Sueño que mi madre y yo recogemos membrillos. Ella se los pone en el delantal y yo los llevo en un cesto. Por el camino a casa nos cruzamos con unos hombres de aspecto agotado y decrépito que salen de un edificio en construcción y les regalamos algunas piezas. Se ponen contentos y uno de ellos me dice con tono afable: no trabajes nunca a la intemperie. Como yo no le entiendo bien él me muestra su porte zarrapastroso e insiste: donde nosotros estamos no hay membrillos. Al abrir los ojos me sorprendo saboreando en mi boca una grata acidez y tengo la sensación de que las yemas de mis dedos se cubren todavía con la pelusilla de la textura amarillenta del fruto.
L’Affascino di Manuela Maddamma
Hace 27 minutos
No hay comentarios:
Publicar un comentario