Sorpresa del viajero al encontrar restos de un aerolito desconocido esparcidos por el campo. Su extraña forma resulta inquietante. La curvatura rota induce a pensar que el extraño objeto circular no lo es tanto. El desgarrón rectilíneo se vuelve contra el observador. Y luego ese cilindro menudo, como una escisión procedente del choque entre planetas desconocidos y territorios convictos. El explorador teme la proximidad misteriosa del signo. Ha saltado la alarma. Despedazan las dudas. ¿Y si todo lo que hemos dado como seguro no lo es tanto? ¿Y si lo que se nos sugería indiscutible tiene una interpretación diferente? ¿Y si lo que parecía irreversible tiene más vueltas? ¿Y si el arropamiento de tantos siglos de civilización no son apenas nada en un océano de experiencias ignotas y otras tantas por acontecer? ¿Y si la propia experiencia humana se ha seleccionado a sí misma ignorando millones de toneladas de detritus y desaprovechamientos? ¿Y si lo que ha quedado entre nuestras manos no es sino una porción mínima? ¿Y si nos hemos inventado lo de la memoria, la herencia y la propiedad de las palabras para justificar la reducción de nuestras vivencias? ¿Y si todo es tan nimio y sólo agigantamos la proyección de nuestras insuficiencias? ¿Y si el meteorito caído contamina las culturas y las obliga a replantearse sus diferencias? El paseante ocioso se ha quedado sentado sobre la loma contemplando la cadencia majestuosa y enigmática de esta señal lítica. No sabe interpretarla. No sabe mirarla. Acostumbrado como está a aseveraciones, teoremas, dogmas, clasificaciones y revelaciones incontrovertibles varias, la visión le rompe el esquema de su educación andrajosa, lejanamente pueril.
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Hace 1 hora
Sí, la ? es un verdadero aerolito. Cae de pronto y nos deja sumidos como poco en la perplejidad. ¿Dónde hallaste tal extraterrestre?
ResponderEliminarCurioso, Fackel.
Alex, cuidado, mucho cuidado, es un campo minado de signos...la A, la ?, los < >, los ( ), el ., la , etc. Hay que ir a Barcelona para hallar este campo donde los signos han caído del cielo para ser recompuestos por los humanos. ¿O acaso serán muestra de nuestra propia descomposición? Misterios del alfabeto, de la ortografía y de la metaliteratura. Se encuentran en una zona ajardinada relajada y ascendente entre el Velódromo y el Laberinto de Horta, como una señal de los tiempos, los pasados y los presentes, claro. ¿Satisfecho?
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