El actor me ha hecho pensar en la flexibilidad que tuve. Algún eco me queda. Pero antes el movimiento era reflejo. Ahora tengo que pensármelo. ¿Cómo? ¿Pensar un movimiento que debería ser meramente natural, esto es, automático e inconsciente?
Recordando: cuando al impulso sucedía la acción refleja. El impulso se medía por sí mismo y pocas veces se equivocaba en el resultado de la ejercitación. ¿Errores de cálculo? Eso es otra cosa; siempre los hubo. Creías que ibas a poder pero tu capacidad de esfuerzo quedaba por debajo de lo que exigía la prueba. Que el desastre fuera grave o leve ya se vería; pero se corregía fácilmente. El poder de la reposición. La armonía de la agilidad. Aprendizaje.
Cualquier paso en los movimientos del cuerpo proporcionaba experiencia. ¿Hay un tipo de experiencia más fiel que comprobar lo que da de sí tu cuerpo persiguiendo el movimiento?
Saltos. Retorcimiento. Escalada. Carrera. Giros. No había voltereta que no fueras capaz de realizar grácilmente. Ni subida a árboles o tapias que no lograras. Aguantabas el tirón de la velocidad (aquel corredor de fondo que eras quiere hacerse valer aún en otras coordenadas) Te colabas por hendiduras y rendijas. Cogías peso sin que ninguna articulación o músculo se quejase.
Sensación, entonces, de que la energía generaba más energía. Dabas por hecho que fluía como regalo de tu propia naturaleza. Que eras así. Que eras eso. Otros lo llamaban nervio.
Ingenuidad: pensar que siempre te mantendrías como una factoría de actividad que generaba actividad. Te creías una especie de cinta de Möbius. ¿Creías que no iba a haber principio ni fin? ¿Que te componías de una sola cara que se regeneraba sobre sí misma?
Sorpresa: aquel vecino se rompía un brazo, tal amigo una pierna, el otro con un hombro dislocado. Tú te asombrabas al compararte. Eres de goma, te decían. ¿Dónde queda aquel material del que te pensabas que estabas hecho? Algo debe quedar, te consuelas.
Misterio: tú no parabas; ellas, las chicas, casi no se movían. Poco podías enseñarlas, salvo tu exhibición ostentosa. De ellas podrías haber aprendido antes y a tiempo. Alguna trataba de emularte y te seguía. Qué épico.
Desasosiego: cuando descubriste que otros individuos, sin ser agitados como tú, obtenían respuestas sobre preguntas que tú no te hacías.
Confusión: la deriva del movimiento por el movimiento ocultaba la capacidad de tu mente. Y el consiguiente retraso en motivarla.
Has dicho que antes eras corredor de fondo. Ahora intuyes o, mejor dicho, vas concluyendo que hay un fondo contra el que no puedes ni debes correr porque tras él no hay luz alguna. ¿Habrá merecido la pena el recorrido?
(Fotografía: Actor de teatro Butoh)
Envejecer es adaptarse a un nuevo ritmo, que no siempre gusta... Has hecho una reflexión muy valiosa que hago mía. Un saludo
ResponderEliminarAdaptarse: uno de los grandes aprendizajes de la vida. Pero los ritmos están ahí y no es fácil a edades avanzadas responder adecuadamente, ¿no?
EliminarEn mis tiempos mozos (25-40 años) practiqué Judo llegue hasta el cinturón negro, cuando el miedo a romperme algo llegó, me puse a correr largas distancias, 25-30Km con intención de correr una maratón que no he hecho y es una espina que tengo clavada, más tarde según pasaban los años me conformaba haciendo senderismo por la provincia de Granada que hay lugares muy complejos; hoy ya senior como me llaman en el banco, si me golpeo me rompo, la artrosis, el dolor de huesos, el sobrepeso etc..., me limita, ya solo lo veo por la tele todo eso lo he sustituido por el estudio y la lectura que tampoco está mal.
ResponderEliminarSaludos
Nada mal, por supuesto. Ayer leía que las demencias y sus variantes están influidas por el abandono ante el televisor (lo viví de cerca por mi madre, que había sido activa) Pero no por el ejercicio de ordenador tal como lo llevamos a cabo. Habrá que estar alertas. Las ejercitaciones de la clase que citas, qué lejos quedaron.
EliminarNo puedo profundizar tanto como tu al que has sacado tajada y partido al hecho de la flexibilidad. Bien puedo decir en mi descargo que: corrí como un caballo para parar como una burra.
ResponderEliminarSalut
Bueno, caballerías somos todos. Corceles veloces y adiestrados ya van quedando menos. Pero seguro que no te arrepientes.
EliminarNunca sobresalí por mi agilidad. Y no por ser "chica", sino por ser "del montón" de esos a quienes la destreza física no les hace destacar sino sólo acompañar al pelotón. En cambio, reconozco que siempre he quedado boquiabierta al ver la flexibilidad de ciertos personajes como el de la foto, que parecen no tener articulaciones ni ligamentos. En cuanto a lo que me queda hoy de aquella moderada movilidad, no puedo quejarme, aunque los quejidos involuntarios al intentar levantarme del asiento se sucedan irremediablemente. Un abrazo
ResponderEliminarAsí como cuentas andamos a estas alturas la mayoría. Habremos perdido flexibilidad pero me conformo con la agilidad y el paso que yo quiera. Los riesgos pueden venir por otro lado: ciáticas, por ejemplo, deformaciones de columna, etc. Mejor no sigo.
EliminarYa lo dicen los medicos. Cuando pierdes la elasticidad, te quedas rigido y la rigidez es mala, y el rigor mortis peor.
ResponderEliminarNos intentas transmitir que el camino de la vida es una constante perdida de colageno, y que cuando se scaba, mueres de viejo ( porque algunos mueren con clageno, eh?)
Lo de la luz es una elucubracion, y si no la ves, no es porque no existe; es que la tienen apagada, porque Pedro Sanchez lo ha dicho por la tele; y ya sabes, lo que dicen por la tele
El rigor mortis, Gabi, no cuenta. Descalificado tal rigor por entrar fuera de tiempo.
EliminarDigamos que ciertos movimientos que antes eran automáticos, a partir de cierta edad hay que pensarlos dos veces y estudiar la manera de afrontarlos, y es que el suelo está cada vez más lejos.
ResponderEliminarEso es, hay que pensarlos dos o más veces. Es como si hubiéramos perdido la confianza en lo ordinario y de toda la vida. Es decir, en nuestras facultades. Pero es que avisos ya va habiendo.
EliminarFackel, me guasta la foto escogida y el título con que la acompañas: Flexiones y reflexiones. De lo que éramos o de lo que fuimos capaces, hasta hace poco... ya ni me hago la pegunta, porque aunque - sin ser atleta- la mente y el cuerpo respondían. ¿De qué material pensabas que estabas hecho? ¡No nos preocupaba! al meno a mi. El cuerpo y la voluntad, con dislocaciones, caídas, tropiezos y rasguños, asombraban o impresionaban, porque todo era un juego que a veces tenía algo -o mucho de locura- pero no era una competición.
ResponderEliminarLlegó un tiempo en que la noche no era suficiente para reparar el cansancio, el esfuerzo, las torceduras de las flexiones, y poco a poco, terminada la universidad, fuimos (fui) entrando en razón.
Ahora, ya hace años, aunque exigen esfuerzo y disciplina, la mente se mantiene despierta y alerta, con las "reflexiones", las mías y las vuestras (es decir, de mucha gente).
Y de verdad gozo con ello y con los sentimientos y cariño de familia, por lo que agradezco la dicha de estar vivo y no necesitar la silla (o el sofá) para ver lo que quieran que vea los "tropecientos canales de Tv".
Sigo siendo libre y me siento bien de salud -sin achaques ni dolencias- a punto de comenzar otra década.
Un abrazo.
Mantente con la salud a tu favor y con el ánimo que se trasluce de ello. No es moco de pavo estar con la mente lúcida. El cerebro no distingue ni de orden social ni académico. A un amigo, gran profesional de la medicina de toda la vida y especialmente solicitado por las mujeres por su actitud favorable en tiempos que el franquismo perseguía todo, le detectaron hace un par de años Alzheimer. Mi abuela paterna tuvo demencia senil y mi padre siempre estuvo preocupado por si él repetía la historia. Llegó lúcido a los 95, seguía haciendo cuentas, leyendo el periódico no obstante las cataratas y razonando como nunca. No sé si en estos tiempos que vivimos el ejercicio de razonar impera. No se refleja nada en la actividad pública y representativa y por lo tanto creo que el modelo, o los modelos de razonar, están muy quebrados. La gente no argumenta, no analiza, no somete sus ideas a las propuestas del otro, claro que a veces no hay propuestas de ninguna clase, sino encastillamientos y tópicos a mil.
EliminarMe ha llegado eso de "Sigo siendo libre", no es poco. ¿Quién nos dice que el sentimiento y el ejercicio de una libertad personal no es sino higiene pura? Un abrazo.
Me identifico con Mónica, nunca fui deportista, más bien cumplía con los ejercicios del Colegio y, suficiente, después con el paso de los años encontré en las caminatas algo entretenido para estar en forma. Muy lejos de las acrobacias de mis hijos y,¡vaya!, siento admiración por sus cuerpos flexibles y atléticos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues que la naturaleza haga que se conserven así por mucho tiempo. Yo tampoco fui especialmente deportista, simplemente estaba dotado de agilidad y nervio, pero eso no dura siempre. Salud y calma.
EliminarInteresante reflexión. Con el tiempo el ejercicio y el movimiento son más difíciles, sin embargo las reflexiones sobre la vida y las experiencias son más profundas.
ResponderEliminarLo importante es adaptarse a las posibilidades. Si no puedes correr caminar. Si no puedes caminar escribir. Si no puedes escribir leer. Si no puedes leer conversar. Si no puedes conversar meditar. Si te adaptas eres invencible. Siempre hay retos por superar y mundos por descubrir. Aunque esos retos sean más pequeños y esos mundos más próximos con el paso de los años.
Hay también flexiones mentales que se pueden y deben activar a cualquier edad, incluso o, sobre todo, la avanzada. Claro que si no se venían practicando resultará difícil a muchos hacerlo de la noche a la mañana. Y no me refiero a esa línea de filosofía oriental, sea yoga o zen, sino al ejercicio de ordenar el pensamiento -no rechazarlo- y la voluntad del pensamiento, aunque el caos siempre lo llevamos dentro.
EliminarMe gusta ese párrafo donde sitúas y ordenas posibilidades. Estoy viendo si cumplo los requisitos, pero aunque todos no se puedan, o se deban, hay varias acciones posibles. Conversar se ha vuelto complicado y arduo para algunos de nosotros, precisamente gentes que conversamos y debatimos mucho a lo largo de la vida. Conversar es comprometer opinión y búsqueda y temes no ser respetado o encontrar compensación por parte del otro. Un abrazo.
Afortunada cualidad. Me alegra haber leído la actual entrada. Siempre quedará el agradecimiento por haberla reconocido y gozado como proceso afortunado.
ResponderEliminarMe alegra que concluyas en una visión positiva y valoradora, MJ.
EliminarUn post muy lúcido, como siempre. El cuerpo se puede entrenar, y hacerse flexible hasta límites que uno no imagina. Pero lograr esa flexibilidad de la foto, así, de golpe, sería para alucinar. La mente se puede entrenar también, claro. Y daría para otras reflexiones.
ResponderEliminarUn abrazo
Los límites son a la carta de cada cual, ya sabes. Hace unos días vi en tv a un chino de noventa y pico años ejercitando el cuerpo como uno de quince. Se ve que había superado afecciones internas y tal disciplina le funcionaba, pero eso no surge de un día para otro. Al menos no en edades muy avanzadas con el cuerpo ya más rígido y nada maleable.
EliminarNos vamos adaptando a lo que en cada momento podemos hacer sin rompernos excesivamente.
ResponderEliminarPues sí, porque además un error de cálculo o un acto de macho joven puede ser fatal. Sin rompernos en demasía.
EliminarLa rigidez del cuerpo es un problema, pero nos adaptamos; no hay más remedio.
ResponderEliminarLa rigidez de la mente; eso, ya es otra cosa. A mi entender requiere su gimnasia, porque si te atrapa la obesidad, mira, malo. Pero si te atrapa la obesidad mental y se te inunda el pensamiento de grasas apestosas; entonces, despídete.
Seguimos en el camino. Avísame si ves algún tropiezo. Prometo hacer lo mismo.
Los límites anatómicos son preocupantes, pero participo de tu opinión sobre los mentales o, mejor dicho, los que intenta mantener a salvo el pensamiento. Si este se hunde estaremos perdidos. Descuida que avisaré.
EliminarTu reflexión sobre las condiciones y habilidades físicas incluye el paso del tiempo, pero también hay numerosas circunstancias que coadyuvan en el asunto...
ResponderEliminarHay quienes poseen unas codiciones físicas excelentes para una determinada actividad y otros las tienen para otras actividades y quienes poseen unas condiciones excelente para todas seguramente sean medallista en la disciplina de decathlon...
Yo creo que incide más el sedentarismo que la edad en la ralentización de los movimientos y en la falta de facultades físicas a la hora de realizar determinadas actividades de movimiento y/o fuerza... Pero también inciden mucho las circunstancias sobrevenidas (accidentes, falta de tiempo por causa de obligaciones, etc.)...
Yo me defendía en algunas disciplinas ateléticas: en carrera de fondo quedaba de los últimos; en movimientos gimnásticos me defendía como gato panzarriba... Lo mío era el fútbol, no se me daba mal... Ahora, por circunstancias, tengo que conformarme con andar piano piano...
Lo que hay que evitar, si no es por fuerza mayor, es el sedentarismo... Además, últimamente me he dado cuenta (mi hijo me ha hecho ver mis errores al respecto) de que algunos conceptos que yo tenía sobre la forma de hacer actividad física eran tan erróneos como perjudiciales...
Bueno, el de la foto es un contorsionista cuya elasticidad se muestra evidente, ojalá yo pudiera hacerlo, pero sólo puedo mirarle y admirarle...
Yo soy más de reflexiones que de flexiones; espero que mi flexibilidad mental, no será por falta de ejercició, esté lo suficientemente entrenada y desarrollada como para que mi pensamiento sea capaz de alcanzar unas cimas aceptables de conocimiento y para aceptar los cambios de postura sin rigidez cuando otros me descubran rutas y cimas más transitables y habitables que las descubiertas y habitadas por mis convicciones...
Creo que me he enrollado mucho y me he hecho un lío, pero pienso que se me entiende...
Abrazo
"Yo creo que incide más el sedentarismo que la edad en la ralentización de los movimientos y en la falta de facultades físicas a la hora de realizar determinadas actividades de movimiento y/o fuerza... " Lo que he observado es que la edad suele conllevar sedentarismo, entendiendo por ello no solo reducción de movimientos con disciplina, sino apartamiento de relaciones sociales, merma de interés por asuntos colectivos, restricción de salidas de casa...Tal vez se trate de ser selectos pero no negarse a toda conducta.
EliminarYa que citas agilidades me has hecho recordar que se me daba muy bien ascender por la soga hasta lo alto del gimnasio escolar, algo de felino debía tener uno. Ya ves, asociaciones de ideas o transmisión de vivencias.
El de la foto es una excepción a las reglas y no quisiera que con situarla ahí incentivara a nadie a un ejercicio que seguramente ha practicado el artista desde la infancia. Me parecía una imagen bella, espectacular y, sobre todo, retorcida.
Sobre reflexiones...se podría hablar mucho. Es un ejercicio complicado y con muchas marchas. No es oro todo lo que reluce en materia aparentemente reflexiva. Exige no solo disciplina sino método, pero incluso caóticamente tiene una utilidad y un sentido higiénico para el vivir y relacionarse que no todos conocen. Eso sí, las reflexiones exigen ubicación y cierta calma para que lleguen a buen puerto. Lo bueno es que por sí mismas no agreden a nadie. Si se llega a conclusiones equívocas pueden ser peligrosas para la salud propia y ajena.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHay que vincular el sentido de la dignidad al de la serenidad personal. No es fácil saber lo que un individuo en edad provecta lleva dentro cuando le ves por la calle. E incluso cuando se comunica a primera instancia. La primera comunicación con cierto calor y valor suele ser recordar de otras épocas, aunque puede ser una lata. La comunicación que reside en repetir tópicos para aparentar que está al día es algo que me hace rehuir no solo a viejos sino a gente de cualquier edad. Eso de aguantar a los loritos de repetición de medios o de líderes mediocres o simplemente de lo que dice el que más alto habla en el bar es algo en lo que a estas alturas no caigo.
EliminarMire usted, Chiloé, no es el barco mutante el que me preocupa sino el barquero, el navegante y, sobre todo, el naufragio.
Buena respuesta para Chiloé. Solo añadir que la biología nos enseña que las células de nuestro cuerpo mueren y son sustituidas por otras, aproximadamente cada seis o siete años se podría decir que ya son todas distintas.
EliminarY sin embargo ese nuevo cuerpo se parece muchísimo al anterior, pero...¿es el mismo?
Solo se trataba de precisar, con arreglo a mi criterio, que no tiene por qué estar acertado. Nada es lo mismo: ni los cuerpos, ni las reacciones, ni los recursos, ni las situaciones, ni la mentalidad, ni los acontecimientos...etcétera. Los parecidos son solo eso: parecidos. Tal vez nuestra angustia reside en creernos los mismos de siempre y no poder ser los mismos de antes y no saber o poder aceptarnos a la propia evolución. Pero no dramaticemos: antes o después vamos tragando con casi todo.
EliminarNunca he sido flexible, más bien todo lo contrario, algo torpe. Tengo miedo a caerme, a romperme cuando hago un gesto brusco. Creo que en la vida me pasa algo similar.
ResponderEliminarTal vez ese tipo de miedos ayuden a estar en guardia y prevenir esfuerzos arriesgados por inusuales.
EliminarGracias por tu visita. Vitoria es una ciudad poco conocida pero muy interesante de recorrer. Somos muchos los fans de La Acequia, afortunadamente.
ResponderEliminarGracias a ti por corresponder. Saludo.
Eliminaryo soy de una rara especie anfibia, en tierra me he roto huesos, me duele todo, sin embargo en el mar, como pez en el agua, entro y salgo me deslizo, avanzo... debo tener genes acuáticos!
ResponderEliminarMíratelo (si tienes curiosidad) Pero no me preguntes quién te lo aclararía (déjalo como parte del secreto de sumario personal) Suerte y envidia por tu "acuicidad".
EliminarPensemos que si, que el recorrido merece la pena.
ResponderEliminarSalud y buen finde.
Con pros y contras, que cada cual haga su propio balance. Soy proclive a ver los resultados en positivo, pero claro, se supone que aún queda y ve a saber los libros del debe y haber qué recogen.
EliminarPenso que sim, tudo vale a pena, resta saber se aprendemos alguma coisa...
ResponderEliminarComo sempre, um texto para reflectir.
Obrigada pela visita
Beijos e abraços
Marta
El código de valores lo otorgamos los humanos; la cultura adereza el impulso natural.
EliminarEls nens petits són així de flexibles, són gairebé de goma. Amb l'edat s'acaben trencant els fèmurs.
ResponderEliminarHay un límite para la flexibilidad: unos porque engordar demasiado, otros porque se contraen los músculos, se desgastan las articulaciones y un montón de razones más, supongo. Mi madre me decía que era de goma, porque como no parábamos y hacíamos barrabasadas con riesgo a pesar de caerme muchas veces tuve la fortuna de no romperme jamás nada.
EliminarFáckel:
ResponderEliminartriste es envejecer, triste.
Salu2.
Tal vez la mayor de las tristezas, pero...Claro que depende de muchas circunstancias que sea más o menos triste, aunque al final...
Eliminar