A veces las contraventanas ofrecen imágenes casi animistas. Cuando lo traslúcido ha perdido su capacidad intermediaria (los cristales han volado) las representaciones aparecen con todo su vigor. Es entonces cuando se muestran los viejos elementos naturales y, junto a ellos, se pergeñan otros nuevos. Que no lo son, aunque apenas se nombren. Al Sol y al Viento les acompañan el Calor, la Risa y el Cariño. Acaso cada sociedad actualiza los elementos conforme a sus valores y sus necesidades. Probablemente, en este caso no habrá sido la sociedad canónica. Esto suena a obra de disidentes, más bien. Disidentes de los dogmas y exigentes de la satisfacción. No van descaminados quienes sugieren casar nuevas fuerzas de la naturaleza con las de siempre. ¿Son más débiles el calor, la risa y el cariño que el agua, el fuego, el aire o la tierra? Si son paridos por estos últimos, no veo por qué. La debilidad puede residir en que los hombres no se dejen acoger por ellos. Si los hombres se extravían en lo maléfico -la competitividad, la violencia, el negocio, el olvido, etc.- es obvio que no caben nuevos elementos que regeneren la esencia de la materia humana. Oportuno el filósofo callejero, o su tribu, que quiso dejar constancia de nuevos valores sobre los cuarterones de un balcón.
Despéñate en la belleza, Fackel. No le añadas pensamiento: lánzate a ella sin red.
ResponderEliminarabrazos
Muy sugerentes las imágenes. ¿Son tuyas las fotos? Ayer contemplaba la puesta del sol caminando por la playa y pensaba en la belleza gratuita y diaria que nos proporciona la naturaleza: era belleza y era pensamiento. A mí me parece -Stalker- que la belleza es una cualidad que descubre el pensamiento en las cosas, es el resultado de una elección: la belleza está en mi ojo, que piensa. Un abrazo a ambos.
ResponderEliminarStalker: siempre me conduje por esa senda. Y fui recompensado. Pero uno siempre quiere más. La belleza no se interpreta. O se siente o se toca o es devorado por ella.
ResponderEliminarY es que...Paris bien vaut une messe...
Francisco,sí, son fotografías de cosas de calle que capturo en cuanto saltan ante mi vista. El mérito es de los imaginativos que diseñan, plasman o suavizan las paredes de la ciudad dura. Con pinturas de significados y significantes. Los grafittis salvajes, producto de la competencia entre pequeñas bandas de adolescentes sin ocurrencia no me interesan.
ResponderEliminarMe siento inclinado a participar del criterio de Stalker. La percepción de la belleza no necesariamente es pensamiento, al menos en el sentido de racionalización y pensamiento elaborado. Es pensamiento cuando las vinculamos con nuestras apetencias, deseos, formas de vida, obligaciones, objetivos,etc. La belleza es un flash y un relámpago que nos hace acólitos, sin saber más, sin porqués y sin justificaciones. Yo descubrí mi amor al Arte la primera vez que contemplé la catedral de Burgos. Nunca supe por qué me deslumbró. Podía haber sido otro lugar u otro paraje, pero fue aquél. Tenía sólamente once o doce años, y nadie de los que iban conmigo mostró su encantamiento como yo lo manifesté.
De todos modos meditaré sobre esa cualidad que acaso ayuda a descubrir el pensamiento sobre las cosas.
Tómate un manzanilla a mi salud y yo tomaré un verdejo a la tuya.