Mi amigo muerto y yo paseábamos juntos. Al mostrarle un paisaje él me respondía sin aspavientos que no podía sentir nada. Entonces le proponía: sentirás a través de mi mano, verás con mis ojos, olerás por mi nariz, escucharás haciendo tuyos mis oídos, etcétera. En ese momento el rostro de mi amigo denotaba satisfacción y seguíamos caminando.
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Hace 2 minutos
Hermoso.
ResponderEliminarMe da paz y a la vez me angustia. ¿Qué hacer con los que aún no han muerto?
Pues que aunque son más incómodos (según se mire) hay que tratarles, no obstante algunos de ellos parezcan muertos. Gracias, Sofía.
EliminarQué guapo. En efecto, cuánto haces vivir también a través de estas letras ...
ResponderEliminarUn saludazo
Letras que se escapan de alguna parte que no controlo y quieren estar presentes (sus significantes ils sont ici)
EliminarTambién pasa que cuando el espíritu de un muerto nos acompaña, mejor si es amigo, poco le importa sentir, es más probable que sea él quien nos enseñe a ver de otra manera la realidad.
ResponderEliminarY lo logra, lo logra. Nos proyectamos a través de ellos, nos ofrecen claves que antes no tuvimos, nos obligan a una sinceridad ahora que no están y que ya no podemos sentirnos obligados, como antes, a ocultarla. Es interesante, puede que sea el tránsito del tiempo y solo por la invitación a reflexionar que nos traen, bien estemos dormidos o despiertos, merece la pena dejar pasear a la memoria, con cualquiera de sus rostros.
EliminarMuy loable pero usted bien sabe que ello no resulta posible por muchos cantos de sirena que se entrelacen por el eter. Palabra de cometa.
ResponderEliminar¿Que no es posible? Piénsatelo. Palabra de planeta.
EliminarOh, qué regalo le diste. ¿Sabes que los muertos adoran visitarnos en sueños, no? :)
ResponderEliminarBueno, no sé si ellos adoran visitarnos, pero nosotros nos sentimos muy halagados cuando lo hacen, incluso a veces, al salir del sueño, pensamos con un egoísmo torpe: pero ellos están muertos y yo no (ya te digo, torpe y banal)
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