Parece una autopista llena de coches...Pero es un muro. La autopista llena de coches también lo es: algo que impide avanzar, que congela el movimiento. Delimita espacios: dentro y fuera. Sitúa y separa. Lo hacen los hombres marcando espacios, para sentirse seguros en un lugar. Pero el tiempo es nuestro espacio verdadero, tiempo que se escapa, sin que valgan muros.
Esto ya me descoloca, amigo. No sé si sigue siendo también una televisión o se trata de la visión del resto del mundo. ¿La pared del mito viejo platónico de la caverna se ha quedado en un muro de ladrillo?
Eso sería que al final resultaría bastante opaco el reflejo de nuestras vidas. Y tú eres demasiado vitalista como para creer en ello o no?
Ya que lo dices, Portinari, te lo revelo: a veces me da por llevarme a casa un ladrillo de una casa vieja en demolición. Y te juro que pesan lo suyo. Pero me encanta su tactilidad. Ya ves.
Por cierto, ¿sabes que hace tiempo se usaban los ladrillos para calentar las camas en invierno? Pregunta, pregunta a tus abuelos.
"Yo he elegido ser un poeta troyano. Pertenezco decididamente a la facción de los perdedores: los perdedores, privados del derecho a dejar huella de su derrota, privados hasta del derecho a proclamarla. Ahora bien, acepto la derrota, no la rendición". Poeta palestino Mahmud Darwish.
EL PASEANTE VALLISOLETANO
LAS FRANCESAS. UN CLAUSTRO CONVENTUAL DE LUJO DE HACE SIGLOS INCRUSTADO EN LA ARQUITECTURA DE HOY
TÚ, LA EVANESCENTE
El alma condenada. De Bernini a Bartolozzi
CHITÓN
El mar de Aral
LA SILLA DE K
TAKLAMAKÁN
DICHOS Y CONTRADICHOS
LA DAME AU CHIEN
EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA
"-¡Ay! -respondió Sancho llorando-. No se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo, y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía."
Vetusta solidez
ResponderEliminaraparejo inocente.
Sencillo ladrillo
sustentas un techo.
Tronco de árbol protector
cobijas mil vidas.
Nido de pájaros humanos
cálido
tosco
fiel
Parece una autopista llena de coches...Pero es un muro. La autopista llena de coches también lo es: algo que impide avanzar, que congela el movimiento. Delimita espacios: dentro y fuera. Sitúa y separa. Lo hacen los hombres marcando espacios, para sentirse seguros en un lugar. Pero el tiempo es nuestro espacio verdadero, tiempo que se escapa, sin que valgan muros.
ResponderEliminarLo contrario a una ventana.
ResponderEliminarPero tambien, donde ésta se sustenta.
Salud, hermano constructor.
Tear up the wall decía Pink Floyd (algo así como "hacer pedazos el muro")
ResponderEliminarA mí me gustan a veces los ladrillos.
Esto ya me descoloca, amigo. No sé si sigue siendo también una televisión o se trata de la visión del resto del mundo. ¿La pared del mito viejo platónico de la caverna se ha quedado en un muro de ladrillo?
ResponderEliminarEso sería que al final resultaría bastante opaco el reflejo de nuestras vidas. Y tú eres demasiado vitalista como para creer en ello o no?
¿El muro de la percepción?.
ResponderEliminarLagave, cuánta sugerencia. Hasta del ladrillo surge el alma poética. Me alegro. Gracias por el estímulo.
ResponderEliminarBuena noche.
Pues sí, Pachi, la semejanza que señalas es bárbara. Se admite la imagen.
ResponderEliminarLa ventana, el vano. La pared, la opacidad. Aquí domina lo opaco, obviamente. Tu relación entre los elementos es deseable.
ResponderEliminarBuena noche.
Ya que lo dices, Portinari, te lo revelo: a veces me da por llevarme a casa un ladrillo de una casa vieja en demolición. Y te juro que pesan lo suyo. Pero me encanta su tactilidad. Ya ves.
ResponderEliminarPor cierto, ¿sabes que hace tiempo se usaban los ladrillos para calentar las camas en invierno? Pregunta, pregunta a tus abuelos.
Juanjo, no vas descaminado. Y mi vitalismo que dices no está exento de los bofetones y el viento.
ResponderEliminarSalud, protégete.
Tula. Siempre es un muro de percepción. Pero no tengo intención de que sea ningún muro de lamentaciones.
ResponderEliminarAgudísimo tú.