Helmut me recibe en la taberna que frecuenta con una sonrisa inhabitual. Me ha costado llegar, me justifico. Demasiado ruido y algunas calles cortadas por la policía, aún tan prusiana. No importa, ha hecho bien en cuidarse, asiente el editor. Le encuentro radiante y sin el ceño de otras ocasiones, así que dejo que hable. ¿Sabe usted? Me ha sorprendido mucho su artículo. Para ser un intelectual recóndito y supuestamente aburguesado usted dice cosas sustanciosas y plantea cuestiones más próximas a la acción directa que a las teorías bonitas que luego no se sabe cómo llevar a la práctica. ¿Lo ha leído Else? Me sorprende la pregunta, cuya intención prefiero no juzgar en este momento. Hace días que no veo a Else, digo tajante. ¿No ha aparecido por el Josty?, insiste. Pues me preocupa, porque si ni usted ni yo nos hemos encontrado con ella últimamente es que puede estar teniendo alguna dificultad. Sospecho a qué se refiere pero no quiero incidir. Su mirada me escruta y yo callo. Centrémonos en su escrito, dice rompiendo el instante de tensión. Me gusta su estilo porque desciende al barro, pero lo hace de manera indirecta. No incita, solo sugiere. No provoca, da elementos de juicio para que los lectores saquen sus propias conclusiones. No hace llamadas incendiarias, deja que cada cual compruebe quiénes son los verdaderos pirómanos en esta sociedad podrida. Es muy medido en su exposición. ¿Cómo se lo tomarán los lectores? ¿Lo verán sinceramente templado o agudamente sibilino? ¿Lo considerarán un híbrido entre el pensador de salón y el escritor de libelos? ¿Valorarán sus planteamientos reflexivos cuando todo parece ir demasiado rápido y sin que se atisbe un freno? Helmut hace una parada en sus interrogaciones. Luego alza su mirada de los papeles y me observa fijamente. Lo suelta de repente. Para tener una apreciación más amplia del texto se me ocurre que podría leerlo Judit. ¿Sigue sin conocerla? Se lo pasaré hoy mismo a ella, aunque no crea, no es mejor juez que Else a la hora de valorar. Le vencen sus urgencias excesivamente radicales. Pero no habremos perdido nada con solicitar su opinión. Algo se rebela dentro de mí y no me callo. Puede intentar localizar a Else, digo con una prudencia mal reprimida. Puedo intentarlo, y cuantas más opiniones del círculo íntimo tengamos será mejor. Pero usted no deje de escribir, continúe fluyendo, y no tema caer en lo descabellado, aunque no creo que tal actitud quepa en esa mente controlada que posee. Interrumpo a Helmut. Usted lo ha dicho antes. Todo va demasiado deprisa, la gente quiere direcciones seguras, sí, pero sobre todo indemorables. Puedo ser contagiado por la corriente más impulsiva. Helmut está a punto de decir algo, pero deja que se expresen por él sus facciones relajadas. El brillo sanguino y excitado de sus ojos me está pidiendo más.
*Fotografía de Alexandr Rodchenko
Mi cerebro es, cada día que pasa, más parecido al concreto. Maleable si está húmedo y rígido si está seco. Helmu y Else se han convertido en una secadora centrifugadora y ya no soy capaz de decirte nada. Bueno si; mandarte un afectivo saludo.
ResponderEliminarEn estos tiempos (aquí pon el calificativo que quieras) valoro extraordinariamente un saludo afectivo y atento. Valga por ello en viceversa.
EliminarBueno; eso y avisarte de que contesté a tu demanda planetaria.
ResponderEliminarTengo que informarme un poco más del tema, lo he tenido abandonado.
EliminarY con Else desaparecida, aparece Judit. ¿Que debe estar tramando Helmut?
ResponderEliminarSaludos
Creo que ni él lo sabe.
EliminarLos ciudadanos de a pie nos sentimos reconfortados cuando alguien honesto y contundente interpreta -publicando- nuestros sentimientos y necesidades en medio del avance de los retrógrados que logran instalar sus demencias casi sin oposición.
ResponderEliminarSí, pero no es fácil hallar en nuestro entorno ideas con valores que reconforten, y no me refiero a valores integristas y retrógados, por supuesto, de falsa moral y excesivo control. Creo que hoy la gente se controla de maola manera por las redes sociales unos a otros, y se adoctrinan y ya sabes un ciego guía a millones de ciegos.
EliminarTengo dudas sobre las verdaderas motivaciones del protagonista para escribir, como si la ausencia de Else en la ecuación le quitaran las ganas.
ResponderEliminarAl leer que Helmut pediría la opinión de Judit me asaltó la duda: a ver si estoy equivocada y conocer a Judit lo cambia todo. No quisiera, jeje, me gusta mucho Else.
La historia me tiene atrapadísima
Besos
Pues yo también las tengo (las dudas del escritor) Pueden ser de diferente tipo sus razones de colaborar, y lo que estaba sucediendo arrastraba. Los mundos en ebullición están siempre plagados de atracciones y rechazos, de impulsos y errores. No sé.
EliminarAcho que o objectivo será " ensinar" a forma de pensar....
ResponderEliminarNão é impor, é dar os factos e libertar o pensamento...
Contudo, com o Mundo em convulsão, há extremos...
Beijos e abraços
Marta
A veces pienso, Marta, que enseñar a pensar es una entelequia. ¿Se enseña a pensar durante todos los ciclos de la enseñanza por parte del Estado y de los entes privados relacionados con la Enseñanza? ¿No es más bien un ejercicio particular, un esfuerzo e interés, de algunos profesores que de los planes de estudio? ¿Ayudan las familias a los hijos con sus diálogos en casa a pensar? ¿Hay pensamiento en los intercambios de las redes sociales? ¿Hay, en fin, enseñanza o adoctrinamientos y desinterés?
EliminarTodo va cada vez más deprisa, sí...
ResponderEliminarMuy controlador este Helmut, aunque no he seguido la historia, eso me parece.
Buen miércoles, Fackel
No pasa nada por no seguirla, Milena, son devaneos míos, pero en los personajes de la historia como en todos los de la vida que hemos conocido y tratado (y los que no) no son lo que parecen. En el fondo resulta divertido advertir las conductas de los animales de la especie homo sapiens. Tantas veces dolorosas.
EliminarCuantas más opiniones mejor, pero se pierde un tiempo precioso en dar a conocer un texto, que puede incidir en la sociedad.
ResponderEliminarLas buenas intenciones suelen topar con las realidades complejas, así que no te cuento cuando hay o malas intenciones o ineptas voluntades al hacer frente a un problemón . No hace falta señalar problemones, algunos tan cercanos.
EliminarLas prisas de los procesos sociales son pèligrosas, pero una vez desencadenada la revuelta si no estás en la onda o te anulan o te arriesgas a su s riesgos. Eso se desprende de este texto. Ander.
ResponderEliminarAlgo así se desprende de la historia, sin duda, aunque todo es más complicado y no es cosa de entrar ahora en debates. Gracias de todos modos.
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