"Adán cerró los párpados: ¡cómo le dolían esos pobres ojos! Cuando abusaba uno de la noche pidiéndoselo todo a su reinado, la noche ardía como un aceite negro y devoraba los párpados que no conseguían juntarse. Luego, sobre los párpados doloridos, la luz del día quemaba como el alcohol.-¿Sería él, acaso, un espíritu nocturno, emparentado con aves maléficas, insectos de culo fosforescente y brujas que montaban en escobas mansitas?-No, porque su alma era diurna e hija del sol padre de la inteligibilidad.-Siéndolo así, ¿por qué vivía de la noche?-Frecuentaba la noche porque en su siglo el día era incitador y antorcha de una guerra sin laureles, violador del silencio y látigo contra la santa quietud; exterior como la piel, activo como la mano, sudoroso como las axilas, vocinglero y fecundo en embustes, de sexo varonil, joven héroe de tórax velludo. Se apartaba del día porque lo embarcaba en la tentación de la fortuna material, en el ansia de poseer objetos inútiles y en el deseo malsano de ser político, boxeador, cantante o pistolero.-¿Y la noche?-Incolora, inodora e insípida como el agua, la noche producía, sin embargo, una borrachera igual a la de los buenos vinos; silenciófila, estimulaba empero el amanecer de las voces difíciles y los hondos llamados que sofoca el día bajo sus trombones; antípoda de la luz, ordenaba, con todo, la visibilidad de las estrellas; destructora de cárceles, favorecía la evasión; campo de tregua, facilitaba la unión y la reconciliación; hembra curativa, refescante y estimulante, se yuntaba con el hombre y concebía un hijo, el sueño, graciosa imagen de la muerte. Y, sin embargo, la noche pesaba dolorosamente cuando al fin uno quería dormirse y el sueño se le negaba".
Leopoldo Marechal, Adán Buenosayres.
¿Cómo nadie me había hablado antes de este novelón? Esta sensación de catarata y curso de aguas rápidas me arrastra, ¿o es lo que desconocía? ¿O acaso lo que uno sabía y comprobaba poco a poco pero lo había leído de otras maneras? Tal vez estoy lanzando las campanas al vuelo, pero que se empiece una novela y uno se sienta envuelto en una vorágine de forma, vocabulario, giros y sintaxis, donde el tema parece interesar menos que la manera como se ejercita una descripción sin fin, sin contemplaciones ni pausas, no es algo frecuente, y en ese sentido me recordaba cómo Thomas Bernhard me atrajo a su propio torbellino o Céline a sus infiernos particulares. Bah, esto es un simple apunte, muy particular y de desahogo, en este inicio otoñal, frío, angustioso, abrumador y desconcertante.
Precisamente es lo que distingue la literatura del panfleto o del prospecto de la amoxicilina.
ResponderEliminarQue usted disfrute la novela.
Un saludo.
Una novela que merece la pena implica un esfuerzo importante, otra cosa es que uno tenga capacidad para llevar a cabo el esfuerzo.
EliminarEsto es de lo mejor del mercado, sin duda. Aplica un lenguaje con un ritmo trepidante.
ResponderEliminarTambién en su momento me dejó perplejo.
Salut
Pues en lo escaso que llevo leído va de ese ritmo, y más.
EliminarDecía no recuerdo bien que no éramos nosotros los que escogíamos libros, eran algunos libros que nos escogían a nosotros. A mí entre otras me escogió Los detectives Salvajes de Bolaño.
ResponderEliminarPues seguramente Bolaño y antes Cortázar bebieron de un Marechal, pero todos son válidos no sé si escogiéndonos los libros a nosotros o por nuestra edad que todo lo ha cambiado. ¿Nos ha elegido la edad también a nosotros?
EliminarPues yo solo lo conozco como una referencia más, así que me apunto a su lectura próxima.
ResponderEliminarRegalo de un buen amigo retornado de allende los mares y que me ha hablado favorablemente del libro.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarlo leí hace unos años y me gustó mucho. Me lo recomendó un amigo bonaerense conocido en los blogs. Además, se ofreció a explicarme los giros y palabras que no entendía.
Grande Marechal.
Salu2.
Vaya, al menos ya tengo una opinión favorable para seguir en la empresa de su lectura; gracias.
EliminarNo conozco a este autor, parece un texto denso, algo barroco, y eso sinceramente es prometedor. Me gustan los textos que dicen algo, y que lo hacen con estilo. Muchas gracias por compartirlo
ResponderEliminarEs muy peculiar por lo que voy leyendo, y ya digo que una catarata. Y ya sabes que en esto de leer hay para todos los gustos y criterios, cada cual escoge.
EliminarVeo un texto denso, recargado, barroco, un estilo novecentista, lo cual no es ni bueno ni malo, simplemente, te has de situar en otro tiempo, con otras costumbres y además aquí, en este caso concreto, en otro contexto geográfico al nuestro, a la hora de leerlo.
ResponderEliminarA veces hay que cambiar el chip d e lecturas, Alfred.
EliminarA noite pode ser dura... esconde mágoas, desperta violências... Ou encobrir paixões...
ResponderEliminarTudo depende do ponto de vista de quem lê... não há certo nem errado...
Beijos e abraços
Marta
Depende de tantos factores, Marta...
EliminarM'agrada molt Thomas Bernhard, però aquest text em costa molt.
ResponderEliminarMarechal es una catarata y Bernhard una vorágine.
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