Sustancialmente nada diferencia a los muertos registrados, luego reconocidos, de los muertos ignotos, de los que no se quiere saber. Solo nombres en lápidas y ubicaciones de tumbas, en unos casos, o cunetas, montes o solares vergonzantes que los acogen entre sus venas en otros. Estos son los muertos de la vergüenza, de la injusticia y de la incuria españolas. Esas plagas específicamente nuestras que no solo se ceban con los vivos, sino que en un canto siniestro de ingratitud no se quieren erradicar de una vez para siempre. Desprecio a la memoria, a la tolerancia, a la hermandad. Pervive un cainismo supersticioso y secular, que muchos reducen al dicho más vale no meneallo. Cuando paseo por los Montes Torozos me cosquillean los pies en algunas zonas, recordando viejos testimonios familiares. Cuando visito el cementerio antiguo de la ciudad me hierve la sangre cuando piso una zona devastada que acoge tumbas de librepensadores, masones, católicos rebeldes, no católicos o republicanos fallecidos en la noche de los tiempos. Después de un rato, aquel espacio sin apenas nombres, sin cuidados, sin reconocimiento me produce una cierta placidez. Es un espacio de libertad. Ellos, los diferentes en un país dogmático tradicionalmente, están tal vez mejor así. Su tierra les es tan leve como a los muertos de los sepulcros lujosos o simplemente rotulados. Bajo tierra, la clase social y el pensamiento son solo materia ajena.
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Hace 3 minutos
Cuando por razones de trabajo estuve en Bs.As (allí pasé largas temporadas), hubo un fallecimiento de un familiar cercano a un obrero de la Empresa. Como representante de la misma acompañé a los familiares al cementerio.
ResponderEliminarLo recuerdo como si fuera hoy. Era el de Lanús, a unos 60 kms de Bs. As. Cuando acabó la ceremonia, y al despedirme de los asistentes, y como tenía la mañana practicamente perdida, me di una vuelta por aquel recinto, gigante entre otras cosas porque no habían tumbas en vertical, ninchos, o columbarios. Todo era en tierra. Al llegar casi al final de un ala del recinto empecé a ver cruces muy juntas, que desdibujaban la armonía de las del resto. me acerqué y en ellas, en todas ellas, había la incrpción N N , así, simple y sencillo.
Antes de irme le pregunte a una persona que me pareció de por allí que que era lo que significaba aquello..Ningún Nombre, señor, eso es lo que significa, me contestó..¿ Y porqué tantas y con ese apelativo ?, porque son de los que torturaon y enterraron cuando la dictadura de Videla, los desaparecidos, señor...
Desconozco si en la actualidad han aplicado lo del ADN, ni como está aquello, pero si se que me llevé la impresión más horrenda que una persona se puede llevar.
Fue doloroso.
En Argentina saben mucho de las inscripciones NN. En España ni siquiera el NN aparece inscrito. Probablemente menos identificados y reconocidos. El maniqueísmo de los responsables y cómplices de la barbarie tiene una larga cola de décadas aquí.
EliminarSiento decepcionar pero siento la muerte tal y como nos la han imbuido como una cuestión cultural, como casi todo lo demás. Aunque tengo ancestros cercanos en alguna cuneta del Vinalopó, también los tengo en cementerios pero sin lápida ni mención. La muerte la percibo como el verdadero descanso del guerrero, sin más, los restos solo materia, como la tierra misma. Lo demás me parecen películas el problema lo tenemos los vivos que generamos dolor y violencia la mayor parte de las veces gratuita e innecesaria. De todos los vivos me cuidaría, incluida mi persona, cuestión de justicia.
ResponderEliminar¿Solo como el reposo del guerrero? Pero si ni eran guerreros: maestros, albañiles, herreros, peones jornaleros...Guerreros del pan nuestro, hermana. Y claro que el problema lo tenemos nosotros. En parte por no ser consecuentes y reconocer la barbarie. En parte por el miedo a que vuelva a suceder.
EliminarSolo por nacer ya entra uno en guerra, lo triste es que la cultura lo entienda justo al revés y mientras viven sufren. La vida es cruel hermano, incluso en sus momentos más dulces. ¡Y no es depresión! Conviene ir armando al personal para asumir la pérdida de la vida como el sueño plácido tras una pesadilla.
EliminarVivir es conflicto siempre, pero el asombro es que lo afrontamos. Guerra es predominio e instalación del conflicto en sus variadas vertientes. Perder la guerra tiene mucho de perder la vida. Algunos perdieron guerra y vida al unísono.
EliminarOjo, solo la deficiencia humana ha hermanado muerte con dolor, y aunque haya sido asumido a lo largo de los siglos, no podría estar en más desacuerdo. Dolor, el justo para aprender, nada más.
EliminarMenos maniqueísmo no vendría mal.
ResponderEliminarEn efecto, menos maniqueísmo e hipocresía sería muy sano para los hombres y paisajes de este país. Piense en ello.
ResponderEliminarPor cierto, Anónimo, hay que ser menos anónimo y dar la cara. Como dijo aquel profeta a cuenta del cual cundió en la historia tanto maniqueísmo: si he dicho mal dime en qué, y si no, ¿por qué me hieres?
EliminarSr FACKEL:
ResponderEliminarHoy he confesado en su página ciertas cosas que no he dicho, en 9 años en la mía.
¿ Pudor ? ¿ Candidez ? ¿ vergüenza ?..¿soberbia escondida ?...un todo..
pero no me gustan los anónimos..no me gustan.
Hoy hablo de tumbas, muertos, desaparecidos, personas anónimas que si se les hubiera gustado en primer término no morir, y si así lo fuera, no morir torturados; y de segundo, morir con su espacio y con su nombre...¿qué menos?
No me gusta este tipo de personas que pululan sin nombre por las páginas....
No me gustan
Salut
EliminarMiquel, has puesto la guinda sabrosa. Mi reconocimiento.
Añado. Tal vez esa clase de anónimos sean almas muertas en vida (muertas de diálogo, de aceptación de la diferencia de criterios, de agradecimiento a lo diverso, del goce de lo plural, de la admiración por el esfuerzo crítico...etcétera)
Todavía seguimos haciendo pozos, creyendo indicaciones anónimas, buscando restos, pero para sumar vergüenza, dignidad, verdad
ResponderEliminaray, en mi blog tengo los carteles por NUNCA MAS, pero sé bien que cuando el amo lo pretenda vendrán de nuevo
siempre contra los humildes, siempre contra los que piensan, siempre contra los que luchan, siempre se les antojará exterminar al que les hace roncha
siendo tan distintos, tenemos los mismos sinos de horror y nostalgia
un abrazo, he perdido la compostura y unas lágrimas
La sinceridad y el sentimiento nunca nos hacen perder la compostura. Y se agradece muchísimo en medio de un tiempo de banalidad y de olvidos. Un abrazo compartiendo tu mensaje.
EliminarLos muertos nos duelen a los que los recordamos. A veces, hay que dolerse de forma colectiva. Es sano.
ResponderEliminarLa sociedad paisana no ha acabado de salir de su fariseísmo. Espero que lo haga de buen temple antes de que de nuevo sea demasiado tarde.
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