Lo que llevan puesto en la cabeza estos hombres está gastado.
Es poco vistoso.
Aprieta las sienes incómodamente.
No forma parte del ropaje de una celebración.
Está lleno de abolladuras.
Es frío.
No viste.
No sirve para la playa.
Su apariencia belicosa es solo apariencia.
No es tan reluciente como el que portaban los conquistadores.
Ni el yelmo de los hidalgos presumidos.
Tampoco tiene el aspecto siniestro de quienes marcaban el paso de la oca.
Mucho menos el amorfo de los robocop.
No se ha visto a banquero alguno jugando al golf con él puesto.
No se suele encontrar ni en Uterqüe ni en la calle Serrano.
Tampoco Hermés o Prada lo tienen en sus catálogos de primavera-verano.
No se ha observado en las testas dignatarias del palco presidencial de ningún acto oficial o deportivo.
Ni en los actos sacros del episcopado.
Hay días en que produce dolor de cabeza.
Otros días en que no se lo ponen.
Otros en que no quisieran dejar de ponérselo.
Por dentro se empapa de sudor.
Por dentro huele a macho y humedad de tierra profunda.
No suele esa gente hacerse la foto de familia con esa clase de tocados.
Es demasiado gris, pero peor sería que fuera negro.
Es gris productivo, no negro de mercenario improductivo.
Suscita repelús entre los pijos, aunque les tienten a estos las modas.
Revive en el subconsciente colectivo del país.
También en algunos que siguen temiendo la ira de quienes se lo ponen.
Tiene toda la pinta de que, tal como van las cosas, va a ser relegado como pieza de museo.
A ciertos personajes les causa temor o rechazo, o ambas impresiones.
Coda en prosa:
El aprendiz de brujo que gobierna España de forma inepta y mendaz no quiso aceptarlo hace unos días, cuando un senador de la tibia oposición pretendió entregárselo de parte de unos hombres como los de la fotografía. Temería mancharse. Esbozó una sonrisa de desprecio. Yo sentí que aquella sonrisa sardónica se extendía hacia el pasado. Que iba dirigida contra la
historia noble del trabajo en este país.
http://politica.elpais.com/politica/2012/06/05/actualidad/1338911195_902753.html
Y lo peor es que abajo estorba, porque hace un calor del demonio.
ResponderEliminarYo nací en un pueblo minero y un día para comprobarlo bajé a la mina.
Allí los bajaría a todos los ladrones y los dejaría encerrados, como estuvieron los mineros de mi pueblo en huelga.
Ellos son los que revuelven las entrañas y no solo de la tierra.
ResponderEliminarTopos de agujero negro donde el oxígeno ensucia la respiración y deja un desasosiego enfermizo el resto de vida.
Cobran una mierda y tiene un trabajo de alto riesgo, más que un futbolista, que un torero,que un sucio político ,que un banquero.
No se que farem con este desgaste humano que nos arrasa cada día un poco más de la moral.
un abrazo
Isabel. Los ladrones corromperían al mineral, jaj. Es el desprecio presente a uno de los oficios más nobles y duros que se han conocido en el mundo. Al que España debe tanto. Tal vez esté sentenciada la explotación de la materia prima, ya se verá. Pero al menos algo de consideración debería tener Rajoy ante meros gestos. Esto da idea de cómo el Gobierno pasa de la ciudadanía y lo soberbios que son.
ResponderEliminarGracias por tu experiencia.
Gene. Aunque sus condiciones de trabajo parecen ser más seguras y probablemente ganen más que lo que han percibido históricamente, sigue siendo un oficio especial, casi de llevarse en la sangre.
ResponderEliminarEl silencio que se cierne sobre sus protestas por parte de los medios de comunicación, la espalda que les da las autoridades y el trato por parte de la fuerza gubernativa es deplorable.
Buscad en la red informaciones y vídeos para haceros a la idea de lo que está sucediendo entre Asturias y Castilla. Que al menos se sepa.
un buen baño de sudor de un obrero, le haría falta a muchos en este mundo
ResponderEliminarsaludos
De indignante se puede considerar a la clase política, más preocupada por los asuntos del mercado y "arreglar" a la banca privada (como gran paradoja que nos envuelve, para que no se hunda el sistema del que todos somos partícipes...), en lugar de mirar la pueblo. Poco puedo yo aportar a lo que tan bien expones; pero se me ha ocurrido una frase genial de un presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, como fue John Adams (concretamente el segundo, de los llamados padres fundadores del país), que decía así: "En mis muchas años de vida, he llegado a la conclusión de que un hombre inútil es una calamidad, dos son un bufete de abogados y tres o más, son un Gobierno"... ¡Un adelantado a su tiempo...!
ResponderEliminarUn cordial saludo utopazziano,
Omar, es un pensamiento que todos los que hemos realizado un esfuerzo laboral, de más o menos sudor o angustias, hemos tenido para respecto a algunos.
ResponderEliminarUn abrazo, Oriental.
Utopazzo, es un monumento de ironía esa frase, sí señor. A los demócratas de verdad de los USA hay que reconocerles su sabiduría. Acaso porque llegaron en el momento justo y en su tiempo moderno para desarrollar procedimientos que nos estaban vedados a otros. De ahí, de sus aciertos y tropiezos, el ojo clínico que han tenido. Naturalmente, en algunos de sus hijos.
ResponderEliminarSupongo que lo conocerás, pero lo cito para quien guste tomar la referencia. Una joya el "Diccionario del diablo", de Ambrose Bierce. Está repleto de citas y aforismos demoledores sobre la cultura que les amamantó. También son bellísimos y bien elaborados sus cuentos de soldados, indios y aventureros, o sus arresgados reportajes periodísticos de la Guerra Civil o de Secesión. Perdida su pista en el México revolucionario, el "Diccionario del diablo" es una gozada.
Un abrazo.
Perdida la pista de Bierce, naturalmente, que me he liado ( es el llamado gringo viejo que tiene como modelo Carlos Fuentes en su novela)
ResponderEliminarFackel, como dice la sabia y popular (siempre es certera y bienvenida) sentencia, "Nunca te acostarás sin saber algo nuevo", pues me apunto ese "Diccionario del diablo": no lo conocía...
ResponderEliminarUn abrazo.