Baltasar Gracián es antiguo, pero no viejo. Leer alguna de sus obras es como ampliar a un Marco Aurelio, por ejemplo, y enriquecerlo, y sumando una prosa castellana exquisita y precisa. Y aun pareciendo barroco, que no decadente, su pensamiento un tanto negativo, mas no equivocado, sobre conductas y pasiones de la especie humana está muy de actualidad. Dicen que influyó en La Rochefoucault, en Schopenhauer, en Nietzsche, y reconozco que resulta muy difícil negar sus puntos de vista.
No me aguanto comunicaros este trozo de la crisi octava (llama así a cada capítulo) de la primera parte de El Criticón:
"—¿Quién es este monstruo coronado?—preguntó Andrenio—, ¿quién este espantoso rey ?
—Este es—dijo el anciano—aquel tan nombrado y tan desconocido de todos, aquel cuyo es todo el mundo por sola una cosa que le falta; éste es aquel que todos platican y le tratan, y ninguno le querría en su casa, sino en la ajena; éste es aquel gran cazador con una red tan universal que enreda todo el mundo; éste es el señor de la mitad del año, primero, y de la otra mitad después; éste, el poderoso (entre los necios) juez a quien tantos se apelan, condenándose; éste, aquel príncipe universal de todos, no sólo de hombres, pero de las aves, de los peces y de las fieras; este es, finalmente, el tan famoso, el tan sonado, el tan común Engaño.
—No hay más que aguardar—dijo Andrenio—. Vámonos de aquí, que ya estoy más lejos del cuanto más cerca.
—Aguarda—dijo el viejo—, que quiero que conozcas toda su parentela.
Ladeó un poco el espejo y apareció una urca más furiosa que la de Orlando, una vieja más embelecadora que la de Sempronio.
—¿Quién es esta meguera? —preguntó Andrenio.
—Esta es su madre, la que le manda y gobierna; ésta es la Mentira.
—¡Qué cosa tan vieja!
—Ha muchos años que nació.
—¡Qué cosa tan fea! Cuando se descubre, parece que cojea.
—Por eso le alcanzan luego.
—¡Qué de gente le acompaña!
—Todo el mundo.
—Y de buen porte.
—Esos son los más allegados.
—¿Y aquellos dos enanos?
—El Sí y el No, que son sus meninos
—¡Qué de promesas, qué de ofrecimientos, excusas, cumplimientos, favores! Hasta las alabanzas le acompañan.
Torció el espejo a un lado y a otro, y descubrieron mucha gente honrada, aunque no de bien:
—Aquélla es la Ignorancia su abuela; la otra su esposa la Malicia, la Necedad su hermana; aquellos otros, sus hijos y hijas, los Males, las Desdichas, el Pesar, la Vergüenza, el Trabajo, el Arrepentimiento, la Perdición, la Confusión y el Desprecio. Todos aquellos que le están al lado son sus hermanos y primos, el Embuste, el Embeleco y el Enredo, grandes hijos deste siglo y desta era. ¿Estás contento, Andrenio?—le preguntó el viejo.
—Contento no, pero desengañado sí. Vamos, que los instantes se me hacen siglos: una misma cosa me es dos veces tormento, primero deseada y después aborrecida."
Lo que delata la época de Gracián es su riqueza de lenguaje, tan pobre a día de hoy, un lenguaje en el que ya no se platica, como se platicaba en tiempos de Don Baltasar.
ResponderEliminarSaludos.
Y la aguda mirada sobre la naturaleza humana. Por supuesto, el vocabulario utilizado es un tesoro. Tenemos que poner de nuestra parte por rescatar términos expresivos.
EliminarVoy a por el diccionario. Ahora vuelvo...
ResponderEliminarEl engaño. Tan aborrecido por mí, que ahora, leyendo esta porción del Sr. Baltasar, me doy cuenta de que nunca profundicé en el extenso número de parientes, lejanos y cercanos, que llega a tener.
Fíjate que los términos relacionados con el engaño y la mentira siguen en vigor y se entienden perfectamente, no han caído en desuso del todo. Hay otros vocablos que sí nos reclaman de diccionario.
EliminarEn el país de los ciegos el tuerto es el rey y con ello no digo que Gracian sea el tuerto; pese a vivir al final del siglo de oro, ni se escribia tanto como ahora ni se leia tanto, la mayor parte de la gente de la época ni sabia leer ni escribir, algo hemos ganado.
ResponderEliminarDesde ese punto de vista, sin duda alguna. Hay alfabetización, no sé hasta qué punto comprensión lectora y desde luego tengo mis dudas sobre la capacidad de elección de lo que lee la gente. Supongo que en aquel tiempo y posterior de Gracián se escribía para minorías, los clérigos, por ejemplo, porque no todos los que iban de nobles e hijosdalgos eran muy cultos. Acaso lo que se escribía antes era más preciso y exacto de todo lo que se escribe ahora, al menos en el plano de estos autores clásicos. La descripción irónica que hace en este texto Gracián es feliz. Habría que repartir el texto en hemicilos y medios de incomunicación.
EliminarUn hito clave en esta relación fue la traducción al alemán del "Oráculo manual y arte de prudencia" de Gracián, realizada por Schopenhauer bajo el pseudónimo de Felix Treumund. Esta traducción no solo dio a conocer la obra de Gracián en el mundo germánico, sino que también profundizó la admiración de Schopenhauer por el pensador español.
ResponderEliminarLa búsqueda del saber, una crítica profunda de la sociedad con la que cohabitaban y un nihilismo, un estado de desesperanza, eran el denominador común de los dos pensadores.
Sobre el engaño, comentar que también se engaña omitiendo, no hace falta una mentira dura y abrupta.
Salut
Debe ser por esas características por las que me gustan ambos autores que citas (sumemos a Nietzsche) porque me encuentro en ese área de estupefacción ante la vida en que ellos se movieron.
EliminarY en efecto, omitir es ocultar, inducir a carecer de información que arroje luz, no sé si el término es engaño, pero anda próximo. Leyendo el libro "La historia oculta de la creación del Estado de Israel" uno descubre a través de la autora que ha investigado profundamente cómo se constituyó ese Estado que el ocultamiento -inluso al Congreso de USA, por ejemplo-, la autocensura de medios prosionistas, etc. contribuyeron a que la sociedad estadounidense no supiera de todo el montaje y del terrorismo practicado por el sionismo.
Por cierto, hace tiempo que Gracián tenía o tiene aún, no sé, con su Arte de prudencia una acogida en las esperas de las direcciones de grandes empresas, en USA casi era libro de texto de ejecutivos. O sin casi.
EliminarNo soy anti-israelí por antonomasia, me desagradan, eso sí, los sionistas (no hay que especificar que son cosas diferentes). Observo que el señor que manda en Israel está influenciado ideológicamente, y que va a llevar a su país a la ruina total. Le es indiferente absolutamente todo, y no todo vale, y ha traspasado con creces la barbarie. Todo lo que sufrieron sus antepasados en los campos de concentración queda anulado por culpa de este señor.
EliminarPero nosotros, no nos olvidemos, somos una potencia en la venta de armas.
PD: Schopenhauer, en su libro El amor, las mujeres y la muerte, dijo una frase que la recuerdo respecto al pueblo judío: Serán el elegido por Dios, más no es mi pueblo elegido.
Salut
Me encantaría que todo el mundo siguiese hablando así en el día a día, ¿te imaginas? Seguiríamos siendo un país mezquino, pero con estilo ;)
ResponderEliminarSi la gente hablara bien acasosería un exponente de que la mezquindad se habría arrinconado. El problema es no ya que se hable mal sino que se habla de modo reducido, sin utilizar vocabulario y sin precisar con la hondura de las palabras. Pero me gusta eso de mezquino. Nuestra sociedad tiene una carga de mezquindad como una losa. Más vale que ciertos falsarios (y pienso en un expresidente que veía hilillos en el chapapote) en lugar de enarbolar lo de "España es una gran nación" dijeran por una "España sin mezquindad". Qué bobadas digo, me salgo del mundo real, disculpe vuesa merced.
Eliminar¡Vaya, vaya, vaya! El texto me ha impactado. Leo que el fraile sobresalía en cualquier cosa que se propusiera. Menos a la hora de dar sermón, que ahí patinaba lastimosamente. Paradojas de la vida... Medio-bromas aparte, lo que está claro es que me ha encantado, que voy a rescatarlo y que indudablemente fue un maestro como pensador, filósofo y escritor.
ResponderEliminarChiloé
Si yo te contara de los sermones que he tenido que tragar en mis años puros y célibes...Aquellas misiones que hacían los inquisitoriales en nuestras ciudades y pueblos que durante una semana nos soltaban, además de rosarios y procesiones unos sermones apocalípticos. Créeme: la gente lloraba. Cómo sabía aquella ralea tocar la naturaleza del individuo ¡y controlarla!
EliminarHaces bien, no te prives de disfrutar de los sesudos como Gracián (independientemente de sus sermones)
quien pudiera leerle a la cara este texto de Gracián al emérito, el de tan poca verguenza, el que tanto mintió, engañó y defraudó y el que en ello sigue, ciego y sordo de soberbia.
ResponderEliminarMe has arrancado la carcajada. A ese personaje y a otros cuantos de los que le han bailado el agua. Pero la historia española es así, no sé si por nuestra fragilidad, nuestros límites e impotencia o porque somos menos díscolos de lo que cierta épica dibujó desde Numancia.
EliminarLa gran familia al completo. Y se podría añadir probablemente la familia y uno más. Búsquense ese añadido. Egun on
ResponderEliminarAnder
Ander, voy a buscar por dónde se amplía esa familia.
EliminarEl pitjor que passa és quan les persones es creuen les pròpies mentides.
ResponderEliminarMillones de individuos se creen las propias mentiras o las ajenas que hacen propias.
EliminarDemasiados hijos tuvieron el engaño y la malicia. Y sí, todavía es vigente eso de "grandes hijos deste siglo y desta era"... Si es que parece que va en nuestra naturaleza.
ResponderEliminarBesos
Va en nuestra naturaleza. Pero también la naturaleza nos ha permitido hacer evolucionar la razón y poner coto a esos hijos. Otra cosa es que no se logre.
EliminarGracián escribía para una minoría selecta, el resto eran unos iletrados.
ResponderEliminarSupongo que eso era común a las élites cultas y a las mayorías analfabetas. Por eso el valor de la tradición oral y la del lector público, que lo ha habido siempre.
EliminarFáckel:
ResponderEliminar¡menuda familia y menuda parentela!
¡Para huir como alma que lleva el diablo!
Salu2.
Pero si esa familia nos es allegada, Diego. Nada de sorprenderse.
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