los hombres deberían superar lo creíble, me ha dicho; no pasan de ese plano; a veces no logran ir más allá ni siquiera cuando los acontecimientos deberían obligarles a ratificar o a descalificar sus creencias; no sé por qué aún hay quienes están expectantes, ha insistido; ¿no crees en el diálogo?, le he sugerido tímidamente; no hay tal entidad, me responde; sólo existen bloques de palabrería, apenas diferenciados unos de otros; están cerca, están en el mismo punto, acaso son lo mismo, y no quieren reconocerse en ese ámbito; para cualquiera de los litigantes sería una concesión; son torpes -y en este punto se vuelve vehemente y repetitivo- pero no quieren admitirlo porque no persiguen sino su parcela, su afianzamiento; ¿y nosotros, el pueblo, qué somos?, se me ha ocurrido prospectarle; parte del circo, dice, circenses ora en las gradas, ora en la arena; imbéciles con la soga al cuello; ha mirado el cielo, gris, y me ha dejado con la palabra en la boca
Aprobado
Hace 3 minutos
Bueno, muy bueno. Las cosas no son cómo parecen.
ResponderEliminar(Y yo cada día creo menos en el diálogo, también)
Por si no lo sabías te lo confirmo el amigo Eastriver y yo pensamos muy parecido. Por tanto le ratifico.
ResponderEliminarEn cuanto a mi instinto natural no se me ocurre decir otra cosa que no sea : ay, ay, ay. Beso.
Ramón. Escalofría eso que decimos d eno creer en el diálogo. ¿O es porque seguimos esperando de él demasiado?
ResponderEliminarBen martes.
¿Canta y no llores, hermana? Pareceríamos cigarras, jaj.
ResponderEliminarSalud.