En un sueño que suele repetirse de vez en cuando me veo bajando en bicicleta por una cuesta medio escalonada medio de tierra por la que derrapo sin perder el control. De pronto, aparece en mitad de aquella carretera vecinal una antigua fuente de piedra de mi infancia acerca de la cual dicen que en ella paraban los peregrinos a saciar su sed. Entonces yo me detengo a beber de aquel agua fétida, y me resisto, pero un grupo de mujeres y hombres que pasan me comentan que es muy saludable y que no tema. Que solo es el sabor del hierro y otras materias de la tierra por la que transcurre. Me quedo solo llenando una cantimplora, porque el agua sale a goteo, sin que termine de llenarse. Cuando parece que he recogido bastante agua y me dispongo a beber han desaparecido la vieja cuesta y la bici, y la fuente se llena de hojas de los árboles que la va cubriendo a ella y al entorno como si fuera nieve de otoño.
Haz feliz al perro; no cuesta nada.
Hace 8 minutos
los recuerdos son tan vívidos a veces, que parecen tocarse con la yema de los dedos, luego, por su encantamiento desaparecen y nos entristece que sólo fue un instante
ResponderEliminarinteresante!
saludos
¿No ocurre a veces que tiempo después no recordamos con nitidez qué fue consciente y qué no? Gracias, Omar, por tu presencia. Un abrazo.
Eliminar