…despertarme con una de esas noticias que me irritan sobre manera; un hecho donde lo simbólico y lo real apenas se distinguen, la tortura ejercida sobre el caricaturista sirio Ali Farzat, por su trabajo satírico en la prensa; veo su foto yaciendo en la cama con las dos manos vendadas, quebradas a golpes, y el rostro amoratado; obra de los energúmenos del sangriento mandamás El Asad; ¿quién había desestimado la función expresiva y crítica de la caricatura?; qué grande es el mundo para los que optan por arrebatar el poder a los dioses de las tinieblas y crear sentido y belleza; qué pequeño para quienes no conocen otro poder que el que les brinda el dinero y las armas; qué hermosa la generosidad de quién arriesga hasta el extremo el ejercicio humano de la libertad y de la expresión; qué valor sincero el de quien utiliza su literatura, su música, su dibujo, su prensa, su blog …para hablar por los que no saben y no pueden utilizar estos recursos; qué habilidad la de quienes convierten el grito desesperado de los humildes y desalojados en imagen que les eleva y les aproxima a alguna forma de liberación; hete aquí cómo una irritación particular sobre un hecho que puede parecer ajeno a mi vida inmediata puede conducirme a comprender y admirar el impulso de los que arriesgan; la belleza está ahí, no porta los cánones de Miguel Ángel, pero seguramente sí los de Goya; me pide el cuerpo hacerme preguntas tipo ¿qué hacemos cada uno de nosotros para preservar y potenciar nuestra libertad?; me pide el cuerpo, me pide el cuerpo…
(Ali: ponte bueno y sigue creando; ningún dios monoteísta iba a hacerlo mejor)
La mirada de Ali Farzat, en una cama de hospital, duele y llena de impotencia, incomprensión.
ResponderEliminarSus manos ya no están, como puede un artista tomar conciencia de este hecho?
Su grito debe hacerse eco, ser asumido y mantenido en el aire por todos nosotros.
El aullido interno rasga las membranas más delicadas, pero no se ven, están ocultas. Algún día pariran.
ResponderEliminarBalbi, se agradece saber que hay alguien más en este mundo (incluido el bloguero) que se sensibiliza ante ciertas barbaries. No sé dónde vamos (la insensibilidad y el silencio es la justificación de los energúemenos)
ResponderEliminarEmejota, que el destino te escuche, porque si no...
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