"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





viernes, 12 de septiembre de 2025

Los carreristas

 


Pasaban los carreristas. No sé si me lo inventaría yo o si se le ocurriría a alguno de mis primos o si es que por extensión en mi infancia la gente llamaba así a los que participaban en la vuelta ciclista. En aquella pequeña urbe del Norte todo se llamaba de otra manera, no opuesta pero sí con términos peculiares. Era un vocablo olvidado. Pero ayer, a medida que caminaba por mi ciudad, calles valladas, despliegue exagerado de policía de toda clase, bocinas y sirenas, pitos de guardias urbanos, gente acumulada en unas zonas y apenas afectada en otras, unos pocos patriotas con sus enseñas y otros pocos solidarios de causas perdidas con banderas de gente aplastada, lo de carreristas me vino por las buenas. He aquí que pasan los carreristas, me salió de pronto. ¿Por qué me vendría un término que desde niño tenía desechado para aplicar a los profesionales de un negocio que supera a su propia conceptualización de deporte? 

Caprichosa mente, siempre subrepticia, me dije a la par que me reía. A algún viandante debió sorprenderle que mi risa se reflejara exteriormente, aunque pudo suponer que yo iba como tantos otros van, colgado de unos auriculares o hablando con esa cosa pegada que llaman pinganillo. Pero no, yo, insignificante humano, solo llevaba pegada a mí mi propia mente. Mente atávica, mente que te piensas evolucionada pero que a las primeras de cambio te expulsa imágenes o pulsiones psíquicas que creías enterradas. Mente que relaciona, asocia, prejuzga, juzga equívocamente la mayor parte de las veces. Mente que genera adrenalina que pone en guardia, o provoca la bilis que te vuelve amargo, o proporciona dopamina placentera, o invita a estar atento y precavido. Mente que inventa ideas para el consumo personal e íntimo o bien recoge y acoge, aunque mañana las excluya, porque nada de lo que crees es original sino adaptado. Mente máquina, que nunca acabas de tener claro si la controlas o ella dicta sus normas para ser quien eres y para hacer obvio cómo te manifiestas. 

Por unos minutos me paré en una curva. Quité del fondo de la  imagen a coches que acompañaban la carrera, a guardias talludos, a los armados, a los de protección civil, al público; eliminé el ruido que se sucedía, los pequeños aplausos, el aliento verbal de aficionados. Por un instante fijé mi atención en el primer carrerista que pasaba inclinándose sobre el asfalto, luego en otros dos que casi rozaban el vallado. Traté de ver en cada uno de ellos al hombre híbrido enmascarado, al humano que se apoya en una máquina que responde en función de la energía que transmita con su pedaleo y su control. Hoy día, pensé, todos los humanos somos híbridos del día a día. Uncidos a un trabajo, a unos aparatos y vehículos, a unos medios de incomunicación pseudoperiodísticos, a unas relaciones múltiples que tienen mucho de repetición de tiempos y movimientos, como en la ingeniería industrial aplicada a las fábricas que ajustaba unos y otros en pro de la rentabilidad y el beneficio. Miré a los carreristas pero no encontré a los hombres. Aunque el movimiento de sus piernas me suscitó envidia. Y las mías, mientras, generando poco a poco varices, me dije.




27 comentarios:

  1. Mi madre les llamaba "las bicicletas". Cuando encendía la televisión para ver algún programa que le gustara y se encontraba con que transmitían la Vuelta a España, el Tour de Francia o lo que tocara, decía con fastidio: "Ya están las bicicletas"... O sea, que ella eliminaba la persona que iba encima, la que pedaleaba. Eliminaba al "carrerista". Solo la máquina había estropeado sus planes de echar un rato viendo la tele a la hora de la siesta.

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    1. Sí, era otra expresión la de las bicicletas, creo que mi madre también la decía, pero en tv resultaban aburridas.

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  2. Me quedo con esta frase tuya: todos los humanos somos híbridos del día a día. 😊

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    1. Híbridos, extraoprdinariamente híbridos, pero muchos se niegan a ceptar esta condición real, y luego pasa lo que pasa y se da rienda suelta a ideas descabelladas y malsanas.

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  3. Nunca fui aficionado a las carreras de ninguna índole. Solo practiqué de joven el escabullirme del lío cuando los grises sacudían palos en las manifestaciones no autorizadas ( todas en aquellos tiempos universitarios). Salir por patas, que decían o salir pitando, pero sin silbato.
    Un saludo.

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    1. ¿Había alguna manifestación autorizada? Yo no recuerdo ninguna.

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    2. Tengo la sensación, Cayetano, de que es el aburrimiento lo que empuja a unos individuos u otros a aficionarse a carreras, jugadas, partidos, toros y demás que van envueltos en el celofán de deporte. Nunca entenderé el apasionamiento de cualquier espectáculo donde el individuo desaparece para convertirse en grey agresiva.

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    3. Claro que había manifestaciones autorizadas, Citizen: ¡las que impulsaba en ocasiones el propio régimen! (Pero no tenían mérito)

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  4. ¿No eran los esforzados de la ruta? Por cierto, unos esforzados que en la cosa cotidiana circulan muy mal por las carreteras de este país, provocando conscientemente el accidente con sus imprudencias. Y te lo dice un ciclista de carretera y urbano desde hace 70 años. El único, o uno de los pocos, que respeta las señales de tráfico y los semáforos.
    Saludos.

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    1. Cada vez quedamos menos peatones, Francesc. Por cierto, nunca se han vendido tantas bicis como en estos tiempos. Y motos, y patinetes, y...

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  5. Las vueltas ciclistas de otro tiempo no eran tan sofisticadas como ahora y sí más emocionantes, o éramos nosotros los que teníamos más ilusiones

    Ander

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    1. Es verdad, había caravanas publicitarias, pero sencillas, a las que acudíamos los chavales a que nos regalaran viseras, y no había la parafernalia de equipamiento que hay hoy en los ciclistas. El despliegue que observé el otro día mueve millones y pagamos millones.

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  6. Un deporte que nunca consiguió interesarme lo más mínimo, mientras que sí entiendo que el vehículo debería usarse aún mucho más.

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    1. Entiendo que el esfuerzo del individuo profesional es tremendo, aunque la labor de equipo está más controlada y estudiada que hace años, con sus pinganillos y todo. Aggg. Pero todo es comercio, marcas, merchandising, etc.

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  7. Las bicis me gustan, pero no son lo mio. Y eso que vivo en un pueblo donde todo son carriles bici, mis nietos y mi hijo y señora , va en bici, la alcaldesa, va en bici; los repartidores de los supers, lo hacen con bici y hay más mecánicos de bici que de coches.
    Los velocípedos, ya te digo, no son lo mío.
    Salut

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    1. Para mí la bici es mi infancia o primera juventud. Después, ciao. La cuestión es que las ciudades españolas no son Amsterdam y por muchos carriles que hagan, y algunos mal hechos y poniendo en riesgo a peatones, como aquí, hay usuarios que van por donde les da la gana. Queremos tener de todo y la ciudad se vuelve una babel.

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  8. Qué descontextualizado queda uno sin tecnología que lo aísle o lo impulse! ¨mente atávica¨ que sólo apela a sus múltiples saberes y estrategias para pensar! Un abrazo

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    1. Soy consciente de que o te pones al día o te apartas. Son demasiadas técnicas, procedimientos, modos y usos que s evan imponiendo con tecnología que si no entras en ello o requieres ayuda o te aíslas. Yo ya no me apunto a todo, me agobia.

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  9. pues a mi me encantan las bicis, y los tours, y los giros y las vueltas, vivan los ciclistas y el espectáculo que generan.

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    1. Pero ¿vemos tour, giros, vueltas o espectáculos televisados? Nos gustan los shows televisados, sin duda.

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  10. Una buena reflexión, tu imaginación ha robado la bicicleta que no usan tus piernas y se ha dado una vuelta. Vivimos atados a demasiadas cosas, ¿verdad? Las máquinas nos harían más libres y nos han convertido en esclavos...

    Un abrazo

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    1. Vivimos atados y mal atados. Y algunos hemos emprendido la senda de desatarnos o al menos decir: ya no paso por ahí.

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  11. desde luego, el ciclismo es un gran espectáculo, y como deporte, tanto en carretera como en montaña, (doy fe), sensacional, aunque tiene sus riesgos , claro.

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    1. No te digo que no sea espectacular. ¿Sabes lo que me ha abrumado siempre que contemplaba por tv una carrera? El comportamiento masivo y peigroso de los exagerados aficionados que a veces entoprpecen el desarrollo de la carrera. Sobre todo cuando se trata de la ascensión a un puerto que se estrecha.

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  12. Fáckel:
    ¡nunca había escuchado esa palabra, que me parece todo un acierto!
    Salu2.

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    1. Yo la tenía olvidada, pero nunca supe si alguien de los mayores se la inventó para divertirme o es que se usaba habitualmente.

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    2. Ah, Diego. España afortunadamente es muy plural en sus expresiones, giros, vocabulario y otras hierbas del lenguaje, pero muy coincidente en las motivaciones y acontecimientos del vivir, debe ser por eso que me gusta tanto conocer la manera en que se nombran las cosas en cada tradición lingüística sea de base romance o euskárica, que además nada mantiene su pureza y eso es lo mejor, porque nuestra historia es la historia de las aproximacionesque han beneficiado la convivencia.

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