¿Sabes, Xiao, que el viejo Qi nos deja leer los libros de segunda mano que tiene en su chamarilería? Xiao pone gesto de sorpresa. No sabía que además de trastos viejos, arramblados de mala manera, tuviera también libros el viejo oportunista, dice. Pero me sorprende más que os deje tocar y leer las revistas y los libros de los que otros se han desprendido. ¿Desde cuándo se está volviendo comprensivo y generoso? Bueno, no creas, Xiao, nos deja pero nos controla. Nada de pasar las páginas con el dedo untado de saliva, ni de revolver las revistas y mucho menos que rasguemos las hojas. Si ve que alguno rompe las reglas le manda para casa. Todo el mundo sabe, Cao, que Xiangzi ha sido siempre un gruñón y un tipo hosco. Con cuántos vecinos del barrio no acabó mal en el pasado por sus maneras despóticas y poco amables. Pero sobre todo porque de tapadillo era el usurero al que muchos recurrían para aliviar sus deudas. ¿De dónde crees que sacó tantos muebles y utensilios y a veces cédulas de propiedad? ¿De recogerlos en la basura? ¿Regalo obtenido por una bonhomía y colaboración que desconocía? Pues hoy no parece el mismo del que me hablas, Xiao. Ciertamente, que ahora muestre un temple más comprensivo y hasta saque una mansedumbre ignota en él es algo inédito. O está enfermo o los años le han restado aquella altanería y maltrato con que se dirigía a la clientela. O bien ha tenido una revelación que se nos oculta, apostillé riendo. Mira, Cao, la revelación de Qi ha sido siempre hacerse con los bienes del prójimo. Pero el cuerpo habla sobre todo para quien lleva el propio y ve a saber si no se encuentra próximo al fin de sus días. Al fin y al cabo no tiene familia y puede que quiera recibir in extremis nuestra complacencia. De momento, si ha empezado por dejar que invadáis pacíficamente su tienda es buena señal. Pero sospecho que por mucho que haga ahora no va a cambiar la imagen que tenemos todos de él. Por cierto, Cao, ¿sabes cómo le llaman muchos a Qi?
*Fotografía de André Kertész.
¿Le llaman o le definen como el usurero mezquino?, si non e vero e ben trovato, y el título del escrito le lleva a uno ahí.
ResponderEliminarSaludos.
Pasa algo raro, he respondido y aparece ahora borrado.
EliminarDecía que tendré que preguntar al tal Xiao, por si aún le encuentro por ahí.
Observo que el comentario se publica automáticamente.
ResponderEliminarDe momento el comment del que comenta pues sí.
EliminarLos usureros llevan fama de mezquinos pero hay muchos mezquinos que hacen negocios de otras maneras, incluso con extorsiones. ´La vida cotidiana da para mucho.
ResponderEliminarAnder
En la política suenan todos los días y lo peor es que mucha gente entra al trapo y comparte sus mezquindades.
EliminarA idade traz-nos sabedoria....ou não... Mas a imagem que os outros fazem de nós raramente muda... Têm medo de mudar, de admitir que estão errados e isso acontece em todas as áreas da vida...
ResponderEliminarBeijos e abraços
Marta
Casa vez tengo más dudas sobre la supuesta sabiduría que traen de los años. Hay mucho tópico al respecto. La gente vivimos, tenemos experiencia, relaciones, convivimos con nuestras contradicciones pero ¿hasta qué punto sabemos catalizar y convertir lo vivido en ética y bien hacer?
EliminarAl menos los usureros van de frente, otros, por el contrario...
ResponderEliminarQué razón tienes. Otros acaso van de frente pero armados, si no te quitas. Y de los que disimulan qué decir. Mucho miserable, sí.
EliminarO se moderan ciertos comportamientos, o se exacerban... Digamos que la vida te va moldeando. pero, como dice el prota, hay un cierto núcleo de la personalidad que se mantiene y perdura.
ResponderEliminarIncluso esas característica originales y acaso genéticas se moldean y mutan, pero algo queda de lo original.
EliminarMe gusta mucho la foto. Mucho.
ResponderEliminarPero mucho.
Hay algo especial en los zapatos de suela que sólo se arreglaban cuando el agujero era evidente. Había otras ocasiones en donde se apañaba con un trozo de cartón, a modo de reparación momentánea, por la parte interior del calzado.
Era mezquino pedir unos zapatos nuevos cuando la alacena estaba casi vacía y aún podías tirar con los que llevabas un tiempo más.
Salut
Tal cual describes el uso -y en ocasiones abuso- de los zapatos. También se podrían describir las medias y calcetines, aparentes por fuera y maltrechos en sus prolongaciones.
EliminarUn prestamista usurero que, en la vejez, se da cuenta de que no se podrá llevar nada de lo que ha ido consiguiendo gracias a la miseria de los demás. Ahora parece querer dejar una huella más humana de si mismo.
ResponderEliminarVer las orejas al lobo cambian a muchos. He conocido algún caso, y es que ser reflexivo y palpar la piedad en un momento dado no se le niega a nadie.
EliminarEm fas pensar en el Conte de nadal de Dickens.
ResponderEliminarJo de petita tenia una amiga molt rica, que a vegades també duia mitjons foradats. A mi això em em feia sentir una secreta complaença.
Los agujeros en los calcetines son las gateras de los dedos de los pies.
EliminarAunque no es un negocio, no permito que nadie toque los libros de mi biblioteca.
ResponderEliminarO sí, si se lo permito a alguien, ese alguien tiene que entenderlo como una gran muestra de aprecio. Cosa que casi nunca sucede...
Saludos,
J.
Ojo con prestar libros, y si lo haces que sea ante notario (y aun y todo, ya sabes)
EliminarFáckel:
ResponderEliminarprestar libros siempre es un riesgo. Como prestar un boli, un encendedor...
Si lo devuelven, buena señal.
Salu2.
Pero con el libro me resulta más grave todavía, claro que ¿quién de nosotros no nos hemos quedado con algún libro prestado?
EliminarConsidero un barbarismo bastante asqueroso eso de chupar el dedo, pasar la página, volver el dedo a la boca... (y después que lo haga otra persona y otra y otra). Qi es sensato.
ResponderEliminarChiloé
Se llevaba mucho antes, muchísimo, nunca me gustó.
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