Necesitado de aquella corriente subterránea se sumergió en ella. Allí dentro encontró galerías y flujos y silencios que nunca había sospechado. El goteo vertical de las rocas no alteraba su búsqueda. Y el frescor de la piedra caliza emitía un olor anterior a la aparición de los mamíferos. No importaba si había una salida o no de aquel hábitat. Se encontraba bien allí. En su procedencia. No quiso incorporarse al mundo conocido. Desde entonces fue nombrado en el exterior como el desaparecido. El resto de su vida lo pasó recorriendo los ámbitos más ignotos de la caverna.
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Hace 30 minutos
¿Por qué siento que habla de ti?
ResponderEliminarDe mí, no sé; de mi otro Yo, puede, jaj.
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