no jugar definitivamente es el final; quedar fuera del juego o con escasas posibilidades de echar los dados es una suerte o anticipo del fin dentro del juego; una parada obligada, un tormento, la reducción de uno mismo; el jugador se convierte en culpa y la culpa en pena; penar es el desvalimiento y con él se crece la pérdida
Es natural caer en estados de inseguridad, atribuirse culpas, pero hay que revalorizarse, porque la culpa necesita una autopsia para ver el resultado de ese estado. La culpa puede agravar lo alcanzado.
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