¿Y si al final, lo que queda es la levedad y su hondura? Una hoja que al caer roza mis hombros, las hormigas que suben por mi zapato, la sonrisa de un niño y mi reflejo, la mirada en tránsito que me busca como si me viera perdido. Si suple o releva los angostos discursos de los hombres, no lo sé. Pero tal vez lo leve esté ahí, para rehacer el sentido de las palabras. Para evitar su disolución.
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Qué grato elogio de la levedad, querido Fakel; el recuerdo obsesivo de la vida real se va gestando así: en esa convivencia callada con lo transitorio. La altisonancia siempre está lejos: lo que propaga vida es lo minúsculo, esa estela abierta en las aguas del tiempo. Felices fiestas, y un gran abrazo.
ResponderEliminarPercepciones sensoriales, acaso, mucho más hondas de lo que nos creemos. Gracias por estar por aquí siempre. Un abrazo.
EliminarPocas puerta conducen al pabellón de la niebla, a las leves escamas de agua que nos rozan. Hermoso texto. Un abrazo.
ResponderEliminarTodo es estar receptivo, escuchar, mirar y atender lo que desde su aparente fragilidad nos llega. Un abrazo, María José.
EliminarLas palabras son la disolución en que las almas mienten su verdad y fingen sus esperanzas. Si el cielo no ocupa el lugar del presente, si no es la sustancia definida de la búsqueda, de nada nos sirve proclamar un cielo, ni siquiera ocupar el espacio de su nombre.
ResponderEliminarDebe ser que por eso las palabras nos resultan tan útiles, porque acaso en el uso generalizado de ellas escondemos dos veces las verdades, pero también hay resquicios, márgenes, pequeñas sendas que se nos descubren, más allá del enviciamiento de nuestras conductas.
EliminarEn el instante de la palabra, osamenta, fulgor o agonía, la levedad siempre traza su infinito. Bellísimo texto, FaKel. Gracias por compartirlo. Mi Abrazo!
ResponderEliminarClaro, un infinito que al humano se le antoja al caminar simplemente dos pasos más, nuevos, cualquier recorrido creciente nos parece no tener fin, pero la comprensión ha estado a nuestro lado desde siempre si bien acaso no estábamos preparados antes para recibirla en sus dimensiones siempre plurales, sorprendentes, contra conceptos establecidos y visiones míticas represoras (hay otras visiones míticas que pueden proyectarse más) Un abrazo, Daniela.
EliminarQue hermosas tus palabras de hoy.
ResponderEliminarAy, sólo leves, sólo que quieren romper lo angosto.
Eliminarcual la semilla (un panadero) que se desprende de cardo y la tímida brisa lo lleva a ras de la grama, leve, suave, hasta dulcemente
ResponderEliminarasí perduran ciertas palabras, ciertos versos, ciertos poemas
un abrazo
Separando lo nutriente de lo baldío, sí. Un abrazo, Omar.
EliminarQuizá solo en lo frágil está la verdad.
ResponderEliminarMe gusta esta serie de fotos sobre la niebla en el Parque de las Norias.
Seguiremos indagando lo imposible.
EliminarTiene significados toda esa zona de la ciudad, ya lo creo.
Bellísimas letras para reflexionar, Fackel.
ResponderEliminarA veces la vida es sólo eso. Momentos y momentos llenos de ilusión que van desmoronándose a medida que pasa el tiempo.
Pero hay que seguir y necesitamos de la utopía para que todo tenga sentido.
Besos y enhorabuena por estas letras tan interesantes
Ana
¿Y si dijera que últimamente me debato entre una utopía descreída y una necesidad de sobrevivir cual materia no pensante? Pero expresar mi pensamiento puede diferir de las ilusiones que muchos mostráis y no quiero abundar en mis escepticismos. La vida son momentos y un montante supino con todo tipo de altibajos, pretensiones, logros y fracasos, pero ¡eso es vivir! Por no mencionar desgracias, miserias y agotamientos varios.
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