Veintitrés de diciembre. Ayer mi madre estuvo toda la mañana con la radio puesta. A mí me aburría la tonadilla de esos niños huérfanos que cantan los números. Los días pasados mi padre había intercambiado participaciones de lotería con familiares y amigos. Las escribió a mano, con esa caligrafía que yo no logro imitar aunque él se empeña. Sería ingrato no reconocer las satisfacciones que me invaden. No ir a la escuela sobre todo, pero también la fantasía seductora de mi madre para estas fechas. Hoy me comprarán el extra del TBO y eso me tiene excitado. Ha dicho mi padre que será cuando salga de trabajar, entonces nos acercaremos al quiosco de la plaza. Mis padres creen que el tebeo es solo para entretenerme, pero yo intuyo que me enseña tanto como ellos y como algunos maestros. Es el tebeo el que me hace ver con claridad lo fantástico que fue aprender a leer. Naturalmente, mi madre y mi padre me ayudan a interpretar lo que no entiendo, e incluso tampoco a ellos siempre les entiendo. Pero les digo que sí, porque la frontera entre las buenas maneras y los toques de atención es muy borrosa. Mi madre, tan entregada en sus afectos hacia mí, es también algo misteriosa. Todos los días me habla de la caridad que propugna su religión, y no sé hasta qué punto incuba en mí un sentimiento de pena. Es muy religiosa, pero eso no quita que muchas noches busque en la radio la onda de una radio prohibida, la sintonice muy bajito y escuche con atención morbosa lo que comentan contra los que mandan en el país. No entiendo bien por qué lo hace, me desconcierta mi madre, pero no me inquieta. Cosas así van haciéndose también parte de mí. Mientras espero el TBO apuro algunos deberes, para camelar a mis padres y que se sientan cómodos conmigo. Algo me entusiasma de mí mismo, que jamás me aburro, aunque me dejen solo. Hay tantos personajes que me acompañan...
Nuevas publicaciones didácticas
Hace 48 minutos
Amigo.... soy uno de los buenos coleccionistas de originales de el TBO...Opisso, Theofilo, Serra Massana, Utrillo, Coll, Mendez Alvarez....(quizá el mejor por su acidez), Benejam, Diez...Hay otros, muchos otros, pero sólo te dejo el aperitivo...
ResponderEliminarMe ha gustado tu entrada. En casa, mi señora y yo tampoco nos encontramos solos...palabra.
Te felicito por esas colecciones. Hay que ver, con los que tuve yo, TBO, Pumby, Pulgarcito, y luego Hazañas Bélicas, Roberto Alcázar y Pedrín, El guerrero del antifaz...etc.etc. Pero se menospreciaba en general el tebeo, se le consideraba ¡contracultural! y en cierta forma lo era, porque la cultura de aquel tiempo, rancia, reaccionaria, opresiva y sin imaginación solo tenía salida en esos otros medios o en las adaptaciones de obras célebres para ediciones de niños. Luego se consideraba también que leer tebeos descentraba y nos los tiraban o destruían. Estamos en un país sumamente ingrato con la inteligencia. Un abrazo a usted y extensiva, por supuesto a su señora.
EliminarNo sé que sea el TBO pero debe será algo bueno si te ha dejado tanto.
ResponderEliminarUn abrazo muchacho
Los tebeos -genérico que la sociedad española difundió para todo tipo de publicaciones de niños o jóvenes partía de la existencia de una de ella llamada TBO- eran eso, publicaciones con historietas diversas, autores varios, dibujantes y guionistas sesudos que nos proporcionaban gran placer con sus ocurrencias. Bueno, las ocurrencias de los personajes, los autores siempre en la sombra. Yo nunca pensaba en el autor, ¡pobre! Consulta en internet sobre ello, hay algunos enlaces. Supongo que en México también cundirían, ¿no?
EliminarFackel, creo que nadie les ha dado a los tebeos el auténtico valor formador que han tenido. Nosotros lo sabemos; y aunque lo digamos alguna vez en voz alta, siempre me queda la sensación que los otros lo toman como una excusa. Nos dieron el placer por la lectura y sus personajes nos hicieron (y nos hacen) compañía. Y de los padres también tengo la imagen de que eran personajes que formaban parte de una historieta. A pesar de la cercanía, no dejaban de ser protagonistas distantes de una realidad ajena que nunca terminaba de aprehender. Como tu dices, desconcertantes aunque no inquietantes.
ResponderEliminarAprovechando que la Navidad está cerca (una imagen del pasado que en el presente no termina de llegar nunca), os deseo a todos unas felices fiestas y un buen año.
Claro que nadie ha valorado el valor, la influencia y la capacidad formativa diferente, alternativa, al uso y costumbre del nacionalcatolicismo. Que aquellas publicaciones fomentaran vínculos familiares o fraternidad y camaradería entre niños y jóvenes ya dice lo que podían dar que no daba ni la religión ni el régimen. Satisfecho de haberme empapado de todo aquello.
EliminarQue los días sean plácidos y de bien estar, el año será bueno seguro, aunque el panorama...dejémoslo ahí.
Si escuchamos siempre a los que nos dan la razón nunca comprenderemos que estamos equivocados.
ResponderEliminarTal vez. Desconfío por sistema de los que nos dan la razón banalmente y de quienes tratan de que se las demos a ellos.
EliminarCreo, al menos en mi caso ha sido así, que las ilustraciones en los tebeos y en los cuentos tiraban de nuestro esfuerzo por aprender a leer cuanto antes.
ResponderEliminarEs una pena que algunos niños se aburran, muchos adultos se empeñan en orientar o disponer su tiempo sin darse cuenta de que se les está robando la oportunidad irrecuperable de crecer y desarrollarse de la forma mas sencilla y divertida que existe: a través la imaginación libre, desde su propia perspectiva.
Veo casos de niños sobre estimulados y a veces estresados por los adultos.
Bon Nadal!!
Totalmente de acuerdo. La cuestión es que hoy los niños tienen más interferencias y no sé si los nuevos medios de entretenimiento aportan, distraen, promueven fantasía, consolidan imaginación...no sé, el panorama no tiene que ver con el que los de mi generación conocimos y mamamos.
EliminarLo de las ocupaciones múltiples sobre niños es una aberración. Esto va de sociedad consumista a tope y la enseñanza está supeditada al negocio como nunca lo estuvo. Gracias. Buen año nuevo, cuando llegue.
A mi no me compraban tebeos decía mi madre que bastante se gastaban ya en mi elitista educación. Sin embargo cuando iba a visitar a mis primos por pascua no solo devoraba colecciones enteras sino que me escapaba con ellos a jugar a los billares y al pin pon al único bar del, por entonces, pequeño pueblo del valle del Vinalopó vestida al igual que mis primos varoncitos, en pantalón corto. Aquel espacio/tiempo era el único donde conseguía escaquearme de mi cancerbera con la ayuda de tres primos segundos algo menores. Y jugaba desesperadamente y cometía todas las picias al uso, y disfrutaba como una posesa y me ponía morada de los dulces que elaboraban mis tías. Peor que un niño decían estas cuando les alcanzaban las flechas inofensivas en el trasero ...y crié esa mala fama, mire vd., con lo buenecita que parecía aquella niña única que hablaba en inglés.
ResponderEliminarNo diga usted eso, que seguro que es usted un ángel (y no caído) Pero la exposición empírica que haces me gusta, deberías escribir memorias.
EliminarEstoy en ello, tengo gran parte recogida por escrito desde los 7 años aprox. pero antes de meterme a fondo he de confesar dos grandes limitaciones. Para escribirlas en justicia debo alejarme exponencialmente de la persona que las vivió y eso bien sabes lo que supone. Sinceramente no se si estaré emocionalmente preparada para manejar tanta intensidad fríamente al tiempo que me lo exijo como la última frontera que debo atravesar amen de soñar con que pudiera resultar útil a determinados individu@s de generaciones posteriores. Ahora, a toro pasado, me consta que los dos motores de mi existencia han resultado ser la conjunción de utilidad con optimización envueltas en armonía. Otra cuestión es que lo haya conseguido en todos los planos de existencia, pero la intención me consta.
ResponderEliminarTambién me siento enormemente agradecida a quienes han estimulado mi memoria y mi creatividad a través de la red, como tu p.e. pero al releer algunos párrafos escritos por mi he temblado de vergüenza y comprobado demasiada pedantería innata, un verdadero lastre.
Pero lo que no te guste se puede rectificar, TODO es corregible, al fin y al cabo ¿qué otra cosa hacemos al escribir sino ejercicios para reflejar nuestras ocurrencias? Esa es mi manera de verlo.
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