Y qué tu muerte
Y qué tu esqueleto de polvo
Y qué tu dedo señalando al infame
Si todos han muerto
menos tus palabras
qué más da
Si el último en apuñalarte
fuera el olvido
qué dirías
a los miserables de la España inmunda
Yo te afirmo:
creces a través de la sangre de todos los poetas
creces en mi
y en cuantos empiezan a aprender el alfabeto
(A Federico García Lorca, 73 años después de su alevoso asesinato que, junto a un maestro y dos banderilleros yacen perdidos entre el limo de la tierra prometida que no lograron jamás)
Es así, aquí en Argentina también nacemos junto a Federico y tantos otros cada vez que las palabras juegan el juego de la vida.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Javier. Tal vez las palabras de los poetas, sobre todo de algunos poetas, sean lo más salvable de la existencia. Las palabras juegan, regatean, ocultan o liberan lo que la naturaleza humana lleva consigo.
ResponderEliminarPara mi, Federico es muy importante. Recoge tradiciones andalusíes, comparte con una generación genial de buscadores de la expresión poética y literaria, bebe en los modos de su tiempo, inventa los suyos...¿Qué más se puede pedir?
Leer a Federico es alimentarse de la vida.