"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





jueves, 7 de noviembre de 2024

Ecos lejanos, 20

 



Abandonemos todo / levantemos desde el vacío una posesión / este es nuestro tiempo, esta nuestra casa / dos cuerpos uncidos libremente/ desafiando al destino que intentará separarnos...¿Aún recuerdas aquel poema que me escribiste cuando todo empezaba entre nosotros?, dice la mujer. Lo recuerdo, respondo, pero me gusta escucharlo de tu boca; no importa si lo alteras. 

¿Por qué una boca son tantas bocas?, se pregunta a sí misma. Una boca que habla, otra que come, otra que besa, otra que suspira, otra que sonríe, otra que se cierra enojada, otra que recita, otra que vomita, otra que sangra, otra que exhala...Y una boca que calla. ¿Es nuestra boca verdaderamente nuestra o es como Hermes, una mensajera sin dioses pero sí intermediaria con cuantos pasan al lado y entre nosotros, a lo largo de nuestra existencia? ¿O es tan solo una vía de escape a las ideas que nos bullen, a las cuitas que nos afligen, a las angustias que nos corroen, a los odios que nos agitan, a las ocurrencias que nos llenan de euforia? ¿Se trata de una abeja, qué digo, un enjambre que va recogiendo el polen de cuanto humano nos apetece catar, bien sea a través del diálogo o de sus obras o con la pasión? ¿Puede limitarse a ser un simple mecanismo cuando a través de ella sale ora precipitada la emoción, ora prudente lo reflexivo? ¿Es perímetro o volumen?¿Es la boca un animal selvático o el pensamiento emancipado de la oscuridad? Y más allá, dos bocas que se buscan ansiosas, ¿forman una sola saliva? ¿La que rastrea las pistas escondidas en la hondura de los cuerpos que se solicitan? ¿La que se ofrece tímida cuando la duda nos paraliza y se desata audaz en el desahogo brusco? ¿Habla la boca para uno mismo incluso cuando no quiere hablar para los demás?

La mujer se ha quedado colgada del eco de sus propias palabras. No me abruma ni aflige su desfogue. Por el contrario, tantas preguntas me inducen a apreciar no solo la naturaleza de esta mujer que ha mantenido el temple juvenil no obstante los golpes y las heridas, sino también la búsqueda obcecada en la que acaso nunca obtenga respuestas satisfactorias. Interrumpo su verbalización, necesito hacer revelaciones. Te lo reconozco, le digo, tú me enseñaste a mirar a otros a la cara, no solo de frente sino el detalle de cada facción. Cada ángulo, cada arruga, cada punto de tersura que persigue renovarse o adaptarse al momento. Diría más, amiga mía, después de ti cuando me he hallado frente a otros siempre he desviado la mirada hacia la boca. La tuvieran cerrada o exclamasen. He contemplado las bocas unas veces avergonzado, otras temeroso, otras como observador despistado, en muchos casos anhelante. Desviado por pensamientos fluidos que atraviesan el instante frente a otro individuo al que me encaro. Miro al personaje, quien sea, y su rostro se reduce a la boca. Su contorno, su emisión, su dentadura. Su palabra boca. Mi mirada ordena en silencio. Tal vez exige. Fantasías en modo condicional del verbo. Si cerrase esa boca. Si aplicara mi ironía en lugar de su rictus de severidad. Si la capacidad oral suya viniera a ordenar mis palabras balbuceantes. Si percibiera esa boca como si me perteneciera. Si curase el hedor de esa boca que me espanta. Si me contagiara su risa desatada. Si sus palabras hirientes regurgitaran en su boca. Si las amables me elevaran. Si rozara las curvas de esa zona labial, a cuyo contacto la boca se relaja y se abre. Si esa boca abriera mi boca.

¿Todo eso fantaseas en cualquier circunstancia y ante cualquier persona?, me espeta asombrada. Todo eso y tanto más, digo con firmeza. Y es que ante cualquier otra boca, apartado de cualquier sugerencia, arrebatado por la memoria que el instinto no traiciona ni olvida, suelo siempre invocar tu boca, como si me desplazase desde todas las bocas a la tuya. Como si desde la tuya viajara a todas las bocas mundo.



*Fotografía de Ellen Auerbach

24 comentarios:

  1. Ufff como he disfrutado de esta lectura. Tanto que he repetido. Qué magnífico viaje desde el sólo origen de una boca hacia todos los destinos posibles, hacia todas las sensaciones posibles, hacia una hermosa simbiosis de prosa y de poesía.
    Felicidades por esta belleza

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y qué te digo. Que salió así, porque a medida que escribía mi boca se movía y acaso simulaba todas las bocas posibles. Gracias por estar.

      Eliminar
  2. Nunca me había planteado que una boca sirviera para tantas cosas.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Huy y para más. Pero eso cada cual sabe. Hasta en el estertor la boca es, está, aunque ya sea otra boca. No sé si más auténtica.

      Eliminar
  3. Qué hermosa pupila la de Ellen; todo lo captaba con una simpleza abrumadora. No sé cómo terminó visitando estas tierras, mirando, buscando ¿qué? no tengo idea. La fotografía tiene esos misterios. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cuando dices visitando estas tierras ¿a cuál te refieres? Que yo sepa terminó sus días en la New York.

      Eliminar
    2. Me refiero a mi país. Como buena fotógrafa, viajo por muchos lados. Quizá visitando a su amiga, también fotógrafa, Grete Stern quien recidía en Buenos Aires, paso a estas tierras. De hecho realizó una fotografía increíble tomada aquí, en Santiago. Insisto en mis saludos.

      Eliminar
    3. Ah, gracias por la aclaración. Tanto Auerbach como Stern tienen un repertorio extraordinario de fotografías. Saludos meta andinos.

      Eliminar
  4. ¿Estaban, entonces, equivocados los clásicos y el verdadero rostro del alma no eran los ojos y era la boca?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los clásicos no tenían por qué estar en la verdad, sino solo en la percepción limitada, aunque alargaran la vista, que les brindaba su tiempo. La boca tiene tantas acepciones: bocazas, boquita de pitiminí, boca de hucha (bocaducha le llamaban a un tipo cuando yo era niño), boca de la verdad (Roma), boquita de cielo, o simplemente bocas.

      Eliminar
  5. Si en las conversaciones anteriores parecían habitar un desencuentro, o haber dificultades para el encuentro, en ésta la boca aparece como el lugar en que de nuevo son. No estoy segura de lograr expresar la sensación que me produce, pero la lectura me genera una placidez, una sensación de tranquilidad en cuanto a que están donde deben estar que no me producían sus anteriores conversaciones.
    Bella la reflexión sobre las bocas, la de ella y la de él.
    Imaginarte simulando las diferentes bocas hace aún más agradable la lectura.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo interesante de los humanos es que podemos imaginar incluso lo antes inimaginable, y el recurso a tal ejercicio suele quedar en el secreto del individuo, pero la boca...ay, la boca puede traicionar el secreto y revelar lo imaginado.

      Eliminar
  6. Un texto que nos deja con muy buen gusto de boca. Todo un disfrute

    ResponderEliminar
  7. Ooooh me encanta, tan romántica oda al boca...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No hubiera imaginado que se tratase de una oda, pero me lo apunto para futuras denominaciones.

      Eliminar
  8. La boca seria una metonímia de la poesia. Perquè és el millor que se'n pot fer, d'aquesta boca.
    Fan pensar molt, les tres primeres línies del segon paràgraf. I tota l'entrada en conjunt.
    Una vegada vaig llegir que en una foto, els ulls poden mentir, la boca no.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En Roma existía la boca de la verdad. ¿Sería también metonimia? Podría ampliarse el repertorio de posibilidades de una boca, y en los tiempos que corren y con tanto bocazas y energúmeno lo que hacen es rebajar la propiedad ética de la boca, que también la tiene.

      Eliminar
  9. Este precioso texto me lleva al capítulo 7 de Rayuela, cuándo Horacio le dice a La Maga todo lo que para él simboliza su boca.
    Me gusta el oxígeno que nos regalas con estas bocas tan vivas y sensuales, nos apartan de los oscuros ecos de este mundo y la realidad dolorosa que por todos lados transitamos.
    Gracias!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No es fácil, al menos para los sensibles y quienes no queremos retroceder , apartarse de lo oscuro de este tiempo. Muchos, y lo sabes tan bien como yo, han preferido tomar derivas oscuras, rechazar su propia capacidad de pensamiento y adherirse al populismo de baja estofa que algunos pseudo intelectuales venden como triunfo. Pero resistiremos, sin vender la primogenitura de pensar, reflexionar y utilizar el poder ético de la razón. Saber que uno puede insuflar ánimo me reconforta. Lo necesitamos.

      Eliminar
  10. Fáckel:
    tu entrada me ha hecho pensar en la boca como un filtro del cerebro, de la personalidad, de los adentros de una persona. ¿Qué dejamos salir y qué devolvemos a las profundidades?
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Te ha hecho pensar bien, aunque el filtro debe estar antes de la boca, porque esta, y haciendo juego de palabras, muchas veces se desboca. Interesante y permanente pregunta la que haces. Debe responderse cada cual a sí mismo.

      Eliminar
  11. Hay un verso de Standstill que dice "La suerte de poder bajar la guardia, el arte de saber con quién" que siempre me resuena. Hay que saber elegir y elegir bien, las veces que lo he intentado no ha salido como me lo esperaba.

    Saludos,
    J.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un verso tan inteligente como útil...si se acierta. Porque ¿con cuántos no hemos bajado la guardia y hemos tenido que subirla de repente y casi contradiciéndonos? Así que te entiendo y participo de la misma sensación. Qué complicado es todo tipo de relación.

      Eliminar