Curioso aforismo que me encuentro tras el café de la mañana. "En cuanto empezamos a envejecer, en lugar de afligirnos, deberíamos invocar el derecho a dejar de ser nosotros mismos". Lo dice Cioran en su libro Ese maldito yo. Y salto como un resorte (o impulsado por mi resorte resistente) ¿Acaso el ejercicio natural de afligirnos no es en sí mismo una invocación? ¿No se anticipan los estados de ánimo y ese desatarse las emociones al pensamiento que construimos con palabras? ¿No vamos dejando de ser a medida que envejecemos? ¿No es el envejecimiento otra cosa sino el desbocamiento de la fiera -con su consiguiente atropello de nosotros mismos- que pierde su energía a través de variadas manifestaciones que ya no controlamos? Ay, debe ser por ello que envejecer es también evocar lo perdido. Reivindico el derecho a la aflicción. Sería del género bobo no reconocer que envejecer es hundirnos en nuestra lenta y paulatina (en muchos casos rápida y urgente) disolución.
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Hace 22 minutos
Mientras envejecemos recuperamos el rebelde que fuimos.
ResponderEliminarSaludos.
Alfred, me has tocado en un punto débil y creo que me acabas de proporcionar materia de reflexión para lo que me queda del día. Por cierto, la rebeldía ¿es producto de la inconsciencia o puede ser también fruto del razonamiento? En todo caso, probablemente sean dos clases de rebeldía, o al menos dos ángulos desde donde ejercitarla. Gracias.
EliminarCon la edad digamos que tendemos a una rebeldía más reflexiva.
Eliminar¿Algo así como menos acción por la acción y más acción por el pensamiento? Y sin embargo yo valoro la rebeldía en cada tiempo personal. La alocada de la juventud tenía su valor, no obstante errores, riesgos y callejones sin salida que algunos conocimos. Aunque nunca tales callejones lo son, siempre hay escape. (No todos lo encuentran, al menos los de mi época)
EliminarDe hecho, al envejecer dejamos de ser nosotros mismos, de no ser así, envejecer plenamente conscientes seria terrible, imposible de soportar, quizás por eso el deterioro físico va acompañado del psíquico, sin olvidar que la vejez es la venganza de la naturaleza.
ResponderEliminarDe todos modos, Cioran el apologista del suicidio, murió en París a los 84 años teniendo demencia senil y en la cama.
Otra reflexión interesante. La vejez como némesis biológica, el desquite de los años del vigor. Cierto que la mente, como parte corporal que es, se ve más o menos afectada. Algunos se pierden del todo, otros se deterioran de manera aceptable, digamos. La pregunta del millón angustioso: ¿qué nos tocará a nosotros? Dicho esto sin dramatismo, calma. Gracias, Francesc.
EliminarSi no fuera por la pérdida de salud y el deterioro físico y mental, envejecer no sería tan terrible; pero nadie nos dio a elegir otra cosa.
ResponderEliminarUn saludo, Fackel.
Casi nada la del ojo. Ni siquiera se puede elegir entre el ritmo y la velocidad del deterioro. Azar, naturaleza y conductas de vida, sin saber quién es quién a la hora del combate. Saludo.
EliminarSomos material biológico y como tal nos deterioramos , el alma?, el espíritu? eso que infla las expectativas.... recursos para que algunos vivan mejor y la mayoría sea drogada con esperanzas tales como la fe.... un brebaje jemocional que endorfiniza y dejen de molestar más de lo debido.
ResponderEliminarPalabra de una niña”encantadora o tonta del bote”’ que se cayó de un guindo y se rompió la crisma en vida.
Y tanto que somos materia/material, aunque algunos se obstinen en divinizarnos o espiritualizarnos, es decir situarnos en un No-Ser. Venga, no te quejes que lo tienes todo muy claro, tú serás eterna.
EliminarNoooo, por favor!!!!! Las dependencias me aterran y algo tengo entendído sobre temores en manos de emociones. Material profundamente biológico más bien agotándose en lucha permanente que callandito esta mejor para no escandalizar cruelmente y más de la cuenta a los inocentes necesitados de esperanza.
EliminarDe acuerdo con Francesc. Por cierto por algún sitio leí hace tiempo que Cioran en su demencia llegó a comerse sus heces. Hasta puede que agradaran durante ese periodo de deterioro final! A lo mejor ni siquiera es cierto, pero el final es el mismo.
En fin, sin palabras, pero observar el deterioro mental agresivo e inconsciente de necios procedentes de la propia biología resulta cruel para el más mínimo discernimiento cuanto menos. Se aprende,si, pero tristemente. Compensa??
Cierto, las dependencias aterran. Era una de las obsesiones de mi padre (su madre había tenido demencia senil ya octogenaria) pero tuvo suerte y llegó a muy longevo sin dependencias. Yo creo que nadie sino uno mismo va viendo de lo que es capaz y no, pero eso sucede desde siempre. E incluso de jóvenes o adultos aún tempranos se aparenta y se exhibe más vigor del que se tiene, se proyecta fuerza y disponibilidad que acaso va mermando sigilosamente.
EliminarEl deterioro es además de inevitable algo que hay que afrontar, para propios y ajenos. Pero el otro deterioro, el de no aprovechar las capacidades de la mente para obrar el bien y con inteligencia, me espanta a su vez. Es lo que están mostrando gran parte de los políticos españoles del presente, donde les priva más sus egos y partidismos, el sueldo y el sillón, las influencias y los reconocimientos, que el obrar con visión para toda la sociedad. Ya no sé si tienen siquiera ideología. Lee El País de hoy donde sale una encuesta sobre la preocupación de nuestros paisanos con los llamados políticos (profesionales)
Pues estoy contigo, envejecer es seguir siendo, qué narices evocar a no ser, pues no. Se van perdiendo facultades, sin duda, pero se gana, y mucho, en capacidad de diferenciar lo que vale la pena y lo que no. Y eso es un tesoro impagable.
ResponderEliminarUn abarcuzo grande
Sí, probablemente se diferencia entre lo que vale o no la pena, y eso mismo ya produce satisfacción. Un tesoro, aunque ya sabes, siempre quisiéramos más.Noche con olor a lluvia.
EliminarMe quedo con el comentario de Afred, interesante punto de vista.
ResponderEliminarY tampoco sabría decir si la rebeldía es producto de la inconsciencia o del razonamiento, pero cada día que sumamos a nuestra vida nos da la posibilidad de descubrir una nueva rebeldía y bendita sea, ji,ji ¿qué sería del mundo sin ella?
Por cierto, ya he solucionado el problema con la cuenta, y he puesto una nueva imagen, ni más ni menos que el árbol de la vida, porque en eso estamos ¿no? cada uno como puede vamos haciendo el puzzle.
Un abrazo Fackel.
El árbol es un símbolo muy interesante. Símbolo que se reproduce en todas las culturas. Luego puede ser una u otra clase de árbol, según la especie que dome en los territorios donde se desarrollaron las culturas. El cristianismo lo desarrolló también, basándose en la tradición judaica. Los símbolos no abstractos, como el árbol, dan mucho juego porque a la vez es un elemento físico del que la humanidad se ha beneficiado por doquier. Mi opinión es que si hoy día tuviéramos que seguir inventando símbolos (en cierto modo se hace, pero son muy grotescos y de corta distancia y relativo consumo) yo propondría a la Bacteria. Es más antigua que los árboles y que los humanos y sigue formando parte de todas las especies animales, íntimamente ligada a nosotros y en proporciones enormes y múltiples. ¡Viva la Bacteria! (pero para bien, aunque ellas no distinguen del bien y el mal de la moral humana, son simplemente porque son y tienen que seguir siendo)
EliminarGracias por comentar, la nueva imagen arbórea me gusta.
Hay muchos
Quise decir domine en la frase "según la especie que dome".
EliminarDerecho inalienable, sin duda, y también hermosa oportunidad, envejecer, para encontrar de nuevo el ser que fuimos en las ruinas de nuestra inteligencia. Un saludo cordial.
ResponderEliminarDesde luego que es una oportunidad. Y como cualquier otro ciclo de la vida habrá que preservar el ser de circunstancias que nos acompaña siempre. En la infancia y juventud, e incluso en una madurez aún vigorosa, todo era más sencillo. Tendríamos que preguntarnos si como contrapartida las ruinas no las habremos pisado siempre, de una manera u otra. Gracias, Manuel.
EliminarNadie quiere morir pero tampoco queremos ser viejos. ¡Gran paradoja!
ResponderEliminarLa vejez nos va dando más sabiduría, más experiencia, menos diplomacia, pero nos quita la energía. Triste es comprobar que ya no puedes escalar como las cabras, que los jóvenes te ven como "mayor", que tu mente sigue siendo joven pero tu cuerpo no responde. Ay, qué dolor. Y lo peor de lo peor es el alzheimer. Eso sí que es una tragedia.
Salu2.
Bien hablas. Vivir es una paradoja, o al menos está llena la vida de paradojas y otras plantas del sembrado. Es lo peor lo neurológico, se llame alzheimer o parkinson. Esto último lo vi de cerca. Ya no sabe uno qué decir sobre la vejez. Acaso es la venganza de la vida (por haber vivido tanto) Otros dirían que el precio.
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