Hay algo de sonambulismo en el diálogo interior. Una sensación de que te mueves ante otras presencias, que en realidad son reflejo de un espejo impostor que te ausenta de ti mismo. Reproducciones burladoras, suplantación de roles, intercambio de personalidades deseadas e indeseables. Temes ser despertado en plena ensoñación porque por una parte te sientes cómodo creyendo vivir otras vidas. Pero de pronto, sin brusquedad, los espejos van reflejando un rostro opaco, anodino, que se apodera del tuyo propio. Y no poder reconocerte en esa cara desprovista de humanidad te espanta. ¿Debe cesar tu íntima conversación? ¿Debes despedir a los interlocutores que has inventado? ¿Vas a hacer añicos el cristal? ¿O acaso crees que puedes desviar el curso apacible del río cotidiano donde te contemplas? Entonces escribes, no sabiendo si para ti mismo o dirigido a una imaginaria carencia:
y desapareces y si estás
y no estás
¿cómo nombrarte?
¿a través de qué pasos te reconoceré?
*En la fotografía Maya Deren.
¿Acaso se escribe sobre otra cosa que no sea uno mismo?
ResponderEliminarBueno, uno es el catalizador de lo que le rodea, cuando uno habla de lo exterior está haciéndolo bajo el prisma de su percepción e interpretación, creo.
EliminarCierto, cada que se escribe algun cuento, anda uno navegando en pensamientos ajenos:
ResponderEliminarpor ejemplo si el cuento se trata de un asesino, pues el autor comienza a navegar dentro de pensamientos que no le son propios sino que son de su personaje en creacion....
y luego transmite el virus al lector, hace que el que lee se meta en pensamientos ajenos.
y por eso los escritores vivien ensimismados cuando encuentran un filon nuevo, nuevos pensamientos de gente ajena que no existe..... por eso hay tanto accidente de auto:
son escritores pensando pensamientos de sus personajes, se distraen y pierden el control o en el mejor de los casos se ausentan del mundo dejando a sus parejas hablando solas, porque los autores se ensimisman en esos mundos secretos del interior mental....
Y los escritores no estan locos....
De acuerdo. Pero el que no escribe también lleva ese proceso de identificaciones con los otros. Hay un juego de imaginar que se pone en otras pieles y otros paisajes o actividades, aunque no sirva más que para eso, para imaginar.
EliminarLo peor es siempre despertar y volver a lo que somos... no estaría mal vagar para siempre en ese monologo interior....
ResponderEliminarPero el monólogo interior se nutre de fuera, no es puramente endogámico.
EliminarMaterial etéreo, desde luego (y más el de la mente que el del cuerpo). Lograré interpretarlo. Si no, lo consideraré un verso.
ResponderEliminarChiloé
Seguro que consigues interpretarlo (vertido versus verso)
EliminarEs muy perturbador y angustiante lo que describes de este diálogo interior, ensueño, sueño profundo o lo que sea. Da la sensación que el escribiente está al borde de una psicosis donde una realidad aplastante lo arrastra a ese estado donde no se sabe qué .
ResponderEliminarMenos mal que escribe y puede nombrar y exorcizar esas emociones.
Tal vez, Inés, tal vez, uno siempre se enfrenta a varios rostros internos, ¿qué hacer pues?
ResponderEliminarEl monólogo interior es aburrido, y como técnica literaria peor aún.
ResponderEliminarEl diálogo interior, no simulado, ( en el que no sabes lo que va decir el otro antes de que lo diga requiere un Cierto grado de esquizofrenia. En cambio en la tertulia interior, desconoces lo que van a decir los otros, pero por falta de memoria suficiente. Es mi favorita.
Abrazooo
Lo interior es todo lo aburrido que tú quieras que sea, más bien.
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