¿Sabes, Cao? Ese hombre de ahí, me dice Xiao señalándome un individuo de mediana edad embebido en la lectura de un libro, posee el don de la ubicuidad. ¿Cómo es eso, Xiao? Yo le veo sentado bajo la higuera todos los días y haciendo lo mismo. Si está ahí no puede estar en otra parte, y apenas se desvía unos metros de su casa. Xiao esboza una media sonrisa. Probablemente se mueva más que tú y yo, que presumimos de paseos y de encontrarnos con conocidos. Probablemente sus viajes sean más enriquecedores que los nuestros, que no pasan de ser recorridos urbanos donde vemos a prácticamente la misma gente todos los días. Probablemente los paisajes y las ciudades se desplieguen ante su mirada con mayor diversidad que las calles que pisamos nosotros. Probablemente los idiomas se le ofrezcan con mayor fluidez que el nuestro, que tanto reducimos. No puede ser, Xiao. No es una divinidad ni benefactora ni maléfica, sino un simple y común vecino de este barrio. Ve a saber, Cao. Puede que también sepa mucho de obrar con bien y de actuar con mal, según se lo pida su criterio. Pero si tú no crees en esas invenciones sobre seres fantásticos, Xiao. Yo no, pero él puede que sí o, acaso mejor dicho, él crea sobre todo en la evolución de su propio pensamiento que sabe distinguir lo que conviene y lo que no conviene. Xiao me genera cada vez más inquietud. Decido romper su misteriosa plática. ¿No podemos nosotros ser también ubicuos como él?, y no quito ojo a la postura inamovible del hombre sumergido en el libro. Supongo que sí, Cao. ¿Le preguntamos cómo lo consigue?, me atrevo a proponer. Xiao me pausa. Mejor no interrumpir su ejercicio. Tal vez no esté ahora aquí ni hablando en nuestra lengua ni se reconozca en quienes pasan junto a él. Creo que la respuesta a tu pregunta nos la ofrece implícita y explícitamente este ausente de la higuera.
*Fotografía de André Kertész
La lectura es la inspiración para la mente de viajar allende los lugares conocidos.
ResponderEliminarSaludos.
Además de que un mismo texto es imaginado por cada lector a su capricho.
EliminarSolo los libros te pueden dar el don de la ubicuidad.
ResponderEliminarSaludos
estoy de acuerdo contigo, Emilio. Con la lectura podemos trasladarnos desde nuestro sofá, a distintos lugares y épocas.
EliminarSin duda, Emilio, sin duda, Pilar. Un relato es un bumerán, cazamos siempre la pieza y, si no, vuelve -volvemos- de nuevo a intentar cazarla. De ahí que la lectura de un mismo relato al cabo de los años nos diga algo siempre diferente.
EliminarPedro Ojeda Escudero13 mayo, 2025 17:55
EliminarA veces, acercarse a un gran hombre no es necesario. Las miserias son las que caben en esos dos metros de tierra de la cita.
Pero hay muchos muchísimos dos metros sucesivos, etc.
EliminarFeliz resultado de lo que te toca dirigir en la próxima semana, Pedro.
Chíao esta cabando su propia tumba. Si el pequeño saltamontes aprende a leer, ya no necesitará tanto a Chiao, cada vez menos. Y tendrá que buscarse otro saltamontes. Y bucle. Le conviene más mantenerlo en la ignorancia. Antes de que la situación sea incontrolable, y se reúnan todos los saltamontes en una plaza, como una plaga de langostas.
ResponderEliminarYa me he desviado.
Esto es una nueva serie, no?
Palabrita?
Abrazooo
No tengo idea de si es una serie o no, no soy nada frío ni calculador (esa ha sido siempre la expresión estreotipada, ¿no?) para estas escrituras u ocurrencias. Sobre la marcha. ¿Acaso sabemos si mañana viviremos?
EliminarVOY A VIVIR PA SIEMPRE
EliminarmUCHA
Hoy es siempre todavía, decía el gran Antonio Machado.
EliminarQUE BIEN BIEN ESCRIBES CACHITO DE CIELO
ResponderEliminarAy, señor, con lo demoníaco que es uno.
EliminarQué conmovedora es esa fotografía, los niños están en la más misera pobreza, lo atestiguan sus ropajes y los pies descalzos, no obstante se elevan y vuelan en esa contemplación de lo que parece ser un libro. Cómo este texto que incita y reafirma el poder de la lectura que no sólo transporta y hace viajar, también derrumba muros.
ResponderEliminarLa lectura, ese constante invento que no cesa, como el rayo de Miguel Hernández.
EliminarO livro leva-nos a um outro Mundo... vivemos aventuras numa outra dimensão...somos heróis, malandros...estamos no Céu e no Inferno...
ResponderEliminarEsquecemos tudo naquele momento, naquela página...
Nem que seja por minutos...
Beijos e abraços
Marta
El libro nos lleva a lo profundo e ignoto de nosotros mismos, pero también nos saca al mundo exterior que nunca acabamos de descubrir sino en una pequeña medida. Obrigado.
EliminarCómo explicarte que leyéndote me he transportado a ese momento de la charla y también al momento que lo escribes.
ResponderEliminarCon el "cómo explicarte" ya te has explicado, Maia, y me alegra saber de ese traslado al momento. La vida está cargada de momentos e instantes, de ahí la importancia de leer para ratificarlos (para ratificarnos)
EliminarCon lo escrito por el Sr. EMILIO MANUEL.
ResponderEliminarSalut
Yo participo de la opinión de Emilio y de otras opiniones análogas, pero añadiría un matiz. Y es que no solo los libros te pueden aportar ese don (relativo y metafórico muchas veces) de la ubicuidad, sino tu propia imaginación y en ocasiones el deseo.
EliminarD'ubicu te'n fan els llibres, però també internet. A L'infinit dins d'un jonc l'autora diu que als camps de concentració sobrevivien més els que eren lectors que no pas els que eren de complexió forta.
ResponderEliminarInternet cumple un papel pero no sé si lleva a una reflexión más calmada eimaginativa que la lectura de un relato.
EliminarLo que dice Irene Vallejo seguro que es verdad. Allí todo tipo de complexiones pagaron un precio. Lástima que Israel haya olvidado aquello y ahora sea tan cruel con otros semitas. los de Palestina.
La fotografia de la capçalera del teu blog fa feredat.
ResponderEliminarEs lo mínimo que puedo hacer, reflejar una situación de lastimosa subsistencia ante el exterminio de Palestina que lleva a cabo Israel.
EliminarCada día cuesta un poco más concentrarse para alcanzar ese don.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Pues habrá que desconectar de lo que impida la concentración, ¿no?
EliminarKertesz es genial; con su trabajo tienes la sensación de "caer" en sus imágenes. Gran fotografía, gracias.
ResponderEliminarPor supuesto, creo que no le importaría que utilizara sus imágenes para apoyar los textos. Salud.
EliminarCreo que es un poco al revés: según mi óptica, tus textos entregan hilos de apreciación a las imágenes que utilizas. Saludos.
EliminarTal vez, saludo.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarhay tantos "poderes" que uno querría tener: el de ser invisible, ubicuo, volar...
Salu2.
Sigo siendo yo, Diego. No sé qué pasa. Tengo abierto mi correo, pero se publica como anónimo...
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