Me encuentro entre papeles aquellas líneas del poeta. No tuve tiempo de preguntarle si es que era debido a que comprendía tan bien la contingencia de los individuos por lo que elegía a la mosca como espejo de nuestro acontecer. O bien si le fascinaba de tal manera el vuelo repetido de esos insectos dípteros que, para explicárselo, se fijó en la recurrencia obsesiva que hace crepitar diariamente a los humanos. Fueron aquellas imágenes de ríos, todas ellas nutriéndose de nuestros deseos subterráneos, las que me dieron la clave. Aguas que a todas horas dibujan el perfil de cada ser sediento. Aguas que nos llevan y nos traen, donde perecemos con frecuencia. Sin sentir plenitud.
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Hace 55 minutos
me gusta. esa imagen del río. ese deseo nocturno. humanamente insaciable. vago. solitario.
ResponderEliminarimàgenes del -panta rei- de la vida que corre como las aguas.
ResponderEliminarun saludo, me ha gustado la gràfica de la nota a mano.
Tormenta. Un poeta como Cernuda sabe expresar lo que yace y subyace en cada ser. Disfruta sus versos, yo los medito.
ResponderEliminarGracias por pasar.
Ese flujo interminable y revuelto, donde bebemos sin saciarnos jamás, soledad de soledades. Un saludo, Blas.
ResponderEliminarQué aguas tan indiferentes...
ResponderEliminarNo se, no se. Habría que ver el estado emocional del poeta en esos momentos. A lo largo de una vida la falta de plenitud es una justificación lo suficientemente razonable como para ponerse a buscarla. Seguramente, cuando se cree que se ha alcanzado, algunas personas vuelvan a sentir un nuevo vacio. Ahí ya entra en juego la dinámica personal unida a las circunstancias de cada cual. Beso.
ResponderEliminar¿Tan indiferentes, Ataúlfa?
ResponderEliminarEmeJ. Tal vez porque se persigue lo inalcanzable, ¿verdad?
ResponderEliminarHola, Fackel, hacía bastante que no pasaba por aquí, pero valió la pena volver, un texto de esos que me dejan reflexionando, cosa no muy común en los blogs.
ResponderEliminarAbrazos.
HD
Humberto, es que hay poetas sobre los que sustenta el mundo. Por supuesto, no se trata del mundo que ordenan los mercados ni del que patrimonializan las iglesias ni del que pretenden los fanáticos irredentos. El mundo tiene que ser algo más y estar tocado por el don de la esperanza.
ResponderEliminarAbrazos, hermano.