hagas como los niños que se montan en él, que no quieren apearse. ¿Y no se marean? A veces alguno se marea, pero ¿sabes por qué? ¿Por qué, abuelo? Porque ve y siente cada vuelta como si fuera la misma. ¿Y no lo es? Dímelo tú. Yo en cada vuelta veo el mundo de otra forma. A cada giro las personas que esperan a los niños se han movido. ¿Solo eso? No solo eso, sino que siento el gusanillo que se agita en mi tripa cada vez más acelerado. Y también nervios. Eso se llama emoción, chaval. Pues me gusta esa clase de emoción. ¿Y si te dijera que la vida es un tiovivo, peque? ¿De verdad? Me lo dices dentro de unos años y si estoy equivocado corrijo. Abuelo, ¿quién hace funcionar el tiovivo? Todos los que suben a él. Eso sí que es bueno, ¿cómo es posible? Por inercia, porque tienen el impulso de seguir viviendo y ponen de su parte la energía suficiente como para que no puedan parar. ¿Y si alguno se para y se baja? Hum, sería un problema, no le volveríamos a ver más. ¿Algo así como morirse? Algo así, ¿cómo lo sabes? No lo sé, pero algunos mayores hablan de ello. ¿Sabes que es divertido el tiovivo? Sin duda, pero hace muchos años que no me subo a ninguno. Pero al menos vives, abuelo. Eso sí, y no tengo intención de apearme. Yo seguiré dando cuerda para que no lo hagas. Te lo agradezco, y si solo dependiera de ti yo estaría eternamente. Inténtalo. Lo procuro, pero a veces el movimiento se demora y el paisaje se muestra borroso, y no sé si será como morirse un poco. 

El muchacho ya no escucha al viejo. Está en su vorágine. Donde la velocidad y las ganas de vivir no se miden. Donde el movimiento se explica por sí mismo sin metáforas ni alegorías.



lunes, 20 de noviembre de 2023

La destrucción cotidiana

 



"El ángel de la historia, con sus ojos muy abiertos, ve una sola catástrofe, que incesantemente acumula escombros sobre escombros y los arroja a sus pies. El ángel quisiera quedarse, despertar a los muertos y unir lo destrozado. Pero desde el Paraíso sopla una tormenta que se ha enredado en sus alas con tanta fuerza que el ángel no puede cerrarlas ya. Esa tormenta lo empuja incesantemente hacia el futuro, al que da la espalda, mientras el montón de escombros que tiene delante crece hasta el cielo. Esa tormenta es lo que llamamos progreso". 

Es una reflexión de Walter Benjamin en Iluminaciones. Probablemente de ver lo que acontece en Gaza volvería a reescribir el texto, acaso ampliándolo y precisándolo. El ángel de la historia está resultando ser como poco impotente, más allá inclemente. Y Occidente pasivo ante el crimen ejecutado por el Estado de Israel. Y de la ONU poco cabe esperar ya. ¿Solo se perfila un futuro con montón de escombros?


NB. Mi amigo Max hace su propia reflexión, aunque no sé si conoce la cita de Benjamin.


 
 

sábado, 18 de noviembre de 2023

El tañido de las campanas

 



Ven, abuelo, corre. Las campanas, las campanas. Déjalas que suenen, chaval, ya se cansarán. Las campanas, ¿se cansan? Ya lo creo. Igual que las oyes ahora verás dentro de un rato cómo callan. ¿De qué están hechas las campanas? De risas y de lloros. ¿Cómo los de los niños? Como en los niños y como en los mayores. ¿Por eso una veces suenan muy ruidosas y otras menos? Sí, y también dependiendo de la fuerza del que tire de la soga. ¿Quién tira de la soga?  El campanero. A ese no lo veo. Es que está escondido y no quiere quitar protagonismo a la campana. ¿Nunca se ha caído ninguna campana, abuelo? Alguna vez ha podido ser. No se libran, estando tan arriba, de que un rayo las fulmine. ¿Y ya no pueden sonar? Según el daño que tengan. Pero aunque estén poco heridas sus tañidos no son los mismos. ¿Ni ríen ni lloran como antes? Chico, a una campana herida le quedan pocas ganas de reír y pierden fuelle hasta para llorar. Mira, abuelo, ya no suenan como hace un rato. ¿Habrá caído un rayo? Vete a saber. Acaso hay rayos invisibles cuyos impactos solo los detectan ellas.




jueves, 16 de noviembre de 2023

Soy el viento

 



Mira, soy el viento. ¿El viento que deja atrás al viento? ¿Y no te da pena? ¿Por qué me va a dar pena si he nacido del viento? Ah, es verdad, eres como los vilanos. ¿Qué son los vilanos? Pues eso, niños pequeños que algunas plantas sueltan para que floten por el aire y reposen donde se les antoje. ¿Como yo, entonces? Claro, tú también eres un vilano que desafía al viento. Porque ya no te dejas solo llevar por él sino que le tomas la delantera. ¿Crees, abuelo, que al viento no le molestará? El viento está curado de espanto, sonríe el viejo. Mira que lleva toda la vida haciendo y deshaciendo y no le preocupamos lo más mínimo los humanos. 

¿Desde cuándo existe el viento? Desde antes que los humanos de ahora y los de antes existieran. Entonces el viento debe ser muy antiguo, ¿verdad? Pues imagina, porque los paisajes que vemos actualmente no fueron antes así y parte de la culpa de que cambiaran se la lleva el viento. ¿Por qué culpa?, se irrita levemente el chico. Es verdad, no es culpa, es simplemente el objetivo que tiene el viento. Cambiar cuanto pilla a su paso. Modificar lo de aquí y resucitar lo de allá. Acaba a veces con unos paisajes y abre otros nuevos. Pero ya te digo que no es el único que lo cambia todo.

¿Quién más ha cambiado lo que vemos? Los movimientos que hay dentro de la tierra, por ejemplo, o los humanos mismos, pero ese es un tema más complicado de explicar. ¿Quieres decir que yo también cambiaré? No lo dudes, y como el efecto del viento, o más que del viento. Una y mil veces. ¿Eso es bueno o es malo, abuelo? Mira, esa es la condición necesaria del vivir. Unas veces flotando y otras con los pies en el suelo.

Me ha gustado eso de ser hijo del viento, abuelo. El niño se lanza a la carrera. El viento se aparta, porque le arrastra la vorágine de la criatura.



martes, 14 de noviembre de 2023

La sombra errante

 


¿Por qué es tan grande mi sombra, abuelo? No es tu sombra ni la mía, debe ser una interferencia. ¿Una interferencia? Sí, una sombra errante que no sabía donde parar y se te ha plantado delante. O que te ha cogido cariño. 

¿Hay sombras errantes? Las hay. Sombras que han perdido a sus portadores y que vagabundean por el mundo. ¿Y no sabemos de quién puede ser? De los vagabundos nunca se sabe ni origen ni destino. Voy a hablar con ella, abuelo. Inténtalo. 

Sombra gigante, ¿de dónde vienes? ¿A quién perteneciste? ¿Por qué te pones delante? La sombra que, como todas las sombras, son de poco hablar por efecto de su timidez, permaneció callada. Pero el niño era tenaz. Si no me dices nada me iré a otra parte de la calle donde no hay sitio para las sombras y te quedarás más huérfana todavía. 

A la intrusa le llegó a su alma de sombra la amenaza cándida del niño. Te contaré lo que no he contado a nadie. Una vez me desprendí de una persona que no quería tener sombra porque decía que no existen sombras buenas sino que todas son perjudiciales. El niño puso boca de caimán. A mí nunca me ha parecido así, replicó el chaval. Yo siempre he visto que la sombra siempre me protegía. La sombra se creyó en la obligación de ser didáctica. Es que esa es la misión de una sombra. Pero hay gente desconfiada y celosa de otras personas, tanto que hasta recelan de las sombras ajenas. 

Oye, sombra. Tu tamaño es tan distinto del mío que no podrás acompañarme a cualquier parte, dijo él. Yo puedo entrar por muchos sitios pequeños y no sé si tú cabrías. Así es, dijo compungida la sombra. Un hombre debe estar preparado para que la sombra ajena desaparezca y permanezca fiel solo la suya. Yo estoy aquí y en este momento porque te he visto jugar y me has parecido tan divertido que me has dado envidia. Pero tu vuelo es diferente al mío. Bastante he tenido con que me hayas aceptado un rato.

En cuanto el niño empezó a corretear la sombra, no sabiendo seguir los movimientos del chico, hizo un quiebro y se ausentó.



lunes, 13 de noviembre de 2023

¿Qué va a ser lo siguiente?

 


No hace mucho fue portada de The Guardian. Una larga sombra de un casi olvidado ave rapaz sobrevolando la España constitucional. ¿Solo una ingeniosa portada? ¿O un aviso de quienes conocen la trayectoria histórica de la derecha española? Ojalá no sea una premonición. Pero, tras el vocerío y las amenazas de los energúmenos, ¿qué va a ser lo siguiente? ¿Conspirar? ¿Hacer la vida imposible a los ciudadanos? ¿Utilizar las instituciones que controlan para enfrentarse con el Estado?

Por los hechos de quienes se sienten protegidos por los rapaces los conoceréis en los próximos tiempos.




viernes, 10 de noviembre de 2023

De lo lejos (Un canto de Ugarit)





¿Oyes el dulce sonido de la madrugada? 

Dices: serán las olas que transportan una orquesta para nosotros dos. 
Sus arpegios alzarán la casa donde habitemos. 

¿Reconoces el obscuro lenguaje que confunde nuestros sueños?

Dices: El océano no sabe de las horas. 
Ve que todo ha quedado de pronto detenido.

¿Anhelas tardíamente lo que no retuviste en tus sentidos?

Dices: Mis sentidos entonces eran inestables y difusos.
No supieron interpretar las líneas del horizonte.

¿Te hiere el frío temible de la soledad?

Dices: Aléjame del olvido.
Que tus dedos se hundan en la arena de mi piel. 

¿Temes que un rumor de cabalgaduras llegue desde la lejanía?

Dices: Llévame donde la muerte no tenga memoria.
Debe existir tal lugar.

 


jueves, 9 de noviembre de 2023

¿Volverán banderas victoriosas?

 






"Volverán banderas victoriosas
al paso alegre de la paz"

De un himno viejo.


Recuerdo aquel escudo gigantesco de las escaleras del Palacio de Santa Cruz de Valladolid, cuando subías todos los dias a la biblioteca. Por supuesto, era ignorado por el alumnado, pero la cerámica de Talavera lo había puesto allí como signo  de imposición de una dictadura indigna sobre la inteligencia, la investigación y el conocimiento, su institución representativa denominada Universidad y, en definitiva, sobre y contra la libertad. Asi, cuarenta años. Después, en la nueva etapa democrática, que algunos quieren enterrar o descafeinar, fue tapado. Pero debajo permanece. ¿Será un signo de la historia? ¿Será una premonición de lo que está por llegar si no se impone la cordura de todo el mundo? ¿Volverán a descubrir el omnímodo escudo en nombre de la recuperación de su historia?

¿Volverán banderas victoriosas? Eso quisieran ellos. Pero ojo, acaso son los mismos canes de siempre, unos con distinto collar y otros con el mismo. Los que no han variado su concepto de España. Los que solo admiten la Democracia si no es la suya. ¿Por qué es tan difícil casar España y la Democracia de todos los ciudadanos? Como fue difícil e imposible -desde el mismo 1931- el matrimonio de España y la República. ¿Por qué la derecha española y acaso algunos nacionalistas periféricos desafía constantemente a la Constitución? La Constitución no puede estar al servicio de lo que quiera solo una parte, ¿no? Preguntas de un ingenuo. Pues eso, cave canem


miércoles, 8 de noviembre de 2023

Sabiduría

 



Por cada vez que me acuerdo
que me tengo que morir
tiendo una manta en el suelo
y no me harto de dormir


dice un cantar escrito por Antonio Machado. Con manta o sin manta, con sombreros o sin sombreros, el cantar es sencilla y llana filosofía. Amor a la sabiduría.

La fotografía es obra del mexicano Pedro Meyer.



lunes, 6 de noviembre de 2023

No me toques las narices

 



No cesa en su juego el chaval. Se le sube a las narices al sabio. ¿A que no te duele?, le pregunta. ¿Acaso me quejo?, responde el viejo con acento suabo. No sé si te habrás dado cuenta pero sigo siendo masa aunque ya no tengo la misma energía. El niño le pisa, se balancea, le da cachetes al conversador impasible. ¿Por qué? Eso, ¿qué quiere decir? Eres tan divertido, aunque con ese pelo y ese bigote pareces de otro mundo. El otro, tan hierático. Fácil, pequeño. ¿Acaso percibes calor en mí? La criatura se abraza al bronce. No, estás muy frío, ¿de qué estás hecho? El viejo se lo piensa. De materia, todos estamos hechos de materia. Materia más fría o más caliente. ¿Qué es la materia?, interpela el juguetón. Ah, amigo, exclama la estatua. Ya lo irás conociendo. Todo. Lo que se ve y lo que no se ve. Lo que está cerca y lo lejano. Lo que se encuentra fuera y lo que hay dentro. Lo que se toca y lo que se siente. Lo que se comprueba y lo que se imagina. Lo que se obtiene y lo que se desea. Una materia está hecha siempre de otra materia. ¿Yo también? Tú, al igual que yo, también. ¿Como las estrellas? Sobre todo como ellas.



viernes, 3 de noviembre de 2023

Diálogo secreto

 


¿Qué haces ahí, que llevas un rato sin apartarte del escaparate?, exclama la niña del cuadro. Él hace un gesto de encogerse de hombros, mientras frota una pequeña peonza que tiene en la mano. No sé, te miro. ¿Me miras a mí o a la muñeca? Bueno, a las dos. La chica: pero la muñeca, por muy de porcelana y valiosa que sea, no tiene vida. El niño está a punto de responder que ella tampoco, que es una pintura que alguien ha puesto ahí, pero se lo piensa mejor. Es verdad, esa no sonríe ni se mueve ni es tan dulce. Pero tú...Yo tengo media sonrisa solo. ¿Te digo un secreto? Soy una niña que murió hace tiempo y mis padres no quisieron aceptarlo. El chico pone cara de sorpresa. No sé qué es morirse. Ni falta hace que lo sepas, aunque si te soy sincera me entero de todo y no me entero de nada. Pues yo te veo viva. Te lo parece porque imaginas y me imaginas porque te he gustado. Eso de imaginar se lo he oído decir también a algunos mayores, dice él. Por supuesto, hay muchos mayores que se llenan de fantasías la cabeza. Luego te cuentan que los niños son los más imaginativos del mundo pero los mayores no lo son menos. Y todo eso ¿cómo lo sabes? ¿No te he dicho que veo de todo y no veo de nada? El niño le ha cogido confianza y está preguntón. ¿Es como si los mayores no hubieran dejado de ser niños? La niña amplía la sonrisa, está a punto de no caber de gozo. ¿Quieres que te lo demuestre? Él asiente. Pues sí, mira, yo ahora mismo te he mentido. El niño pone boca de buzón y calla. No soy una niña que ha muerto sino que ha crecido, o sea, que ya no soy niña. ¿Ves cómo nos gusta seguir fantaseando cuando nos hemos hecho mayores?

Vamos, chavea, deja de estar en las nubes, reclama el abuelo. Que lo que ves ahí son cosas caras. Es que he estado hablando con la niña, abuelo. ¿Y qué te decía? No puedo contarlo, es un secreto entre ella y yo. Ríe con espontaneidad el hombre. Imaginaciones tuyas, muchacho.



miércoles, 1 de noviembre de 2023

La Catrina y el escapista

 



Cuénteme de cuando se le apareció la fachuda de la Catrina no más, compadre. Pues qué le digo, que ella vino y se puso de platicadera conmigo, así, de buenas a primeras. Dos veces he pasado por su lado y no me ha hecho caso, paisa, me dijo la muy pendeja, luciendo con aquel festín de plumas su calavera, y exhibiendo una boca reidora y fétida que tiraba para atrás. No me agradó su confianza, tratando de pichonearme mientras alargaba la mano, como buscándome una debilidad. Pues, ¿y quiubo, socio? ¿Qué le replicó usted no más a la infame? Le dije: primero no me apapache que no es mi día y estoy de chifla. Y ya más severo: le doy por cierto que tampoco le haré caso la próxima vez. Pero ella, tan aguda: ¿se da cuenta de que la próxima vez está siendo esta y no está cumpliendo con su intención? Pues aguanta vara, que te he cogido en falso. Y yo: promesa. Hagamos como que no nos hemos visto, y cada cual por su lado. Y me chispé, dejándola plantada con un palmo de narices. O mejor dicho, con ese seboso esqueleto que va exhibiendo por todos los rincones en busca de los más descuidados. No sé si la cogí desprevenida o cansada de la jornada, pero allí se quedó con su extremada prepotencia, mirando a todos los lados a ver a quién le echaba el ojo. O mejor dicho, el mal de ojo. Puede que pensara: ya te pillaré por sorpresa, coyón. Entonces recordé el dicho antiguo: al que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe. Y como no era mi caso, me dije: que busque la Catrina por otra parte que yo no tengo vocación de espíritu. Ya se ve, cuate, que la Catrina le tiene preferencia. ¿Y con quién no la tiene? Pero conmigo no acierta. La Catrina no logra ocultar su estilo nunca. Segura de sí misma, cuenta con la reacción de cada paisano. A veces solo pasa de largo, pero enseguida huele el nerviosismo del prójimo y le tienta. ¿Sabe lo que le digo? Que más vale verla venir. En ese caso, mejor alzarse.




*Imagen de la Catrina, por José Guadalupe Posada. La Catrina es un personaje creado por Posada, pero que ha derivado en el imaginario popular mexicano hacia una representación de la muerte. Decía Posada: "La muerte es democrática, ya que a fin de cuentas, güera, morena, rica o pobre, toda la gente acaba siendo calavera". Habría que buscar los orígenes de la Catrina en la leyenda y el mito, a través de Mictecacihuatl, la señora de los muertos, o bien la que vigilaba los huesos de los muertos. Mictecacihuatl acabó convirtiéndose en la personificación de la muerte misma.



*Grabado de Leopoldo Méndez representando a José Guadalupe Posada en uno de los periódicos para los que trabajó.