¿No iba a llevarme por las avenidas de tilos, mi impulsiva amiga? Más bien me desvía y me conduce por zonas desconocidas. Cualquier otra zona es también ciudad, ¿no cree?, suelta Else con descaro. A un burgués bienpensante como usted le puede venir bien un baño de anomalía. La miro con asombro. Aunque no soy asustadizo anomalía es una palabra que siempre me ha resultado inquietante, ¿sabe? No sé por qué a usted le parece que mi normalidad es comodidad. ¿Solo porque me ve sentado metódicamente en un café, sin mayores aspavientos que leer o escribir un rato? Usted, Else, no sabe de la movilidad y desasosiego que hay dentro de mi mente, como desconoce qué clase de vida llevo más allá de la hora puntual del Josty.
Else se muestra picajosa. A los hechos me remito, y es cierto que si bien ignoro casi todo de usted hay determinados tics que le retratan. Y no me refiero solo a su quietud apacible o al hecho de que no quiera entrar al juego de las palabras con tertulianos. Tengo la impresión de que usted es un hombre al que no le gusta arriesgar. No es decidido para enfrentarse con los tiempos revueltos. Ni siquiera se le ve tentado de seducir o dejarse seducir.
Hemos tomado la orilla del Spree, los edificios elegantes han ido quedando atrás. Caminamos con un ritmo pausado, practicando una tertulia que Aristóteles hubiera llamado peripatética. Un método a través del cual los pensamientos se iluminan más y las ideas tienden a ser menos cerradas. ¿Habrá alguna relación entre el cerebro y las tripas que ya el sabio vislumbró en su época? No se fíe, Else, de lo aparente. ¿Quién le dice a usted que no soy un hombre de doble vida? Y doble vida significa tanto variedad de pensamientos diferentes como comportamientos alternos y muchas veces opuestos. Por supuesto, no se le ocurra verme como aquel médico de día que era monstruo de noche, aunque, no crea, en ocasiones he pensado en el peligro de que las dobles vidas no se articulen o, mejor dicho, no se armonicen. Para la mayoría de los individuos desdoblarse es también destruirse. Para mí solamente disgregarme. Y en esa disgregación, que uno pretende bajo control, hay mucha persecución no solo de un pensar sino también de un sentir desde otro cuerpo o, si prefiere, desde una personalidad diferente.
Else se ha quedado por un momento paralizada. Reacciona. Si le dijese que este prototipo que usted me plantea sobre sí mismo no me espanta sino que incluso me resulta admirable, ¿me creería? Hablamos de hipótesis solamente, replico. Si me ve como personaje literario sería llevadero. Si de pronto me manifestara como algo tangible acaso usted saldría corriendo. Else se ha echado a reír.
Cada vez nos alejamos más del centro próspero y confiado y rastreamos barrios sombríos, de callejuelas desoladas, arrostrando silencios sospechosos. No sobra luz por las avenidas de la urbe pujante, pero por estos arrabales que, no siendo extrarradio, se quedaron decrépitos las sombras generan extraños fantasmas. Quiero que conozca la ciudad que nunca duerme, simplemente porque esa ciudad que muchos ignoran no tiene dónde caerse muerta, salta Else.
*Fotograma de La calle sin alegría, de Georg Wilhelm Pabst
A veces imaginamos cómo es el otro o la otra con la que compartimos un espacio y un tiempo (circunstancial o repetido): en el fondo, es una proyección de nuestros deseos, miedos y necesidades.
ResponderEliminar¿Cuánto tiempo hace que no camino para hablar en compañía? Ahora lo echo de menos.
Las proyecciones de nuestros deseos o anhelos irrealizados antes nos persiguen constantemente.
EliminarCiertamente la pregunta que te haces nos la podemos hacer muchos. Las charlas peripatéticas fueron muy interesantes en otro tiempo, creo que fueron un método, no solo una situación.
Realmente el burgués bien pensante necesita un baño de anomalía. Else ha detectado el problema y quiere ponerle solución. Aunque no creo que lo llegue a conseguir...
ResponderEliminarSaludos.
Las anomalías pueden redimirnos un poco. Hay veces que nos cambian con una perspectiva de las cosas incierta.
EliminarUn baño de anomalía, me gusta mucho esa expresión. Deberíamos tomarlos de vez en cuando, saber que nuestras vidas son sólo una de las miles de vidas posibles, ni mejores ni peores... El pequeño burgués que llevamos dentro necesita un poco de vértigo de vez en cuando, ¿verdad?
EliminarProbablemente. Lo que me parece es que habría que matizar qué entendemos por pequeñoburgueses, pero si lo acomodaticio que llevamos dentro ya lo define como tal, ciertamente las anomalías pueden ser provechosas y oxigentantes. Aunque conlleven riesgos de condena.
EliminarLas anomalías, como las mentiras , tienen las patas cortas, en la vida del burgués. O sea, tienen patas, pero cortas. una a notaría, la mayor es la edad de Else, y lo que ello arrastra.
ResponderEliminarHace el ridículo con lo de la doble vida, y Else se compadece y no se lo echa en cara. Los doblevividores no presumen de ello.
Esas conversaciones pueden servirle a Else para derribar la coraza.
Abrazoo
He conocido doblevividores que presumían de serlo, pero yo creo que no eran auténticos sino actores buscando aplausos, luego eran necios. Este no sé, no lo afirma, solo juega con una dialéctica peligrosa.
EliminarA veces, hay circunstancias que invitan a desdoblarse. Sin embargo, no es fácil llevarlo a cabo...
ResponderEliminarY hay quien hace oficio de una doble vida, simplemente dentro de su cerebro.
EliminarEstás seguro de que esa tal Else, le conviene a tu personaje?
ResponderEliminarEmpiezo a tener mis dudas (ni razonables ni razonadas)
Ve a saber si no le va a llevar por caminos de perdición...no necesariamente pasionales, O acaso es otra clase de pasión, no menos peligrosa, a la que le empuja.
EliminarMe da la sensación de que él es un hombre muy culto y ella una mujer muy sabia. Ya quiero saber qué nace de esa mezcla.
ResponderEliminarEs cierto que una conversación en movimiento permite abrir las ideas. El cerebro baja las barreras si tiene que estar atento a más estímulos, creo.
Besos
Me planteas un desafío, y yo soy solamente un intuitivo nada frío ni calculador.
EliminarLas charlas a pie mejores las tuve en mi juventud. Ahoira es otra cosa, además cada individuo camina a ritmo diferente y es difícil combinar el paso de los pies con el paso de la mente, que también en cada cual va a su aire.
Tudo acaba por ser efémero...e às vezes, as anomalias desafiam-nos, obrigam-nos a ver o que está por trás do visível...
ResponderEliminarInteressante.
Beijos e abraços
Marta
Hay anomalías como pedradas que rompen los espejos de nuestros sueños.
EliminarHe tenido charlas sesudas en todas las edades, aunque sobresalen las de muy joven y las de ahora encarando la reta final. Uno de los que estuvo siempre, se me fue este verano. Las conversaciones enriquecen.
ResponderEliminarEse es el problema inevitable, que nuestros acompañantes se van yendo. Oye, propongo un cambio semántico: en lugar de hablar de la recta final, según el tópico al uso, digamos la curva o sinuosa final. Esto implica un cierto grado aún de desviación en el camino y sobre todo en la marcha.
EliminarInteresante propuesta, una curva cargada de emociones.
Eliminar¿Por qué no, Alfred, por qué desistir antes de tiempo?
EliminarQuizá esto te interese, es de un bloc que está en mi casa:
ResponderEliminarhttps://vptmod.blogspot.com/2024/10/valladolid-julio-vicente-tejidos-puig-i.html
Por supuesto, es interesante.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarsupongo que, al igual que todas las ciudades tienen sus partes elegantes y sus zonas feas, nosotros también tenemos nuestros bajos fondos, que se decía antes. ¿O se sigue diciendo?
Salu2.
No se dice hoy, creo, porque parte de los bajos fondos se ha reconvertido. Hay una parte que es pobre pero no tiene aquellas connotaciones de otros siglos. Hoy las casas de lenocinio están por cualquier zona de una ciudad y en las zonas de ricos estas son de lujo y los gánsteres, especuladores y blanqueadores de money tienen sus chalés y sus bancos. Y la droga cunde por igual en la ciudad burguesa y confiada que en las barriadas deprimidas, acaso en esta menos incluso. Pero no me hagas mucho caso, por supuesto que hay bolsas de mala calidad de vida y modus vivendi en ciudades, pero aquello de bajos fondos o barrio xhino ya apenas se oye, al menos por aquí, ¿por ahí?
EliminarFáckel:
Eliminarno me suena que se llamara Barrio Chino al de las prostitutas de Murcia. Supongo que es un término en desuso puesto que ahora designaría a los de población mayoritariamente de ese país.
Salu2.
En Barcelona era célebre el barrio y la denominación, ignoro por qué le adjudicarían al Raval aquel apodo. Otros tiempos.Por supuesto está desusado.
EliminarA muchos les bebería bien un baño se realidad como ese! Sobre todo a los que suelen opinar, decidir y condenar a la gente desde lejos, sin imaginar la situación cotidiana en la que viven. Un abrazo
ResponderEliminarHay una realidad objetiva y otra realidad que cada cual se monta y quiere creer, y muchos no aceptan los baños de realidad tal cual es esta. Salud, Neo.
EliminarAquest metge de dia, monstre de nit, seria una imatge de l'artista del segle XX que ha de treballar per poder dur a terme la seva vocació. La doble vida de la qual parles.
ResponderEliminarEn todos los oificios hubo en el pasado un estado de día y otro de tarde o de noche. Pero más allá de los oficios había el ejercicio de vidas ocultas a unos ojos y mostradas a otros. Ya sabes.
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