Hoy me quedo con ganas de decirles algo, pero no sé qué. Supongo que no será nada importante. Por supuesto lo que en ocasiones a mí me parece de valor no tiene por qué serlo para los demás. Así que, prudentemente, me limitaré a hablar con mi otro yo. Al fin y al cabo algunas veces está más cerca. No crean que es más apacible y bondadoso que cualquiera de ustedes. Suele aprovecharse y se toma la confianza, en exceso incluso, y se vuelve riguroso cuando no exigente. Y ahí es cuando el conflicto está servido. Confrontación entre hermanos, pensará más de uno de ustedes. No sé. Que mi otro yo y yo seamos cosanguíneos o, mejor dicho, unisanguíneos, si es que este término existe, no garantiza mayor comprensión y, por supuesto, una aceptación. De hecho entre ambos se da una pelea que suele acabar con la rendición de uno sobre el otro, o que ambos tiremos la toalla y digamos: vayamos a otra cosa, no nos incordiemos. Pero cuando algo no se resuelve ya es bien sabido que retorna cuando menos te lo esperas. A veces pienso: si no fuera por mi otro yo mi yo propio se aburriría muchísimo. Es verdad. El otro yo sirve para divertir, con toda la capacidad de significados que este verbo tiene. Si mi otro yo y yo nos vemos como enemigos me digo: voy a hacer un ejercicio de diversión a ver si le doblego. No me gusta el sentido bélico, pero ¿no hay en ocasiones mucho de fratricida entre yo y el otro yo? Otras veces elijo una diversión de complicidad recreativa, donde ambos nos reímos, cada uno desde su punto de vista, pero en ese pasarlo bien convergemos por el lado fraterno. Obsérvese aquí que fraternal y fratricida se acercan y se repelen con frecuencia. Ustedes pueden recomendar: que esperen a su sueño para que ambos se apacigüen. Pero oh, todo lo contrario. Allí cohabitan revueltos, haciendo cada yo lo que le da la gana, ora amándose cordialmente, ora chocando desenfrenados. Y si solo fuese eso. Acarician el frenesí de perder sus papeles, qué digo, más bien sus identidades y entonces es cuando parece surgir un tercer yo. ¡Un tercer yo! Eso no está previsto por el psicoanálisis y otras zarandajas que tratan de interferir en los subconscientes, se dicen el uno al otro yo. El tercero emerge, confuso, como un yo que se pretende diferente, a la contra de los otros, unas veces para mediar, otras para crear más confusión. ¿De parte de quién se pone? Disputados yoes, les dice. Permaneceréis inmersos en este sueño profundo, ni os despertaréis ni os desquiciaréis más por este afán efímero llamado vida. Y yo, a mi vez, desapareceré.
* Escribí este texto el otro día, por la mañana al despertar porque me vi, dentro del sueño intranquilo, yaciendo en mi cama sobre el duro caparazón de mi espalda, convertido en un monstruoso insecto. Incluso resulta críptico para mí mismo.
(Cerámica de Patricia Broothaers)
Parece que no solo nacimos cercanos en el tiempo, sino que ahora se nos da por transitar paisajes parecidos. Cada uno a su estilo, como no podría ser de otro modo. Mi An'ya (el otro) habla de cosas semejantes.
ResponderEliminarCreo que ese diálogo, consciente-subconsciente, que para algunos es irrealizable, para otros es un sano ejercicio.
Yo lo considero un ejercicio de este último cariz, si bien, no obstante, tiene su complejidad y no siempre garantiza que nos lleve a otro puerto que no sea la oxigenación. No es poco.
EliminarUnos le llaman Pepito Grillo, otros dicen que es la conciencia y los aficionados al psicoanálisis dicen que es una la lucha entre el ello, el ego y el super ego.
ResponderEliminarEn todo caso una diversión muy humana.
Salud
Francesc Cornadó
Conviene la diversión interior, en su doble sentido. ¿Acaso no vivimos en una serie de constante maniobras de acercamiento/alejamiento entre los Yo? Se hace imprescindible. Y de tomar partido, ¿por cuál de ellos? No es fácil, pero acaso no hay que elegir, solo alternar.
EliminarPues ya verás cuando cada uno de esos yoes descubra que tiene personalidad múltiple...
ResponderEliminarPuede ser gorda, sí. Pero sospecho que es mejor esa multiplicidad personal que un reduccionismo limitador que resulta aburrido.
EliminarConversaciones íntimas en las que todo se mezcla, incluso los propios pensamientos.
ResponderEliminarA veces con afiladas aristas, sí.
EliminarQuizá no encaje con el escrito. Quizá no sea la respuesta esperada.
ResponderEliminarQuizá no tenga nada que ver, pero a mí, no se porque, se me da que cuadra.
Yo, no se casaría conmigo mismo.
En ocasiones, las más, me resulto insoportable.
Salut
Pues me temo, Miquel, que te casaste contigo mismo hace mucho, y tú sabrás qué Yo domina, pero no te doblegues por eso. Percibirnos insoportables con nosotros mismos nos permite una visión más amplia de las cosas, y no solo insatisfacción.
EliminarTodos llevamos dentro un Mr. Hyde que aflora de vez en cuando.
ResponderEliminarSaludos.
Lo importante es que no cometa tropelías, al menos que no paguen otros los caprichos del tal Hyde bajo control.
EliminarNo siendo Kafka, tu seño nos acerca a ese ser complejo y poliédrico que todos somos, no te engañes.
ResponderEliminarMis otros yoes lo saben ;-). Un abrazo
Por supuesto que nadie nos libramos, pero hay que ver lo aparentes que son algunos humanos pensando que controlan su propia parcela interior. No se lo creen ni ellos.
EliminarHola Fackel.
ResponderEliminarNo me resulta nada críptico tu escrito. De hecho, lo he leído y entendido a la perfección. Quizás sea mi yo críptico el que te ha entendido y mis otros yoes estén durmiendo.
Saludos
En efecto, cuando los crípticos se encuentran y toman un café se entienden mejor, debe ser eso. Interesante todo lo que vais diciendo unos y otros.
EliminarCreo que esta dualidad es beneficiosa, necesaria diría. La tercera ya es más complicada tanto si hace de juez momo de parte de un trio amoroso. Saludos.
ResponderEliminarLa dualidad es manifiesta. La tercera intervención siempre es más oscura y acaso peligrosa. Creo que tras ella puede haber veleidades que no se pretenden de este mundo, llamadas por otros metafísica o ultraterrenales. Mas yo pienso que todo está aquí.
EliminarEl problema es encontrar el equilibrio en lo que dicen nuestras voces, lo que realmente es conveniente y lo que no. Y no llenarnos de reproches por nuestros errores. Saber hacerlas callar.
ResponderEliminarFackel, un tema muy interesante y tras la pandemia habrá que ver como termina tanto, yo, angustiado.
Un saludo.
Cierto, pero los reproches son también una manifestación de nuestras limitaciones que necesitan se las dé salida. Lo malo sería que se convirtieran en obsesivos y, por lo tanto, en destructivos.
EliminarSería digna de analizar esta fase sociológica de la pandemia, porque psicológicamente está resultando muy contradictoria. Controlemos las angustias y acaso no tiene toda la culpa de nuestros temores la pandemia. Igual hay que hacer una lectura a posteriori de ella sobre nuestras personalidades individuales, las creencias colectivas, etc. Deberíamos plantearnos un refuerzo mental. No sucumbir.
Al fin y al cabo la dualidad no es mala en si, al contrario, enriquece el pensamiento, sobre todo si uno es capaz de dialogar que no discutir con u otro yo.
ResponderEliminarSalut.
Porque ello implica tener criterios diferentes sobre las cosas. Pero dialogar dentro de uno no siempre se resuelve positivamente. También es un horno de conflictividad, duda y dificultad para tomar decisiones. Creo que es la conciencia lo que da la verdadera dimensión humana, aunque no sea bien vista por algunas instancias que se reclaman como espiritualistas.
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ResponderEliminarQue apasionante tu tema de hoy, Fackel.
Para mi no es nada raro que nuestro yo propio, el que nos identifica, nos presenta y delata, se "encuentre" tantas veces, con ese otro u otros yoes, en muchas de sus acciones, decisiones, incluso pensamientos. Y que dialoguen o discutan o estén o no de acuerdo...
Y tu sueño -de la nota aclaratoria- no es tan críptico, no creas. Muchas veces, te despiertas por sueños, que son imposibles, impensables en la vida real.
Saludos a todos tus yoes.
El diálogo de Yoes se da más despierto que en sueños. Saludados pues.
EliminarLas conversaciones con las otras versiones de uno mismo pueden no ser cordiales. Tal vez lo menos probable es la cordialidad.
ResponderEliminar¿Me toca a mí ser el otro yo, en lugar de ser el primer yo?
Saludos.
Pudiera ser. Lo idóneo sería que hubiera solamente discrepancia, y si es posible, templada. Pero entonces los otros Yoes no jugarían el papel que tienen que jugar.
EliminarEsa pregunta deambula de ordinario a lo largo de mis días. Se cede, hoy por ti mañana por mí, dicen ambos Yoes.
Somos muchos "Yoes". Gana el que queramos que gane, pero claro... todo tiene un límite. ¿Y entonces? Vuelta a empezar.
ResponderEliminarUn tema apasionante.
Y el insecto me recuerda "La metamorfosis" de Kafka y la película "La mosca".
A ver si nos convertimos en una multitud. Nuestros "Yoes"... todos juntos...
Pero el que queremos que gane depende de que uno de los dos (o del tercero) se imponga. Son nuestra sustancia, yo creo. Claro, lo del insecto va por ahí, es la misma redacción del inicio de la obra de K.
EliminarLa multitud social me apabulla desde hace tiempo, creo que pierden los individuos la identidad personal y eso es tan peligrosos...Así que la de los Yoes, no sé...me lo pensré.
Ya es difícil hablar con uno mismo, ni te cuento cuando son múltiples yoes.
ResponderEliminarFeliz día de Reyes.
Es que es lo mismo. El uno mismo son dos o más. Cuando dudamos o planteamos disyuntivas o valoramos interiormente algo, ¿qué voces no están hablando dentro de nosotros? Por los dones más que por los regalos, sí.
EliminarTexto que realmente disfruté leyendo. FELIZ AÑO NUEVO 2022.
ResponderEliminar.
Saludos poéticos.
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Pensamientos y ensueños poéticos
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Obrigado. Saludos.
EliminarAs melhores conversas são com o nosso outro " eu"... é mais sensato, mais frio, acalma-nos quando estamos tão furiosos que somos incapazes de ver a razão...E, sim, no dia em que deixarmos de falar com esse " eu "...é porque, ou estamos perdidos num Mundo paralelo ou morremos...
ResponderEliminarInteressante como sempre...
Beijos e abraços
Marta
Conviene mantener amistad y equilibrio con el otro u otros Yo, Marta. Yo disfruto de ello.
EliminarTenemos el cerebro en dos mitades; dos ojos, dos oídos, dos manos, dos pies y no sigo, aunque tengamos un corazón y una boca, es difícil tener un solo yo...tener decisiones sin indecisiones y usar el vocabulario rico y cambiante, sin "pros" y "contras". En general, los sabios, los poetas e incluso los inventores han creado sus obras, dialogando o peleándose con su otro yo, su An'ya (Otro), que está ahí
ResponderEliminary que deberíamos acostumbrarnos a invitarle frecuentemente a una cerveza, aunque no sea más que para escucharle. Sino no lo hacemos, se nos cuela, por el subconsciente y... a lo mejor no estamos despiertos, y/o lo percibimos como crítico, algo que solo está al alcance de unos pocos.
Un saludo.
Me has hecho pensar en que hay personas -y conozco a varias- que viven con un riñón o un ojo o una mano o una mínima parte del páncreas y se sirven bastante bien. No quisiera uno pasar, no obstante, por la tesitura, por supuesto. Pero vivir con un solo Yo se me antoja imposible. Si desaparece uno de los Yo es que estamos muertos, integralmente, definitivamente. Es verdad ese diálogo de muchos escritores con el otro Yo, es como si esa relación proporcionara ideas, intercambio, fecundación.
EliminarYo he probado a invitarle a cerveza y ambos hemos acabado pacíficos, somnolientos, como si compartiéramos la misma visión. Supongo que lo etílico lo propició.
Me sigo preguntando qué Yo alimenta al otro Yo.
Saludo siempre renovado.
A veces entro en fricción con este y con el otro yo...
ResponderEliminarSaludos
Inevitable, pero no lo veas como negativo, es muy fecunda esa relación.
Eliminarmi otra yo puede decirme lo que quiera, ser tan crítica como pueda, pero no le consiento que me insulte... no quisiera llegar a las manos!
ResponderEliminarsalud Fackel, siempre provocando, cómo eres!
El lado positivo o benévolo de llegar a las manos es que entre Yoes anda el juego y no tiene por qué enterarse nadie, míralo por ahí, Pilar.
EliminarNB. No soy yo quien provoca, sino las circunstancias (Ortega dixit) Ríe quien sabe.
Nunca he conversado con otro yo. Y leyendo los comentarios me sorprende que en general, parecen entender bien ese dialogo. Es un texto curioso, sin duda.
ResponderEliminar¿Ni en sueños? ¿Ni despierta? Dale saludos cuando te encuentres con él.
EliminarFáckel:
ResponderEliminarsi ya es difícil convivir dos, ¡imaginemos tres!
Salu2.
¿Dentro de nosotros? Es difícil, normalmente improbable, pero no imposible.
EliminarDesde muy chica me he interpretado como dos versiones de mí misma pugnando por imponerse a la otra, tanto por mayor libertad como por aceptación por parte del mundo y de la gente. Hasta ahora me reconozco entre esas dos. De una tercera no he tenido noticias ☺️
ResponderEliminarAcaso la tercera es la que está entre ambas...
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