Tal vez se trata solo de una zona restringida de un parque y no de una metáfora. Pero, ¿y si se tratara de otra cosa? ¿Y si hiciera referencia al país de nuestros sufrimientos, en que los zánganos se permiten pontificar sobre los esfuerzos, sudores y angustias de las hormigas laboriosas, y decirles qué deben hacer o qué no? ¿Si se tratara de esta sociedad de despilfarradores, oportunistas y corruptos de alto nivel -el poder, vamos- que quieren seguir medrando, previo rescate de sus negocios, naturalmente, a costa de los insectos tontos? ¿Si se estuviera sugiriendo que adiós, Democracia, adiós, o peor todavía, adiós, Política, adiós, porque a las castas ya no les interesa? ¿Si de manera velada se estuviera aludiendo al triunfo de la tecnocracia más cruel? ¿Si se estuviera haciendo mención de las condiciones de destrucción del planeta? ¿Si fuera una alarma sobre la crisis del individuo y de sus hábitats de agrupación y supervivencia llamados éstos como se llamen?
No sé. Tiene tantas lecturas este cartel que me asusto. ¿Alguien ha decidido por su cuenta y riesgo cortar por lo sano? Pero ¿quién? ¿Contando con todos o sin contar? ¿Algunos han iniciado un proceso que es seguido por otros y que pretende interesar a la mayoría para sanear el suelo que pisamos? Pero, ¿en qué dirección, tras qué objetivos, para lograr qué meta final? ¿O se trata de un mero proceso temporal que, causando desgracias y confusiones múltiples y sin fin, persigue el objetivo de dejar las cosas como están? ¿Se trata de una llamada de la desfachatez a través de la cual se pretende que carguemos todos con los malos negocios de algunos? ¿O acaso se busca un nuevo suelo, o mejor dicho, unos nuevos habitantes más integrados, menos exigentes a la hora de recibir y más obligados a la de dar, más sumisos y menos conscientes, que reúnan la condición de más mercancía y menos humanidad?
Solo es un cartel de un bonito parque ciudadano. Donde otras especies se adaptan al otoño sin saber de nuestra inadaptación. Pero cuesta tanto, en estos tiempos, no leer tras los mensajes que se encuentra uno por la calle algo más de lo que aparentemente dicen.
Están intentando volvernos locos, no te quepa la menor duda. Si lo consiguen, habrán ganado.
ResponderEliminar¡y entonces sí que me volveré loca!..así que aunque sea nada más que por eso, por puro egoísmo, te juro que a mí no van a volverme loca.
Un beso
Vamos, Sofía, que no digan que pueden con nosotros. Ya hemos visto demasiado, no perdamos la curiosidad de ver más. Avanti, aunque no sea a tutta machina.
ResponderEliminar