Es inenarrable el encantamiento visual del Monte Fuji. Su elevada altura, su visión desde amplios y distantes entornos -Tokio se encuentra a cien kilómetros- lo convierten en una presencia todopoderosa y en una autoridad inapelable. Por supuesto también en un mito que dio lugar a adoradores de diversos tipos. A cultos y templos pero también a su extensión en la literatura y en el arte plástico. Es una de esas presencias reales que parecen imponerse al mundo de los hombres para condicionarlo durante largos períodos de su historia. Hay muchos cuentos, infinidad de episodios, en torno a la soberbia referencia que las erupciones volcánicas fueron labrando en la isla de Honsu. Ese volcán hoy dormido, en la terminología al uso, tuvo su última manifestación de energía hace apenas tres siglos y la ciudad de Edo, el Tokio actual, fue cubierta por las cenizas. El pintor del mundo flotante Katsushika Hokusai lo representó en sus imágenes de las Treinta y seis vistas o en las Cien vistas del Monte Fuji desde diversos ángulos y parajes. Vinculándolo a los trabajos y los días de los aldeanos y de los urbanitas, de los artesanos y de los funcionarios, de los comerciantes y de los viajeros. Convirtiendo a la naturaleza en protagonista majestuosa de un país y de una forma de vida compleja y secular. Chitón sigue sus breves cuentos inspirados por Hokusai. ¿O acaso lo son por el Monte Sagrado?
Aprobado
Hace 1 minuto
La montañas mágicas extienden su influencia por todo el planeta, en este caso, el Fuji es el contrapunto de la llanura y, sobre todo, el símbolo que otorga sentido a un poderosa creación artística.Una presencia sólida y dinámica que atrae y también atemoriza, como todos las montañas de las que nacen leyendas y conforman una manera de ver el mundo.
ResponderEliminarSí, la montaña en general es un elemento simbólico en todas las culturas. No en vano los templos cristianos escogieron el elemento antiguo para su sincretismo. Para montaña mágica no hay otra como la de Thomas Mann, por supuesto.
EliminarAlgo debe tener cuando mi amigo, recientemente fallecido, Tako, a pesar de vivir toda su vida en Osaka (unos 300 km, creo), afirmaba tener mas de 50 mil fotos (y ni una sola digital; la mayoría diapositivas)
ResponderEliminarDecía en español "japonico": Fuji es teta mas fotografiada del mundo.
Qué bárbaro, nada menos que cincuenta mil fotos de las de antes. ¿Narcisismo del volcán? Pues sí una teta dormida que el día que despierte de nuevo...
EliminarQué gran pérdida la de Tako. Estamos en tiempos de fugas sin remedio.
Si, cierto, todo ocurre, no se si en la noche, pero se que todo ocurre.
ResponderEliminarSalut
También los fuegos ocultos, Miquel.
EliminarCualquier vista del volcán define la isla, pero solo algunas definen el arte.
ResponderEliminarCierto. Es asombrosa la obra de Hokusai y su testimonio volcánico a través de tantas representaciones.
EliminarAcabo de leer a Chitón, con su anciano y ese niño. El decorado de muchas historias japonesas tienen a ese volcán como marco referencial, y es lógico, porque es imponente, y , ahora dormido, debía producir terror en los habitantes de la zona, amén de múltiples leyendas.
ResponderEliminarUn abrazo y a por una bonita noche, con eclipse, según leía hace un rato.
Pero me temo que el eclipse de hoy no es visible desde nuestra ubicación; en cambio el del cinco de julio que será lunar acaso sí. Siempre que la contaminación lumínica no lo impida. El Fuji es mucho más que un decorado, con esa altura, cerca de cuatro mil metros, debe verse desde tantos sitios. Bien estar nocturno.
EliminarSerá un eclipse penumbral que no creo que sea, esta vez, muy espectacular desde nuestras latitudes peninsulares.
EliminarTeneis mucha información, de horario, etc. pinchando AQUÍ
Me gusta esa información que nos pasas. Sirve para tomar conciencia de nuestra pequeñez, cuando se leen esas distancias del cálculo humano. A la Tierra, a la Luna y al Sol como tales, ¿les importa algo cuantificar distancias cuando van a hacer lo que sus fuerzas gravitatorias y otros aspectos de sus aproximaciones decidan? Gracias y grato nuevo día, no sé si de vieja, nueva o semipensionista normalidad.
EliminarAparte del valor estético y mítico que indudablemente tiene cuando su imagen aparece en postales y fotos, el Fujiyama es también testigo excepcional del acontecer diario de un país que vive con la amenaza latente de una naturaleza que, en ocasiones se despierta, y muestra su lado más violento: erupciones, terremotos...
ResponderEliminarUn saludo.
Y no olvides los problemas de las centrales nucleares o algunos que tuvieron de contaminaciones de la pesca por parte de Chisso Corporation y la enfermedad de Minamata, que durante las décadas del 50 y 60 envenenó a mucha población generando graves problemas neurológicos.
EliminarSí, es un país sometido a tantos movimientos y riesgos...Saludo.
Interesantes datos sobre el Monte Fuji, te había leído algo al respecto en otra entrada anterior...
ResponderEliminarYo de pintura capisco poco, no sé valorar la pintura de Hokusai, a mí, la que encabeza esta entrada, me parece un grabado donde destaca el Monte Fuji en relación con el paisaje y las distancias... es como si el pintor estuviera situado en una elevación...
El volcán mejor que esté dormidito...
Se ve que admiras mucho a ese autor... pienso.
Abrazo
Bueno, me gustan varios autores de ukiyo-e. Y hay infinidad de ellos. De Hokusai tengo cierta información ilustrada y me deleito muchos días admirándola. Relaja y te transporta, te lo aseguro. No se trata de entender de pintura sino de dejarse llevar. Está plagada de detalles, formas, colores...Pero creo que ya he sacado varios paisajes suyos, aunque aún podría más, no sé. Estoy pensando traer a otro pintor que me enajena su obra, Utamaro, pero la temática varía un poco y es también muy atractiva. Acaso pruebe.
EliminarEn el Museo de Arte Oriental de Valladolid hay nada menos que 129 grabados de Yoshotoshi y su escuela, de la segunda mitad del siglo XIX, algunos con claras influencias occidentales, pero este pintor lo conozco menos.
Yo creo que enfrentarse a diario con una manifestación tan imponente de la Naturaleza nos hace ponernos en nuestro lugar. Es imposible que no tenga influencia.
ResponderEliminarAlgo parecido me pasa cuando la cordillera de los Andes aparece nevada (es que con nieve es más visible, o quizás sólo me parece más hermosa y la miro más). Todo lo que me pasa me parece ridículo en comparación con su grandiosidad.
Besos
Una buena reflexión. ¿La efectúas todos los días y sobre todo cada vez que tienes algo que te desasosiega o tr confunde?
EliminarNi tan aplicada, jajaja. Aunque lo intento. Pero siempre que la veo lo pienso y, afortunadamente, está a la vista.
EliminarLo que no logro todavía es que ese pensamiento me calme del todo.
Es que dentro de los individuos tienen que convivir tantas miradas y estados emocionales...No digo ya intereses varios.
EliminarLa montaña siempre ha ejercido un hechizo sobre los hombres y mujeres que viven en el llano. De la cima llegan los iluminados, en el Olimpo viven los dioses impíos que amontonan las nubes, bajó Moisés del Sinaí para decretar los mandamientos, bajó Zaratustra que pretendía hacernos ver qué había más allá del bien y el mal, Jesús de Nazaret hizo el sermón de la montaña. La montaña es mágica. Siempre lo que viene de arriba es para imponer, si además, en la cima hay fuego como en el caso de los volcanes, la imposición es terrible.
ResponderEliminarAbrazos
Francesc Cornadó
Francesc Cornadó
La simbología es múltiple en todo el mundo y desde las antiguas culturas de lo físico se establece una abstracción mágica y religiosa. Se reconvierten las alturas y sus oquedades a significados y significantes acordes a visiones humanas que en la Antigüedad eran oscuras desde nuestro punto de vista pero mistéricas desde el que dominaba entonces. Juan Eduardo Cirlot dice que "el simbolismo más profundo de la montaña es el que le otorga un carácter sagrado, refundiendo la idea de masa, como expresión del ser, y la verticalidad". En realidad lo que domina es la idea de la montaña como centro del mundo (bajo esta óptica ahora entenderemos mejor esa adoración que aún pervive en el mito religioso político de Montserrat o el que ha tenido hasta hace poco un sentido político militante en Montejurra) Una idea muy extendida por amplias regiones del mundo y culturas del pasado.
EliminarJean Chevalier y Alain Gheerbrant, en su "Diccionario de los símbolos", consideran que la montaña es un simbolismo dual o múltiple. Verticalidad, por un lado, que al elevarse hacia el cielo representa la trascendencia. Y centro por otro, que "en cuanto centro de las hierofanías atmosféricas y de numerosas teofanías, participa del simbolismo de la manifestación. Es así el encuentro del cielo y la tierra, la morada de los dioses y el término de la ascensión humana. Vista desde lo alto, aparece como la punta de una vertical; es el centro del mundo; vista desde abajo, desde el horizonte, aparece como la línea de una vertical, el eje del mundo, pero también la escala, la pendiente a escalar". Cito esto no por pedantería, sino porque resume muy bien la idea general de la que no se excluye cultura alguna ni lugar del planeta. Y así hay un montón de características vinculadas a la montaña<. expresión de las nociones de estabilidad, inmutabilidad y pureza (aunque como si no sufrieran desgaste las montañas y correcciones tectónicas, pero la óptica humana fue más limitada en otros tiempos) Así que muchos lugares sagrados -túmulos del Neolítico y del Bronces, zigurats. templos, stupas, iglesias, pagodas...- están construidas con esa visión sobre la montaña y son montañas artificiales simbólicas.
Salud, hermano.
ResponderEliminarSí, tienen tanta magia esos lugares asombrosos de la naturaleza, o los misteriosamente construídos por el hombre... Aún recuerdo la sensación que sentí desde lo alto del Machu Picchu: Te elevas en soledad a las alturas y te abismas en la grandeza del misterio, y sientes, comprendes, como dice Alís, tu inmensa pequeñez...
Saludos soleados, Fackel
Por supuesto, María Socorro, que la atracción que los hombres sentimos por las montañas es enorme, también por las inmensas llanuras o por el mar. Todo lo que es extenso en su horizontalidad o en su verticalidad nos asombra, nos reclama. Por supuesto, acceder a unos parajes u otros no siempre son fáciles, y solemos conformarnos con visualizarlos y buscar paz y sosiego en sus cercanías.
EliminarNo obstante en nuestra visión actual y racional debemos separar siempre la geomorfología, que ha avanzado mucho y ya se conoce de las formaciones de las grandes cadenas montañosas, del simbolismo de los antiguos que hemos reconvertido en elemento literario, si bien algunos aún inciden en el simbolismo para convertirlo en una noria de términos abstractos, mágicos, religiosos, en fin,de libre consumo.
Respecto a la inmensa pequeñez del individuo yo no la consideraría tan pequeña. Es una imagen que solemos utilizar tomando referencias relativas -la naturaleza terrestre, el Universo y sus planetas- pero si miramos el recorrido del individuo y las culturas en la historia, la compleja red de redes que tenemos establecida hoy entre los humanos, las tareas realizadas en contraposición pero a la vez en desafío por lo pendiente por otras a realizar en las que se logre una conquista más igualitaria, la verdad es que el ser humano no desmerece, y además no hay otro.
Por un brindis de calor.