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viernes, 10 de octubre de 2025
Sátántangó, de László Krasznahorkai a Béla Tarr
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jueves, 9 de octubre de 2025
Paradojas sin devociones
Everest. El siglo XXI aparcado. Mucho todoterreno, mucho helicóptero, mucha máquina casi metafísica, pero los rescates siguen actualizando la utilidad esclava de los yacs y los mulos. Y supongo que de los sherpas. Ha sucedido estos días. 900 senderistas -cuánto ocioso hay por el mundo- han tenido que ser rescatados al ser atrapados por una monumental tormenta de nieve. Con esos medios. En Gaza no ha habido elección donde el senderismo obligado ha sido inducido por los criminales.
Madrid. El siglo XXI infrahumanizado. El vértigo del negocio tiene sus fallos, no sé si de origen o sobre la marcha. Cuando los fallos son en situaciones de riesgo -un edificio a demoler o a construir siempre lo es- la catástrofe es inevitable. Mueren cuantro obreros -si se quiere matizar, tres obreros y una empleada técnica- sepultados en el derrumbe de un edificio del centro de la pomposa capital del Reino. Ella se llamaba Laura, española. Los tres hombres Moussa, Jorge y Diallo. ¿Sospechan por estos nombres de dónde son? De Malí, de Ecuador, de Guinea. ¿O esperaban ustedes que hubiese bajo los escombros hijos de señoritos? Si tienen dudas oreen su mente y tengan en cuenta la impura realidad ante el griterío racista de los falsos profetas.
Sevilla. El siglo XXI como si aún fuera el XX, o el XIX. Tras el desaguisado de la Junta de Andalucía en el deficiente control de las mujeres que pasaron revisión mamográfica se ha sucedido la típica cadena de negaciones, mentidos y desmentidos, insensibilidades y desprecios de las autoridades que mandan allí. Incluso parece ser que la demora en las pruebas diagnósticas complementarias del cáncer ha producido muertes que podrían haberse evitado de haberse dado un correcto funcionamiento. Un aspecto enormemente positivo: que las mujeres de la asociación AMAMA (Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama) han reaccionado saliendo a la palestra a denunciar la situación. Frente a los políticos torticeros, que no son todos, pero abundan entre los que tienen responsabilidades de gobierno, y en Andalucía gobierna la derecha, asociarse y controlar la acción de los gobernantes puede ser una alternativa compensatoria y necesaria. Escuché el otro día a la presidenta de la asociación, me pareció una mujer que se expresaba con contundencia, argumentos, valor y decisión. Una mujer sencilla frente al maniqueísmo oscurantista de las autoridades. Las mujeres de Sevilla nos indican el camino.
NOTA. Que me disculpe John Donne (1572-1631) por utilizar los titulos de algunos de sus apuntes y escritos. Los que él tituló para unos Paradojas y para otros Devociones.
miércoles, 8 de octubre de 2025
Opiniones de Ocean Vuong, 37 años, escritor
"Soy producto del Estado de bienestar que está siendo destruido. Soy producto de la vivienda social, del transporte público, de las becas, de las ayudas para tener calefacción, de los cupones de comida, de la iglesia que pillaba cerca de casa y que nos daban pan gratis. No creo que estuviera aquí si no hubiera crecido en un Estado demócrata con altos impuestos que permitieron crear una red de la que yo me beneficié.
"En 2008-2009 es cuando empecé a tener conciencia política. Creí todo lo que Obama dijo en campaña, pero cuando llegó a la Casa Blanca le oías decir que había que rescatar a estas grandes corporaciones porque no podíamos dejarlas caer. Nadie rescataba a mis amigos, nadie rescataba a mi comunidad. Siguió con las guerras. Tanto Trumpo como Obama están demasiado a la derecha. No sabemos lo que es un Gobierno de izquierdas en EEUU.
"Si eres una persona pobre trabajando y votaste por Obama y su Gobierno rescata a las empresas grandes, ves que la política no se hace para ti. Así que Trump llega y barre, y con la propaganda les pone de su parte. Es un poeta con esa frase seductora, 'volver a hacer grande América', lo suficientemente vaga para abarcar cualquier subjetividad. Si un millonario viene a tu pueblo perdido y te dice que te va a devolver la infancia el mensaje es muy seductor".
Son algunas respuestas de una entrevista que salía ayer en El País con Ocean Vuong, nacido en Saigón en 1988 pero afincado en los EEUU. Lo tiene muy claro todo. Aunque el debate podría seguirse porque no siempre todo es tan obvio como parece, pues hay que definir mucho más los porqués de las cosas. Pero da la clave del ascenso del fascismo. No sabía nada de él y veo que hay varias novelas editadas ya en España. Tal vez hoy me acerque a hojear la última, El emperador de Alegría.
sábado, 4 de octubre de 2025
Con la cruz a cuestas
¿Vieron ustedes hace unos días fotografías de ese personaje con su cruz a cuestas en una ceremonia fúnerario política de los seguidores de MAGA, en los USA? A algún disidente le faltó tiempo oportuno e ingenioso para reconvertir a la cruz, al personaje mesiánico y al público fervoroso en lo siguiente:


martes, 30 de septiembre de 2025
Variaciones sobre el puño
1. El puño ha cambiado de bando, por lo que se ve. Me ha hecho pensar en ello el gesto de un mandatario number one que recurre con frecuencia a la exhibición de un puño. No eleva el brazo más allá de su cráneo y a veces lo deja a la altura de su corbata. Como masculla con ese sonido del que hacen gala todos los autócratas convencidos y confesos y desmedidos, no hace falta dar nombres -aunque conocimos alguno de frágil voz al que no le temblaban sin embargo su firma en las sentencias letales- no se sabe bien si refuerza con su hosca palabra el gesto empuñado o es el puño el que da giro implacable y cargado de soberbia omnímoda a las palabras. A veces hace incluso movimientos de baile con el puño y su cintura, tipo la yenka, adelante, atrás, que embelesan a la legión fanática de admiradores que le siguen.
2. En algún libro sobre símbolos leo que el puño ya sale en los relieves asirios. Por más que busco fotografías de relieves asirios, que tanto me entusiasman, existentes en los museos europeos de la rapiña, no veo el puño; veo que la mano de los mandatarios empuña algo -un cetro, un látigo, una brida- pero no es lo mismo un puño que empuña un objeto que un puño que hoy se llamaría empoderado. Que cree que tiene poder aunque sea más deseo. No es igual empuñar que alzar el puño, vacío de objeto pero cargado de idea. Aunque también la idea puede, y suele ser, un objeto. En los asirios veo que se reproduce mucho la palma abierta, que ese es otra simbolismo, y no necesariamente la de los farsantes totalitarios del siglo XX o los neo de hoy. Curiosamente en los diccionarios de símbolos apenas aparece mencionado el puño, no así la mano abierta, que no se presta menos a ser exhibida e interpretada.
viernes, 26 de septiembre de 2025
De Demócrito, Burton y nosotros ahora mismo
Robert Burton en su Anatomía de la melancolía:
lunes, 22 de septiembre de 2025
Vorágine de otro Adán, el de Marechal
"Adán cerró los párpados: ¡cómo le dolían esos pobres ojos! Cuando abusaba uno de la noche pidiéndoselo todo a su reinado, la noche ardía como un aceite negro y devoraba los párpados que no conseguían juntarse. Luego, sobre los párpados doloridos, la luz del día quemaba como el alcohol.-¿Sería él, acaso, un espíritu nocturno, emparentado con aves maléficas, insectos de culo fosforescente y brujas que montaban en escobas mansitas?-No, porque su alma era diurna e hija del sol padre de la inteligibilidad.-Siéndolo así, ¿por qué vivía de la noche?-Frecuentaba la noche porque en su siglo el día era incitador y antorcha de una guerra sin laureles, violador del silencio y látigo contra la santa quietud; exterior como la piel, activo como la mano, sudoroso como las axilas, vocinglero y fecundo en embustes, de sexo varonil, joven héroe de tórax velludo. Se apartaba del día porque lo embarcaba en la tentación de la fortuna material, en el ansia de poseer objetos inútiles y en el deseo malsano de ser político, boxeador, cantante o pistolero.-¿Y la noche?-Incolora, inodora e insípida como el agua, la noche producía, sin embargo, una borrachera igual a la de los buenos vinos; silenciófila, estimulaba empero el amanecer de las voces difíciles y los hondos llamados que sofoca el día bajo sus trombones; antípoda de la luz, ordenaba, con todo, la visibilidad de las estrellas; destructora de cárceles, favorecía la evasión; campo de tregua, facilitaba la unión y la reconciliación; hembra curativa, refescante y estimulante, se yuntaba con el hombre y concebía un hijo, el sueño, graciosa imagen de la muerte. Y, sin embargo, la noche pesaba dolorosamente cuando al fin uno quería dormirse y el sueño se le negaba".
Leopoldo Marechal, Adán Buenosayres.
¿Cómo nadie me había hablado antes de este novelón? Esta sensación de catarata y curso de aguas rápidas me arrastra, ¿o es lo que desconocía? ¿O acaso lo que uno sabía y comprobaba poco a poco pero lo había leído de otras maneras? Tal vez estoy lanzando las campanas al vuelo, pero que se empiece una novela y uno se sienta envuelto en una vorágine de forma, vocabulario, giros y sintaxis, donde el tema parece interesar menos que la manera como se ejercita una descripción sin fin, sin contemplaciones ni pausas, no es algo frecuente, y en ese sentido me recordaba cómo Thomas Bernhard me atrajo a su propio torbellino o Céline a sus infiernos particulares. Bah, esto es un simple apunte, muy particular y de desahogo, en este inicio otoñal, frío, angustioso, abrumador y desconcertante.
lunes, 15 de septiembre de 2025
Riki Blanco, talla moral e ilustradora
Más nítido no puede ser. No hay líneas de meta ya en nada. Salvo las que nos marquen otros por la fuerza. Sí hay líneas rojas que no deberíamos traspasar. Pero hay quien lo ignora y allá con quién se alía su conciencia. Riki Blanco, colaborador en El País, da hoy su talla moral e ilustradora.
viernes, 12 de septiembre de 2025
Los carreristas
Pasaban los carreristas. No sé si me lo inventaría yo o si se le ocurriría a alguno de mis primos o si es que por extensión en mi infancia la gente llamaba así a los que participaban en la vuelta ciclista. En aquella pequeña urbe del Norte todo se llamaba de otra manera, no opuesta pero sí con términos peculiares. Era un vocablo olvidado. Pero ayer, a medida que caminaba por mi ciudad, calles valladas, despliegue exagerado de policía de toda clase, bocinas y sirenas, pitos de guardias urbanos, gente acumulada en unas zonas y apenas afectada en otras, unos pocos patriotas con sus enseñas y otros pocos solidarios de causas perdidas con banderas de gente aplastada, lo de carreristas me vino por las buenas. He aquí que pasan los carreristas, me salió de pronto. ¿Por qué me vendría un término que desde niño tenía desechado para aplicar a los profesionales de un negocio que supera a su propia conceptualización de deporte?
Caprichosa mente, siempre subrepticia, me dije a la par que me reía. A algún viandante debió sorprenderle que mi risa se reflejara exteriormente, aunque pudo suponer que yo iba como tantos otros van, colgado de unos auriculares o hablando con esa cosa pegada que llaman pinganillo. Pero no, yo, insignificante humano, solo llevaba pegada a mí mi propia mente. Mente atávica, mente que te piensas evolucionada pero que a las primeras de cambio te expulsa imágenes o pulsiones psíquicas que creías enterradas. Mente que relaciona, asocia, prejuzga, juzga equívocamente la mayor parte de las veces. Mente que genera adrenalina que pone en guardia, o provoca la bilis que te vuelve amargo, o proporciona dopamina placentera, o invita a estar atento y precavido. Mente que inventa ideas para el consumo personal e íntimo o bien recoge y acoge, aunque mañana las excluya, porque nada de lo que crees es original sino adaptado. Mente máquina, que nunca acabas de tener claro si la controlas o ella dicta sus normas para ser quien eres y para hacer obvio cómo te manifiestas.
Por unos minutos me paré en una curva. Quité del fondo de la imagen a coches que acompañaban la carrera, a guardias talludos, a los armados, a los de protección civil, al público; eliminé el ruido que se sucedía, los pequeños aplausos, el aliento verbal de aficionados. Por un instante fijé mi atención en el primer carrerista que pasaba inclinándose sobre el asfalto, luego en otros dos que casi rozaban el vallado. Traté de ver en cada uno de ellos al hombre híbrido enmascarado, al humano que se apoya en una máquina que responde en función de la energía que transmita con su pedaleo y su control. Hoy día, pensé, todos los humanos somos híbridos del día a día. Uncidos a un trabajo, a unos aparatos y vehículos, a unos medios de incomunicación pseudoperiodísticos, a unas relaciones múltiples que tienen mucho de repetición de tiempos y movimientos, como en la ingeniería industrial aplicada a las fábricas que ajustaba unos y otros en pro de la rentabilidad y el beneficio. Miré a los carreristas pero no encontré a los hombres. Aunque el movimiento de sus piernas me suscitó envidia. Y las mías, mientras, generando poco a poco varices, me dije.
lunes, 8 de septiembre de 2025
Demasiado humanos por ser superanimales
Desbordado por la lectura de Humano, demasiado humano, del multifacético alemán de bigotes, ordinariamente denominado Friedrich Nietzsche.
"El superanimal. La bestia en nosotros quiere que se le mienta; la moral es la mentira necesaria para que no nos destruya. Sin los errores implícitos en las hipótesis de la moral, el hombre seguiría siendo un animal. Pero así se ha tomado por algo superior e impuesto leyes más estrictas. Por eso aborrece los estadios más próximos a la animalidad: por ahí ha de explicarse el menosprecio del esclavo como un no-hombre, como una cosa".
La bestia en nosotros quiere que se le mienta. Vivimos en una permanente mentira, en cualquier órbita de nuestra existencia; por lo tanto ¿seguimos siendo agitados por el animal primigenio que fuimos y seguimos siendo? ¿Nos conforma la mentira y nos reafirmamos en ella? Mitos, morales, religiones, ideologías, corpus doctrinales varios...nos contemplan por milenios.
La moral es la mentira necesaria para que no nos destruya. Uno creyó alguna vez en que había una moral buena y otra mala, pero en realidad siempre nos hemos conducido con y en la doble moral. Si la moral es una mentira necesaria para la supervivencia, ¿qué salida tiene quien no quiera aceptar el engaño vital? Consúltense los sinónimos tan precisos como adaptados a casuística que proporciona el lenguaje. A estas alturas no veo alternativa.
Sin los errores implícitos en las hipótesis de la moral, el hombre seguiría siendo un animal. Las hipótesis de la moral son siempre de interés, beneficio, imposición o justificación. Eso puede alejarnos del animal natural pero reafirma un animal superior. A este le hemos llamado simplemente humano. Un concepto equívoco, al menos si te dejas llevar por el peso de la moral.
Pero así se ha tomado por algo superior e impuesto leyes más estrictas. Lo superior como proceso de autosugestión y no solo de adaptación al medio y a la evolución. Las leyes, ¿están para acotar espacios, impedir interferencias o lograr fines que de ordinario nos enfrentan?
Por eso aborrece los estadios más próximos a la animalidad: por ahí ha de explicarse el menosprecio del esclavo como un no-hombre, como una cosa. Acabemos. Queremos alejarnos de condiciones penosas del pasado, pretenciosos de que no volveremos a ellas. ¿Estamos seguros? Por ahí uno se explicaría que no aceptemos a los inmigrantes pobres, no nos importen lo más mínimo las víctimas de los genocidios mundiales (el último sobre los gazatíes es un exponente al alcance de la vista), nos diferenciemos de nuestros paisanos más humildes y deteriorados en su supervivencia, o tratemos de mala o despreciativa manera a quienes nos sirven en los mercados por debajo del salario mínimo. Esa precisión conceptual de Nietzsche un no-hombre, como una cosa, ya está en la teoría sobre la alienación y enajenación humanas, desarrolladas por otro pensador alemán de luengas barbas cuyo apellido Marx tantos temen aún. La cuestión hoy día es que hemos aceptado el estado individual alienado, como si fuera un precio menor, y nos desborda, cuando no desquicia, la propia enajenación donde no somos nadie sino lo que nos dicen (obligan) que seamos.
Por lo demás, puedo estar errado, y qué. Leer a Nietzsche oxigena, y más cuando ya nada se espera personalmente exaltante. que cantaba Celaya.
*Ilustración de Tullio Pericoli
miércoles, 3 de septiembre de 2025
Fundido a negro
Un hombre mira a una mujer. La mujer se deja mirar y a su vez observa al hombre. Él rebaja el descaro con el que contempla. A ella no le importa el atrevimiento y sabe devolver la mirada con disimulo. El hombre es ahora pasto de su escudriñamiento. A la mujer le basta un instante para deducir -todo es arriesgado, no obstante- de su manera de vestir, de su actitud, de los rasgos físicos, de su capacidad de mantener la mirada cuando ella le reta. Le es fácil inferir de cómo es ese hombre, con su margen de error. Él no saca conclusión de su mirada, solo le habla el instinto. Porque él ha detenido sus ojos en ella con la delectación usual en los hombres, pero es ella quien desafía sin que él lo advierta. Todo sucede muy rápido, van a coincidir en su paso. Ambos retardan el avance, probablemente más el hombre. No dejan de mantener el pulso visual mientras avanzan. Creen, sobre todo él, que el tiempo se demora, que los movimientos se ralentizan, que está a punto de detenerse la vida. Naturalmente la imagen de vida se refiere al pasado. Y esa circunstancia de aproximación tensa, mantenida, podría ser un punto de inflexión respecto a todo lo vivido. El ruido de la calle aumenta. El tráfago de personas desborda. Ambos están a punto de verse superados. El hombre percibe cierta angustia. La mujer teme perder el control de una fijación con la que domestica al adversario. Han llegado al punto en que la línea del suelo iguala el plano en el que se encuentran. Por un instante él cree que ella se ha parado. A su vez la mujer teme que él no avance más. Un fundido a negro les salva de tener que decidir.
*Imagen de Maya Deren
domingo, 31 de agosto de 2025
Humanos: ¡El arte os vengará!
viernes, 29 de agosto de 2025
Resistente Neil Young (79 años) y su potente grito No more great again
miércoles, 27 de agosto de 2025
Muecas
domingo, 24 de agosto de 2025
Evasiones
miércoles, 20 de agosto de 2025
Contemplaciones
martes, 19 de agosto de 2025
Conmemorando al Federico que vive y habita entre nosotros
domingo, 17 de agosto de 2025
Lo enmascarado
Te veo apresurado, me dice Xiao. Voy al taller de máscaras, me queda poco para terminar la que estoy haciendo para la fiesta de la cosecha. Y no te lo vas a creer, pero por primera vez este año permiten temas libres. Hay quien sigue reproduciendo las mismas imágenes de genios, diosecillos o diablos de toda la vida. O quien todavía recurre a representaciones animistas, como si la naturaleza tuviera que tener rostros como nos place a los hombres. Yo elegí un tema más perturbador. Una cara que no se identifique, al menos en apariencia, con ningún humano ni con ningún personaje mitológico ni con ninguna fuerza natural. Cuesta imaginar tu máscara, Cao. Querré verla cuando la termines. Además tendrás que adjudicarla un nombre, ¿no? Ahí me pones en un aprieto, Xiao. Porque tal como llevo su modelado no solo va a confundir a los que la vean sino que me deja a mí mismo perdido. Te daré un avance. Es asimétrica, sus facciones no se corresponden, los órganos de la cara están exagerados. Hay prominencias desmedidas donde no existen en un rostro como el nuestro. No se sabe si ríe o llora. Si ama u odia. Si mira adentro o afuera. Si clama o si se muerde la lengua. Además la voy coloreando irregularmente, sin correspondencia alguna, siguiendo impulsos donde los colores no tienen los mismos significados que nuestros colores habituales. Seguramente sea repulsiva para la mentalidad tradicional. Y sin embargo a mí se me antoja más humana que las convencionales. Y más terrorífica que las que están sobradamente gastadas.
Cao, me tienes en vilo. Me dan ganas de ir contigo al taller. No, Xiao, prefiero evitar interferencias. Quiero una máscara que me salga desde dentro. Una carátula que exprese lo que sientan las vísceras y que no se ajuste a lo convencional. Quiero que mi propio enmascaramiento revele lo que se me oculta de mi interior a mí mismo. Y no me importa si dicen que es extremadamente feísta. O que expresa un alma torturada. O que retrata una personalidad degenerada. Si lo ven de este modo me reiré de todos, pues la máscara no solo les estará realmente ocultando mi manera de ser, aunque yo pretenda transmitírsela sin tapujos, sino que se estará apropiando de las suyas. Presiento que te dejo pensando y, sobre todo, intrigado, Xiao. Cao, me quedo dando vueltas a que si no será la fealdad lo que mejor expresa el trasfondo de una máscara. O simplemente lo que hay detrás o dentro de cada uno de nosotros, Xiao.
Mi amigo hace un gesto de confirmación con la cabeza. Ve ya, no te entretengas, dice, y que la inspiración o tus tripas te permitan terminar con acierto la máscara.
*La verdad es que me salió una máscara atípica, al menos, sí.
viernes, 15 de agosto de 2025
Lo casual
Tengo una duda, Xiao. ¿crees que hay algo que sea absolutamente casual? Yo también tengo mis dudas, Cao, y he vivido más que tú. He llegado a la conclusión de que lo que existe es la apariencia de lo casual. Siempre hay causas concretas detrás de cada suceso, aunque no las conozcamos. O, si prefieres, llámalo motivaciones, si lo que llega viene de mano humana. Lo que es obvio es que hay fuerzas que se desatan sobre los humanos y que directamente no se pueden modificar. Un rayo siempre será un rayo o un temporal un diluvio imparable o un movimiento bajo nuestros pies una sacudida que muerde la tierra, por ejemplo. Pero los humanos tenemos a nuestro favor un aprendizaje largo que nos debe permitir prever. ¿Que no siempre se puede? Dirás: es que no se ven venir ciertos castigos naturales. Pero tampoco es cierto pues la ciencia ha avanzado para hacer pronósticos cada vez más aproximados. Y gracias a ello se han frenado males mayores. Los hombres han echado un pulso continuo desde las primeras civilizaciones. Se han asentado en zonas fértiles aunque también tengan en muchos casos sus riesgos. Las casas no siempre se han levantado sobre terreno a salvo de desgracias. Los bosques no siempre se han cuidado. Las guerras no se han podido evitar en tantos casos. Las locuras de los malvados no son fáciles de parar a tiempo. ¿Quieres decir, Xiao, que solemos culpar a lo externo cuando no hemos hecho lo suficiente y a tiempo para impedir el azote de fuerzas naturales o humanas? ¿Que justificamos nuestros defectos y pasividades con eso que llamamos el azar? Mira, Cao, la discusión sobre qué hay de azar y qué de visión preventiva sobre un fenómeno o un acontecimiento es de toda la vida. Nunca nos pondremos de acuerdo en obtener una respuesta clara. Entonces, Xiao, ¿no sería más fácil y sobre todo más beneficioso dotarnos de medios y estar siempre alerta siquiera para que lo que directamente no podemos controlar reduzca el riesgo sobre nuestras vidas? Cao, vas aprendiendo a extraer tus propias conclusiones. Aplícate a ello. Descubrirás que tras lo fortuito, que dirán muchos, lo que hay es no querer o no poder tomar medidas a tiempo.
*Fotografía de Lalo R. Villar, tomada de El País de la edición del 15 de agosto.
miércoles, 13 de agosto de 2025
Lo sobrio
martes, 12 de agosto de 2025
Cuando Las Médulas -y otros entornos- veas pelar...
Señores visitantes: asómense al agujero de la vida un rato antes de que el infierno apagase el paisaje, devastara la naturaleza, condenara la herencia de otros hombres, ignorase el ingenio de ancestrales culturas, acabara con unos cultivos de las gentes de la comarca, insultase a la belleza y desplazara el sentido común.
Asómense a lo que fue una vez un ámbito heredado que debería servir para admiración, conocimiento y sabiduría, y no solo para compensar el aburrimiento de los veraneantes.
Contemplen lo que pudo seguir siendo si no se considerara el bien público con desprecio por algunos, con escaso respeto por otros, con dejación y poca intervención en sus cuidados por las autoridades.
Si han visto alguna vez la hermosura de la naturaleza recreada desde que los romanos actuaran sobre los montes para extraer el codiciado oro retengan aquella visión.
Aprovechen para reflexionar sobre los comportamientos de dudoso civismo de nuestros días que suele conllevar un concepto equivocado del disfrute colectivo. Sobre las privatizaciones que destruyen la riqueza de los bienes comunales. El paisaje o los restos monumentales e históricos no son una mercancía, aunque negocios varios y autoridades de todo tipo los estén convirtiendo en un producto al que sacar rédito, y cuanto más mejor (para algunos)
Resalto parte de las declaraciones -en cursiva- en el diario.es de Javier Sánchez-Palencia, arqueólogo, experto conocedor de Las Médulas:
lunes, 11 de agosto de 2025
Siempre serán Las Médulas
En la búsqueda de uno de los materiales de lujo de su tiempo, el oro, los romanos provocaron este paisaje casi extraterrestre. Se encuentra en la comarca de El Bierzo, en la provincia de León. Para obtener el oro los romanos ingeniaron sistemas y procesos de extracción a cielo abierto, que al derrumbar la montaña generó un nuevo paisaje, dejando estos pichachos y la creación de un lago artificial, el lago de Carucedo. Castaños, cerezos, robles repoblaron las laderas para beneficio de los pobladores modernos. El mega incendio de ayer destrozó todo, incluso algunos hábitats y, naturalmente, habrá cambiado la vida de las gentes del entorno. Habrá o no mano siniestra provocando el fuego, pero también probablemente abandono y falta de medios y prevención por parte de las autoridades de la Junta de Castilla y León.
En una semana dos incendios de impacto. La Mezquita de Córdoba y Las Médulas. Ya llegó el tirón de orejas de la UNESCO para el primer incidente. Probablemente llegue el segundo para la zona leonesa. Y es que no hay manera de que se extreme el cuidado y protección de los bienes culturales. Ambos incendios son señales de aviso graves para todo espacio cultural del país. A ciertos gestores que navegan en la extrema derecha habría que decirles: menos caza del inmigrante o del musulmán, y más defensa en este caso de la herencia histórica, que es pública.
Veremos en qué quedan las responsabilidades de la autoridad y en qué para el delito si hubo perversa intención de causar el daño. Pero para los que hemos apreciado siempre Las Médulas, para quienes nos hemos quedado perplejos no solo al contemplar el paisaje sino al conocer las técnicas de explotación romanas, Las Médulas seguirán. Mis mejores deseos de ánimo para todos los vecinos de los pueblos y aldeas de la zona. Larga vida y pronta recuperación, que la naturaleza se repone antes o después. La Humanidad, de sus errores o dejaciones, ni se sabe.