…a veces te sorprendes de lo que puede suceder en tu ausencia; la curiosidad que los insectos pueden tener, lo cual no significa que estén interesados en funcionar como los humanos; su capacidad de despliegue a través de nuestras habitaciones y de nuestros objetos; su fervor por avanzar, aparecer y desaparecer, en direcciones imprevistas para nuestra mirada; el desinterés aparente que muestran por nuestros quehaceres; su rumbo independiente y tenaz, únicamente torcido si una sombra que se cruza en su camino les disuade; su deambular calmo sólo puesto en guardia si perciben que algún movimiento de nuestro pie o de nuestra mano va a dirigirse contra ellos; su presencia permanente aun cuando para nuestros ojos no suponga visibilidad ordinaria; los hábitats que se procuran, a los que se adaptan; a veces fantaseo con los edificios concéntricos; edificios dentro de edificios, habitaciones dentro de habitaciones, sótanos bajo los sótanos; ese saber que ellos están ahí, y que aunque te agaches y mires debajo de la cama o por los rincones no aparecerán, pero ellos buscan pasillos paralelos, pisos diminutos que se encuentran bajo otros, rampas que se abren en intersticios de baldosas o de rodapiés; no tienen por qué salir necesariamente de noche, su tiempo no es nuestro tiempo; perciben el silencio, la paralización de los comportamientos humanos, aunque no siempre les preocupe demasiado; su audacia no tiene límites, debe ser por instinto de supervivencia, pero acaso también lo que nos parece osadía se trate exclusivamente de su conducta común; no es frecuente verlos pasear por teclados de ordenador, salvo aquellos que en el almacén de una empresa yazcan por obsoletos; ese intento de emulación loca por la escritura probablemente sea ajeno a sus intenciones; qué letras buscarán, qué sintaxis invisible estarán componiendo; el error humano reside ahí precisamente, en ver a las demás especies como si fueran proyecciones nuestras cuando, tal vez, nosotros somos proyecciones de las especies; el animalito que recorre vocales y consonantes ¿ensaya un aprendizaje o viene para enseñarme?; no tengo respuestas; cuando contemplo un insecto me desproveo de conocimiento, me siento acomplejadamente ignorante; no voy a hacer nada; que ella transcurra…
Dada la abundancia de especies y su extensión, pues los insectos abundan en todos los ambientes del planeta hay que saber que los tenemos cerca, en nuestro jardin, en nuestras paredes, sobrevolando nuestro aire.
ResponderEliminarA mi particilarmente no me agradan, pero algunos tienen tal fortaleza, que por ejemplo, las cucarachas,que serian capaces de sobrevivir a un ataque nuclear. de esta fortaleza si quiero ser aprendiz.
Reciba mis saludos.
Esa cuca es de acero, a ellas no les gustan las letras.
ResponderEliminarNo puedo remediar el asco que me dan si las mato, que no lo hago, pero ya me gustaría a mí ser tan supervivientes como ellas, o no sé si me gustaria, la verdad.
Ya ves , ignorante también y más que tú.
Está siguiendo el recorrido de los dedos por el teclado,siente curiosidad o intenta escribir su nombre, se llama Julia o Jimena...
ResponderEliminarLos BICHOS sienten los FONDOs y tienen que defenderse a su FORMA. Ese teclado tiene hendiduras, ante un ataque repentino se puede ocultar entre ellas.
ResponderEliminarBah....disgresiones formalistas, en el fondo ..... cada cual saque su conclusión.
Te mando una imagen reciente de uno de mis "concubin@s", lo digo porque lleva años compartiendo cubículo conmigo, de cuquis también tengo alguna imagen, pero será otro día. Estas no viven por aquí, la temperatura "non presta".
https://lh3.googleusercontent.com/-f6tSMIFYPwI/TleEhUK-3rI/AAAAAAAAq14/rlDzaRSMSzc/s288/Imagen1239.jpg
Patilibre, las cucarachas como todos los insectos vienen de muy antiguo, de otros períodos geológicos aunque modificadas, como todo, supongo. Además de la simbiosis que representan aunque nos cueste reconcoerlas, sonuna metáfora. ¿O qué crees que fue Gregorio Samsa cuando s enegó a ir a la oficina?
ResponderEliminarBienvenido y pasa cuando gustes.
No te fíes, Isabel, las cucas son listas y no tengo ni idea de cómo es su vida. Yo, en contra de la opinión generalizada, hace tiempo que las dejo por su cuenta si me las encuentro por el garaje o en la calle. A esta del ordenador, ¿cómo decirle que se fuera si estaba haciendo sus pinitos informáticos?
ResponderEliminarAh, Balbi, vete a saber. No creo que las letras le digan nada especial como letras. Tal vez sea un aroma en una tecla u otra, un pringue de mis dedos después de haber comido chocolate, no sé.
ResponderEliminarRealista tú siempre, EmeJota. Y las hendiduras están ahí, desde luego. Ese insecto de la foto, ¿es de tu colección privada o se crían entre el teclado?
ResponderEliminar(Lo que le digo a Libre: deberíamos pensar más en lo cerca que estamos de ser en cualquier momento Gregorio Samsa)
No he podido olvidar la imagen de esa cuki a lo largo de este tiempo. Patitas metálicas, ¿son ortopédicas? ;)¡Seguro que está amaestrada para teclear!
ResponderEliminarEl mio es real como la vida misma y recientemente fotografiado, a raíz de tu cuki..... para que no se sienta sola. Ja,ja;)
Por supuesto que estamos bien cerca de Gregorio Samsa, unos más que otros y mucho más de lo que otros se creen. Beso.
No he podido olvidar la imagen de esa cuki a lo largo de este tiempo. Patitas metálicas, ¿son ortopédicas? ;)¡Seguro que está amaestrada para teclear!
ResponderEliminarEl mio es real como la vida misma y recientemente fotografiado, a raíz de tu cuki..... para que no se sienta sola. Ja,ja;)
Por supuesto que estamos bien cerca de Gregorio Samsa, unos más que otros y mucho más de lo que otros se creen. Beso.