La niebla del tiempo transcurrido se instala implacable y probablemente persistente. Aunque perduren edificios (ya no los mismos) o sobrevivan espacios singulares (no con anteriores características) o nos encontremos con conocidos de toda la vida (supervivientes ya deteriorados) se alza de por medio una especie de borrosidad. La relación que establecemos con todo lo que hay fuera de nosotros -espacial y temporalmente- se convierte paulatina e imperceptiblemente en distancia. Nos esforzamos por dotar de escenas vivas al paisaje de la orilla de un río o a unas naves fabriles abandonadas, pero nos rendimos ante su evanescencia. Ponemos empeño en una conversación con antiguos vecinos que rehabilite vivencias, pero acabamos evocando lugares comunes, mientras observamos con prudencia el estado de conservación de los otros cuerpos. El transcurso del tiempo es vengativo. Nos devuelve un reconocimiento de personas y objetos cada vez más deleble. Siempre podemos reincidir en pensamientos melancólicos, tratando de aprehender con la fantasía lo desaparecido. Pero es efecto de la niebla. La antesala del olvido.
Nuevas publicaciones didácticas
Hace 39 minutos
Recientemente escribí, nada poéticamente por cierto, acerca de las sensaciones y los cambios al recorrer el barrio de mi infancia. Me parece que fue plasmado sin nostalgia alguna porque van indeleblemente asociados a demasiada pena juvenil, afortunadamente disipada pero no olvidada.
ResponderEliminarAl margen de cuestiones económicas y de salud, esta podría ser otra razón por la que me fui, pero lo ignoro y ya se va haciendo tarde. Tampoco se si me animaré a publicar semejante veleidad.
Observo que cada vez me va importando menos saber poco y que se note, quizás porque me relativice más. Resulta cómodo.
Uno debe ser consecuente y sincero con sus propias percepciones, es lo que al fin y al cabo nos da satisfacción.
Eliminarla nostalgia es una cerrazón que nubla los ojos y los recuerdos
ResponderEliminarla nostalgia llega cuando las nieves en lugar de caer sobre los chopos, cae sobre nuestras cabezas
un abrazo
Se trata de reconducirla, no dejarnos dominar por ella, pero tiene tanto de álbum...¿cómo no dejarnos arrastrar a veces por las evocaciones?
EliminarGrandes verdades escritas con finura y elegancia, Fackel.
ResponderEliminarEs que la vida es solo un soplo. Vivamos el presente ahora que todavía podemos.
Un fuerte abrazo
Ana
Y yo solo pretendo expresar percepciones...
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