Colin Davis va vinculado en mis recuerdos a Mozart (cómo gira aún en mi subconsciente la Kv 550 y cuando lo hace hay que ver qué otras memorias recupera) Va unido, por lo tanto, a mi primer radiocasette. A mis primeras audiciones de música clásica cuando uno aún iba de mod celtibérico. Miento. Mis primeras audiciones fueron del ciclo nacionalista ruso (Mussorgsky, Rimsky-Korsakov, Borodin...) Algunos curiosos de última hora lectiva nos apuntábamos un día a la semana. Nos iniciaba un comisario de la policía que además daba clases de cultura musical en la universidad y dirigía un coro. Paradojas de finales de los sesenta. Sin embargo, Mozart, como el maestro Rodrigo o el Bach de los conciertos de Brandenburgo me los ponía a mí mismo en oscuras y sórdidas circunstancias. Muy solitarios tiempos de resistencia en que la música venía a acompañar las audacias. Sin la percepción de la belleza del arte no hubiéramos salido airosos. Sin el consecuente y sincero sentido del apoyo mutuo no hubiéramos sobrevivido. Colin Davis se fue el otro día. Esto de tirar del cajetín donde las ideas se asocian y mixtifican (nunca duermen del todo el sueño eterno) tiene algo de peliagudo. Pero nunca tan difícil de entender como la vida vivida y apostada.
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Hace 20 minutos
Perdón por el comment, ya que de música culta no entiendo nada, así que he mirado quién era Colin Davis... todavía estoy descubriendo a Miles!!!
ResponderEliminarMe ha parecido un texto muy vívido y sin impostar, eso es lo que quería decir. Saludos.-
No te preocupes, Krust, tampoco sé demasiado de música clásica u otros estilos. Simplemente planteaba una asociación de ideas. Un nombre que por unas determinadas circunstancias se me quedó grabado y que dentro de mí resucita ahora cuando la persona que lo llevaba ha muerto. No he andado con más explicaciones porque esos nombres se encuentran con facilidad en la red y se hace ya uno la idea.
EliminarBuen día.
SIR Colin Davies. No se si con e o no, pero el habito me hace ponerla. Le vi dirigir los ensayos en St Martin in the Fields en Londres hace unos años. Uno de esas joyas que se guardaron en el baúl de los recuerdos más intensos. Si intensos, lo mío con cierta música tiene ese matiz.
ResponderEliminarGracias por comunicarlo, puesto que yo estoy de momento bastante incomunicada entre montes y valles. Bs.
Pues la intensidad de la música en la vida de un individuo marca, ya lo creo. Sea como intérprete, algo que me excluye, sea como oyente, algo que al menos no rechazo. Que los valles y montes te protejan.
EliminarMe pregunto si las nuevas generaciones alcanzan a comprender la dimensión de lo que es (ha sido diría yo) la música, ya que han venido al mundo en la era del consumo y su música -la que les ha tocado- es la que vende, la que más descargas tiene en la red, la del consumo masivo, y ésta, dista bastante de la verdadera música. Quizás por esto los amantes de la buena música -aunque no seamos expertos en el tema- casi siempre hablamos con nostalgia y en tiempo pasado.
ResponderEliminarUn saludo.
Acaso una minoría de las nuevas generaciones -depende de influencias externas- vayan sabiendo algo de otros géneros no de moda o de masa de hoy día, acaso. Supongo que ni por el forro es oro musical todo lo que reluce hoy día. También es cierto que nunca se han dado a conocer tantos géneros y estilos, de todos los tiempos, y eso mismo ha dado lugar a nuevas fusiones. Mi experiencia personal es que solo escuché un tipo de música en mis años jóvenes y lo clásico se consolidó como carencia y por lo tanto como cuenta pendiente. Y aún estoy en ello y me aporta. Pero lo clásico es un término amplísimo. Y yo soy una esponja, si me parece bueno lo demás.
EliminarSaludos.