Hoy Xiao está muy callado. Me ha dicho que no puede con el peso de la bóveda celeste. Y es que gusta de imágenes excelsas. Ya será menos, le he replicado. Pero él ha insistido con apatía. Ni siquiera puedo con la levedad de una de sus dovelas. Todo me abruma. El tráfago de gentes, el roce callejero, la vocinglería, la vaciedad de las palabras emitidas, la bulla de los mercaderes, las órdenes de los emisarios, las decisiones que los magistrados toman en mi nombre, las ansias desmedidas de muchos, la insensatez de otros. Mi propio pensamiento se me rebela y ramifica mi capacidad de entendimiento de las cosas. Así que compóntelas tú solo. Yo sería hoy un mal acompañante para quien tiene que descubrir aún el lado constructivo de la vida. ¿Ni siquiera puedo contar con tus comentarios triviales que tanto estimulan?, le digo más por animarle que por necesitar su guía. Ni siquiera. Es lo que tiene haber visto ya demasiado que no tiene solución o el haber dormido lo insuficiente sin recuperación. Ah, entonces es algo pasajero, Xiao. No sé. Es algo instalado y sin mucho aviso de que me vaya a abandonar.
He tomado una senda que va hasta los escarpes que acunan el torrente presuroso. Las margas lo vuelven más denso. El cielo, incierto. Serenidad.
*Fotografía de John Heartfield
Es que esa bóveda, pesa lo suyo.
ResponderEliminarPesa y aplasta.
EliminarXiao es un enfermo mental. Depende de lo que le dure el bajón tendrá un diagnóstico u otro.
ResponderEliminarEstos dos, son de esta época?
Abrazooo
Son atemporales esos dos.
EliminarEs que la cosa cansa, las toneladas de estulticia que soportamos cada día pesan mucho, y a uno le entran ganas de quitar el soporte aunque se hunda la bóveda.
ResponderEliminarYa lo decía Fray Luis de León: ¡Qué descansada vida, la del que huye del mundanal ruido, y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido!
Saludos.
Fray Luis sabía de lo que hablaba, supongo que después de haber comprobado los sinsabores existenciales.
EliminarBastante tiene uno con su mochila ccomo para llevar la de otros.
ResponderEliminarSaludos
Parte de la mochila de uno es la compartida con otros, sospecho.
EliminarHá dias pesados...parece que carregamos os nossos pecados e os do Universo...
ResponderEliminarTorna-se complicado...mas teremos que encontrar a chamada " zona de conforto"...
Beijos e abraços
Marta
Esa zona es frágil y pasajera, la buscamos pero cuando creemos que está a anuestro alcance...¡zas! se nos escapó.
EliminarDile a Xiao de mi parte, que la bóveda celeste no existe. Es un constructo mental como la divinidad. Que acalle el ruido del mundo y contemplará las estrellas, sin bóveda que las soporte.
ResponderEliminarYa dice Cao que el otro gusta de imágenes excelsas (abstractas, imaginarias, fantasiosas, etc.)
EliminarInvita a Xiao al otro lado de la boveda,siempre hay otras luces que iluminan oscuridades.Un abrazo!
ResponderEliminar¿El otro lado de la bóveda? ¿Qué luces son?
EliminarLo que más abruma es querer abarcarlo todo. Las cosas, de una en una.
ResponderEliminarSaludos.
Lo que es difícil es acertar con el sentido de la prioridad.
Eliminar¿Quién no ha sentido alguna vez cansancio por unas u otras circunstancias de la vida? Pero el hartazo es algo peor, por esa sensación de que uno no se va a recuperar.
ResponderEliminarAnder
El hartazgo puede ser la antesala del abandono. No preciso ya en qué puede consistir ese abandono o qué se abandonaría, que cada cual indague. Saludo, Ander.
Eliminar