Lo consiguió. Su fuerza no era suficiente para derribarlo entero, pero lo marcó. Ahora todos sabrán que tú eres el apestado, le dijo sudoroso y con rencor agudo al apartar la faca. Los dioses pueden sentirse heridos, pero se reservan el sufrimiento y demoran el desquite. ¿Qué crees que has conseguido?, respondió el generoso protector de las artes al agresor, mientras se llevaba una mano a la mejilla. Mi herida sanará y si queda huella nadie me repudiará. Algo que, sin embargo, no sucederá contigo, pues vas a ser condenado al olvido. Todas las generaciones venideras sabrán que fui atacado pero nadie sabrá del atacante. Todos seguirán hablando de mi porte y mi dadivosidad, pero nadie acertará las razones que tuvo el insignificante mortal que osó lacerarme. Pero tú bien sabes del por qué de mi agresión, aún se atrevió a replicar el necio pendenciero. Lo sospecho, pues desde hace tiempo observaba que pretendías acercarte a mí, pero tu mirada torva te denunciaba. ¿Acaso pensaste que destruir la belleza ajena iba a generarte satisfacción y mejorar con ello tu apariencia? El agresor seguía plantándole cara al divino. ¿Por qué no? De momento me ha compensado ver que no eres tan perfecto. El insuperable rio. Tu miseria es notable, pero el veneno es tuyo y su digestión será nociva. ¿Piensas que la envidia apoyada con ira va a ser un recurso con grandes logros tu existencia? Además, te has quedado corto. El arañazo no es letal ni borrará mis facciones. Y no eres capaz de volver a intentarlo porque sabes sobradamente que para hacer ostentación de cólera, si fuera preciso, no me ibas a ganar.
Del frustrado mortal no se supo más. Al hermoso herido le siguen admirando los visitantes del museo que arropan día tras día a la imagen. La marca fue una anécdota que embellecía aún más la testa.
*Fotografía del Apolo da Baia, de Mommo Jodice.

La ofensa suele superar al ofendido, aunque sea una falsa ofensa.
ResponderEliminarSaludos
Toda una metáfora del intento vano de perdurar de los mediocres, que llegan para destruir lo que antes fue construido. Un abrazo
ResponderEliminarN'hi ha que com que no poden passar a la història, fer-se famosos ni sortir ni que sigui en cinc minuts a la tele, voldrien fer-ho com un que va cremar un museu, i que dona nom a un síndrome, el d'Eròstrat.
ResponderEliminarIgual o mejor que yo lo decís Helena y tú: Otro condenado a la damnatio memoriae...
ResponderEliminarChiloé
Hay marcas indelebles que dejan más huella que algunas ostentosas.
ResponderEliminarSalut
Parece que vino otro detrás y le hizo otra "caricia" a nivel mandibular.
ResponderEliminarPobres estatuas. Están expuestas a que cualquier desaprensivo las ataque, incluyendo las palomas de los parques con sus ataques aéreos y sus proyectiles en forma de excrementos. Triste destino ser estatua y no poder defenderte.
Algunas personas ansían destruir lo que es hermoso porque no soportan su mediocridad... Tienes razón, nadie recordará su nombre.
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