Está bien y no está bien, dice Judit devolviéndome las cuartillas. No ha tardado apenas nada en leerlo y no me he resistido a preguntar. ¿Se lo ha leído todo ya? Me responde lacónica. ¿Lo dudas? Está bien escrito, lenguaje claro y preciso, todo el mundo lo entenderá. Pero encuentro tibios tus planteamientos. Se debe escribir para incentivar y no para frenar, ¿no?
Judit es de pequeña estatura, morena, flequillo travieso y mirada que va más allá de uno. No, no es actitud prepotente sino un ejercicio de autodefensa con la que intenta salvar su nervio precipitado. Me gusta su tuteo aunque apenas me conoce. ¿Es una manera de lo que supone ella derribar reglas de clase o de obligar a ponerme a sus pies? Me contagia su estilo. Ya me habían advertido que eras muy radical, me defiendo. Su instante de calma es efímero. Sal a la calle y di a los que están soliviantados que aquí no pasa nada, que se vayan a casa, que ya procurarán por ellos los mismos o parecidos a los que ya anunciaron antes que iban a solucionarlo todo. Presiento que me arrastra a su terreno. No pretendo en el artículo detener nada, solo pido cordura y claridad en lo que se hace, exclamo con el tono más templado que puedo. Judit me sigue provocando. ¿Por qué esa actitud? ¿Porque su militancia activa le impide dialogar con quienes considera templados en el mejor de los casos? Mira, tengo la sensación de que escribes como si estuvieras en la cápsula de tu Josty, y allí no se entiende nada. Me dan ganas de saltar y decirle: no entenderán otros pero en aquel gueto de gente bien yo tengo mi propio aislamiento. Me lanzo. Allí pienso, Judit. Observo y reflexiono. Doy vueltas a las informaciones sobre la insurrección en marcha. Leo y repaso sobre experiencias pasadas y sobre otras insurgencias, de las que la mayoría no triunfaron. Judit me interrumpe. Ah, todo muy cómodo, ¿no? ¿Con eso te basta? Creo que Judit me ve encogido si no apocado ante su insistente tenacidad. Conocer otras experiencias no es algo inútil, digo irritado. Entender lo que sucede ahora no se resuelve lanzándose al vacío. Lo creas o no, yo estoy con vosotros. Sería también para mí una frustración si todo fracasa. Judit se agita más. Entonces, ¿por qué no das acción a tus palabras y transmites no solo esperanzas vanas sino un cierto fragor que todos entenderán?
Por cansancio o por prudencia enmudezco. Ella también. La mujer ha abierto los ojos de par en par. Una mirada aguda, el destello que irradia una simpatía que ella protege tanto cuando argumenta con dureza. Por un instante me parece haber perdido el hilo de nuestra discusión. Son sus ojos los que me echan un pulso. Es su boca pausada ahora, perfectamente delineada, la que me habla. Son sus manos posadas sobre la mesa, dedos toscos y resecos, su condición de obrera que muestra con orgullo, las que me reclaman. ¿No dices nada?, me espeta de pronto. Debería leer el artículo Else, sentencio brutalmente.
*Fotografía de Lotte Jacobi
Else siempre presente, impregnándolo todo desde la distancia.
ResponderEliminarSaludos.
Creo que todos los personajes se retroalimentan, y es que uno no puede escapar ni de su yo y ni de su circunstancias, tan decisivas estas para el primero.
EliminarNem sempre é fácil manter uma certa imparcialidade... descrever os factos tal como eles se apresentam... deixar que os outros respirem o seu próprio ritmo....
ResponderEliminarNo fundo, ninguém escapa totalmente ileso dos acontecimentos...
Beijos e abraços
Marta
¿Imparcialidad? ¿Existe eso en la vida real? Se puede escuchar más o menos y valorar mejor o peor cualquier asunto, pero ¿cómo ser imparcial, objetivo o neutral cuando cada cual está ya en una circunstancia a la que se aferra o a la que se ha visto conducido? Pensemos en ello. Tal vez la alternativa podría ser dialogar con ciertos distanciamientos, no considerar que aquello a lo que hemos llegado es inmutable o inmodificable. Pero cuesta tanto dar el salto...
EliminarTrasmites una imagen des Judit muy sugestiva, ¿es real o imaginaria?
ResponderEliminarNo sé, pongamos que solo sugestiva, que quede a la percepción de cada cual.
EliminarNo sé si mencionar a Else es para frenar los argumentos de Judit o para frenar esa atracción que siente hacia sus ojos y su boca...
ResponderEliminarSigo con la duda de si la mujer con quien habla en el presente, que en principio doy por supuesto que es Else, pudiera ser Judit.
Y ahí me surge una duda: ¿tienes la historia ya completa en tu mente, incluso ya escrita, o va formándose según vas publicando y vamos comentando?
Besos
Muy aguda tú. Tanto en la primera parte como en la segunda.
EliminarNo creo que nadie que escriba tenga una idea completa de lo que va a parir. Como mucho líneas generales y por dónde quiere andar. Y te diré más: es más emocionante y entretenido (para mí mismo) ir a salto de mata, al fin y al cabo solo es un ejercicio, una serie de ocurrencias.
Pues a mí me gustan tus personajes cuando hacen como el calamar, que cuando se sienten amenazados echan tinta para despistar a los demás…
ResponderEliminarChiloé
Los humanos entintamos con nuestros medios, pero no sé si no estaremos a la zaga del calamar en eso de responder o protegernos de las amenazas.
Eliminar¿qué fue antes, la foto o el texto?
ResponderEliminarEl texto, la foto está para 'iluminar' la entrada, no tiene por qué responder al texto (por qué será que te intriga)
Eliminares un retrato magnífico, evocador... la mirada, la personalidad del flequillo, la mano con el piti--- todo
EliminarLa mujer de la imagen que tan bien retrató Lotte Jacobi es la actriz y cantante Lotte Lenya; es una imagen icónica, pero no tiene que ver con el relato.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarúltimamente me aburren sobremanera los artículos de los periódicos. Lo último que he leído es uno en El país sobre los resultados en matemáticas de no sé qué organismo internacional en primaria. Por cierto, Castilla y/con/sin León dale bien parada. Murcia, ni aparece.
Salu2.
Pues no te digo a mí, pero hay que elegir, seleccionar en esto de los artículos. El tema educativo me pilla grande hoy día, son otros tiempos para mí.
Eliminar