En la pugna cotidiana de los compromisos, el Yo cree satisfacerse, pero en realidad se pierde. Tiene que conceder tanto que no sabe bien de qué manera le gratifica o le castiga. Los planes por los que se rige no siempre coinciden con aquello que de modo difuso o con claridad se anhela, ni mucho menos. De hecho el verdadero anhelo nunca se reviste de plan, sólo es impulso. Y afecta a su Tiempo. En ese combate con lo que se toca, pero no satisface, se quedan por el camino ilusiones, sueños y una porción nada desdeñable de intentos sin cuajar. Pero el Yo no renuncia a nada. Ni siquiera al cansancio. El cansancio es una espada damocliana que sólo puede ser conjurada por los espíritus audaces que no conceden fácilmente su rendición. Al Yo no le perturba a determinadas alturas de la vida ni el transcurso, ni la merma, ni la emulación a la que constante e inútilmente podría verse tentado sin demasiadas posibilidades de éxito. Al Yo le refuerza su propia trayectoria, la curiosidad y la sed. Ya no padece tanto, aunque no se muestra libre de las acechanzas. Ni le hiere que la frontera entre orden y desorden sea frágil o se diluya. Por eso, el Yo comprende los versos de la poeta cuyo Yo, igual que el de él, navega aguas semejantes y desafía riesgos análogos.
No sé
si vivo en el orden
o en el desorden
Si hoy es ayer
o mañana
o ambos a la vez
(Anne Koltz, Chants de refus. Cantos de rechazo)
Mi coach decía que la pregunta importante ha hacerse era ¿Quién manda ahora mismo en mi vida?.
ResponderEliminarY que ante cada situación o compromiso debías responderte a tí mismo ¿Me hace ilusión? ¿A qué digo sí cuando digo no? ¿A qué digo no cuando digo sí?.
Psicología de estar por casa, tal vez. Pero funciona. Y yo las cosas que funcionan, a estas alturas, intento no cuestionarlas...
Un beso, perdido en el tiempo.
Rat. No conozco el coach, pero te diré que mis lejanos cursos de counseling y de inteligencia emocional fueron muy bonitos, pero jamás me explicaron nada ni me proporcionaron calma más que los dos primeros días, ja. Practico mi propia y ardua búsqueda, y me da resultado, o no me da en cada momento, pero insisto. Siempre me espantaron tanto los métodos y los sistemas...
ResponderEliminarPor lo demás, cada uno sabe lo que le va o no, via coach o caos.
Entréguese a la noche.
Anise, maestro... Bonita entrada
ResponderEliminarPD: permitidme una maldad, todo eso de los coach y la psicología empresarial me parece un negocio ideado por sinvergüenzas que pretenden gestionar lo que desconocen y aplicar estrategias de sumisión corporativa.
ResponderEliminarAnise es impresionante. ¿Debo a su Bondad Stalkeriana el saber de su existencia y sobre todo de su obra? Ya caerán mas poemitas, ya. Hace poco hallé perdido su "Cantos de rechazo" en los anaqueles de una librería. Lo cogí, porque algo en la memoria soterrada o acaso en el subconsciente, me decía que me sonaba su nombre. Al abrirlo, leí, lo cerré apresuradamente, pagué y lo devoré con aceitunas.
ResponderEliminarQue la mañana mediterránea te acoja, hermano.
Es que toda la psicología empresarial es un negocio en sí y parte de un segundo negocio. Va dirigido a lo que va: a facilitar o proponer la integración del personal. Y tiene su resultados, te lo puedo asegurar, lo he vivido de cerca. Pero, naturalmente, resultados siempre efímeros. Los humanos somos tan volubles, tan díscolos y olvidadizos...jaj.
ResponderEliminarHoy no se lleva tanto "la letra productiva con sangre entra" como con "vaselina entra". Ésto causa a la corta menos revueltas.
Lo dicho.