¿Sabes algo de lo que más agradezco en este reencuentro? Que no hayamos hablado todavía de nuestros males...llamémoslos físicos. Me he echado a reír estrepitosamente ante esa valiosa aportación de Else. Pero si estamos casi enteros, digo sin rebajar la risa cómplice. Un tema tan recurrente como excusable a nuestras edades, ¿verdad?, dice. Ese y el otro. ¿Cuál otro?, me hago el despistado. El otro, el que nos obsesiona cada días más, el que ha transcurrido a nuestro lado desde hace décadas. Desde aquella revolución frustrada a la debacle patriótica y al desastre consecuente. Y el goteo de tantos que sobrevivieron a penurias y persecuciones, pero no escapan de sí mismos. Porque también sucede por razones que suelen llamarse naturales. ¿Recuerdas la frase tópica de los periódicos: murió de muerte natural? Debía resultar excepcional morir por su propia llamada interior, que no únicamente por las carencias elementales o por la devastación. Creo que mi sonrisa en este momento se ha vuelto más cínica y ella me devuelve la suya con el mismo rictus. Ya, lo natural y lo accidental, ¿dónde la frontera ante un acontecimiento personal que no sabe de categorías del lenguaje, Else? ¿Tú crees que hay misterio en la muerte?, dice. No, ninguno, me apresuro. Los misterios son siempre una ficción, es solamente la manera de nombrar lo que aún no conocemos. Pero aquello de lo que hablábamos de jóvenes, lo del éros y el tánatos, como un gran descubrimiento, ¿hasta qué punto no son conceptos misteriosos? Y ya sé que es algo que anida en nuestro interior desde que nacemos. Else, nos gusta conceder a esos términos una calidad superior a la que tienen, ¿sabes por qué? Porque la vida es insatisfacción, por más que consigamos algunos logros y ciertos placeres, y nos devora contantemente el deseo y nos golpea cada día el miedo. Son nuestras emociones las que convierten en algo sacro lo que no son sino manifestaciones naturales, inevitables, con sus límites y en ocasiones con su brutalidad. Eso lo sé, y Else se recoge sus cabellos aún frescos. Pero tú, ¿qué crees?, ¿qué son más poderosos, los sentimientos de amor o los de la muerte? Mi risa es esta vez más incisiva. Se alimentan unos de otros, Else; ya sabes, los vasos comunicantes.
Else aún conserva un cuerpo que no ha perdido los perfiles sugerentes de su juventud. Detecta que la observo, que me complazco en su silueta. Qué miras tanto, se queja con una coquetería mal disimulada. Ya no soy la que te volvía loco de concupiscencia. Aquella mirada aún la conservo, le digo con dulzura, y noto que mi cuerpo se deja afectar todavía. Me aproximo a ella. Me mira como si dudase de sí misma.
*Dibujo de Edward Hopper
Mientras se conserva el deseo, se está vivo. P'alante que diría MAR.
ResponderEliminarSaludos.
No me cabe duda de que ciertas pasiones, emociones y curiosidades que se conservan y si es posible se alienten da razón del vivir.
Eliminar(El tipo de las siglas, si es quien imagino, mejor lo dejo como innombrable)
El cuerpo nos traiciona, la mente se deteriora... llamar natural a todo eso no deja de ser un chiste cruel, la asunción de una derrota. También perdemos la visa, pero mientras conservemos la mirada aún hay esperanza.
ResponderEliminarDebe ser la naturalidad del deterioro o, poniéndonos sofistas, la naturalidad de la accidentalidad. La vida es un empeño casual donde las reglas universales no se ajustan necesariamente a las individuales. Pero la curiosidad de saber llegar y cómo y de qué manera también es apasionantes. Que sea del mejor modo digno.
EliminarCuando se es joven te crees indestructible, la muerte no existe; la muerte la empiezas a otear a determinada edad, cuando crees que te queda menos por delante que por detrás y conforme pasan los años, esta la vez mas cerca y mortifica.
ResponderEliminarEn la infancia y juventud somos espíritus puros. Yo me di cuenta por primera vez que no lo era del todo cuando con 27 años tuve un cólico nefrítico cojonudo. Pero aprendemos a hacer currículum de los avatares de la salud. La muerte la oteas, si no es tu propio caso, cuando van desapareciendo amigos de tu edad y entorno.
Eliminaresos trazos negros, tan libres, sin apenas precisar, que apenas delimitan a los protagonistas pero que ambientan con precisión el espacio que los rodean, (¡grande Hopper!), me evocan esos reencuentros que comentas, incluso otros fortuitos , esos que en minutos, profundizan en todo una vida, y dejan huella imborrable.
ResponderEliminarLos encuentros fortuitos pueden ser grandiosos, aunque duren unas horas o un día y una noche. Tienen algo de quintaesencia que acaso desaparecería de establecerse una relación duradera.
EliminarA vida e a morte cruzam-se... comunicam entre si... e são os dois poderosos....
ResponderEliminarPorque um não existe sem o outro...
Interessante como sempre....
Beijos e abraços
Marta
Vasos comunicantes, Marta, retroalimentación.
EliminarEse tipo de diálogo es cada vez más oridnario en personas de edad avanzada, en parte porque comparan con el pasado y sus aptitudes y también porque su escepticismo bate récords, salvo en los que van todavía de soñar con dioses y vidas eternas, buscando conciliar sus miedos.
ResponderEliminarSaludo. Ander
Pues sí, Ander, lo voy comprobando, llevamos una temporada en que los amigos y algunos familiares introducimos el tema de modo desdramatizado pero recurrente en nuestras conversaciones.
EliminarLeí en una ocasión una esquela , ya hace tiempo, donde ponía "murió de una enfermedad leve". Parecía un chiste de Gila.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas, también noto que la cosa va hacia adelante, se me está muriendo mucha gente conocida, y eso es señal que todo se va engranando.
Solo hay que tener paciencia, pues de llegar, llegará.
Salut
PD: Estaré esperando el edificio del que has hablado, o las coordenadas, tengo curiosidad por observarlo.
Es que los chistes de Gila eran pura vida, nada irreal. Por mi parte, tengo toda la paciencia posible mientras uno no reciba alguna estocada decisiva.
EliminarLo natural es morirse, los que no lo hacen se callan como unos p...
ResponderEliminarSomos accidentes de la naturaleza; accidente fue nacer; accidente, por las causas que sean, morir. Somos, pues, viajeros accidentales.
EliminarEntiendo: descartada Judit. Me ha quedado muy claro que se trata de Else, jajaja.
ResponderEliminarYa llegará el momento de tánatos. Mientras tanto eros se hace presente y no para alargar la conversación, parece. Una frase que me gusta es "hasta la muerte, todo es vida".
Besos
Siempre hay que elegir.
EliminarDe ser esta Judith la historia habría episodios con otro contenido. Claro que en esto de ejercitar ocurrencias se puede hacer siempre otra paralela. O por ejemplo, que tam,bién Judith hubiera sobrevivido, pero eso sería demasiado azar favorable con la de millones de muertos y desaparecidos (para el caso, ídem) que hay por el camino.
Esa frase que te gusta es perogrullo puro, pero perogrullo suele ocultar sentido lógico.
La muerte forma parte de la vida aunque nos neguemos a verlo. Maravillosa Else y tus relatos.
ResponderEliminarUn abrazo, Fackel.
Es una fase como la del nacimiento, ni antes hubo nada ni después lo habrá, para todo ser vivo. Como nos gusta vivir, con mayor o menor apego, dependiendo de la calidad de cada uno, rechazamos la idea de desaparecer. Y vienen miedos, angustias, etc. Pero ahí está y cada cual debería saber cómo percibir y asumir la circunstancia, ¿no crees, Rita?
EliminarSe suele hablar de la muerte como si se tratara de un instante, cuando en realidad es un proceso que dura toda la vida. Cuando llevas 75 años muriendo, todo te parece indicar que finalizar el proceso es bastante difícil y agotador. Quizás por eso (agotador) lo llaman agonía.
ResponderEliminarBien; y ahora, sigamos muriendo.
Supongo que todo es cuestión de matices. La biología dice que desde que se nace va habiendo deterioro, muertes celulares, transformaciones, etc., ignoro si es correcto del todo. Puede ser un poco arriesgado decir que se lleva 75 años muriendo, eso nos llevaría a considera que vivir es morir, la vida es muerte, un poco llevar al absurdo todo, pero realmente lo absurdo está latente en nosotros. Un hombre que sufre un ataque al corazón (conozco varios casos de amigos) ¿muere de repente como suele decirse? ¿O no llevaba muriendo desde que secretamente las arterias estaban cada vez más obstruídas por razones metabólicas y etc.? Son maneras de enfocar el tema. Y luego, por razones técnicas llega un momento definitivo, aunque haya estado padeciendo una tortura física por cáncer durante meses o años, en que pum, todo c'est fini. Puedes seguir muriendo, si eso te place, hermano. Aunque habiendo otras morts douce o petite mort yo no dudaría.
EliminarSaborear los pequeños placeres de la vida... que luego llega la muerte.
ResponderEliminarAlgunos dicen: vivir como si no fuera a haber un mañana.
EliminarFáckel:
ResponderEliminardichoso el que recala en una conversación interesante.
Las de Else son muy amenas.
Salu2.
Creo que quien más o quien menos ha participado en conversaciones interesantes, amenas, enjundiosas. Algunos hemos tenido la fortuna de haber abundado en ellas, pero también hemos soportado conversaciones banales y oscuras. De ahí que hoy dia el vocerío y la imposición no nos atraiga a esos mismos. El diálogo en tiempos oscuros fue una de mis educaciones sentimentales, que diría Vázquez Montalbán.
Eliminar"La mort és un deute que tothom ha de pagar", he llegit fa poc a una novel·la recent sobre la primera guerra mundial, In memoriam.
ResponderEliminarTambé recordo una pel·lícula on es deia que igual que es mor de vell, es pot morir de jove.
Tot i aquest tema, aquesta entrada la trobo molt bonica.
El tema muerte da juego en diálogos y en literatura. Quien más o quien menos de los escritores que introduzcan la muerte en sus novelas hace hablar c los personajes con alguna clase de frase que s epretende ingeniosa. Con pensar simplemente que la muerte es el clic de desconexión natural sobran todas las demás consideraciones ocurrentes, así que no sé si es una deuda, un vasallaje por haber vivido o el drama que todos temen. Lo importante es no darle vueltas al magín respecto al tema y decir como Montaigne: "que la muerte me encuentre plantando mis coles, pero despreocupado de ella", etc.
Eliminar