El pedestal que se erige en el mirador estaba vacío, me subía a él y contemplaba la espléndida vista. Sin embargo no podía evitar la sensación de que había perdido la ciudad. Me bajaba corriendo para no convertirme en estatua por toda la vida.
Haz feliz al perro; no cuesta nada.
Hace 14 minutos
... Hiciste caso a la intuición..
ResponderEliminarO la añoranza...o el temor a la pérdida...
Eliminar