Hay días en que uno, de par de mañana, desea escribir y no puede. Porque no sabe, no se le ocurre, no le merece la pena recurrir a los temas habituales. Y entonces llega la tentación de poner únicamente oído a lo prudente. O de leer con cautela. O de respirar el aire aún frío de primavera y percibir nuevos aromas. Correrá el día y algo escribirá. Acaso se vaya al sueño a medianoche sin haberlo hecho. Pero no debe preocuparse por ello. Los sueños siempre escriben por él con sus renglones desordenados, pero ricos en sugerencias.
(Fotografía de Tomislav Peternek)
Nuevas publicaciones didácticas
Hace 6 minutos
Quisiera saber el repertorio de los músicos y conocer a quienes consolarán sus notas.
ResponderEliminarEl factor sorpresa suele ser muy grato, por lo inesperado.
EliminarTal cual. Saludos llenos de sueños!
ResponderEliminarIgualmente, dormida o despierta, y muchas fantasías.
EliminarEn definitiva los sueños son los que hacen la tarea... y otro es el que se aprovecha :) Saludo.
ResponderEliminarBueno, creo que hay una complicidad mutua entre ambos. Saludos.
EliminarQué bello desarrollaste este post, Fackel. Esas sensaciones y percepciones estimulan la creación y disipan la preocupación.
ResponderEliminarUn abrazo anisado.
p.d. Estoy regresando de unos días de descanso y aquí andaré actualizándome con todas tus publicaciones que me había perdido.