Fackel, esto de la libertad humana sin calificar carece de contenido explícito y apela por entero al sentimiento. Cada uno vierte en ese cuenco vacío de la libertad sus propios anhelos. Por eso conmueve. El hombre libre es el que se siente suficientemente libre. Aquel que puede realizar aquellos deseos a los que otorga una mayor importancia. Las posibilidades de pensamiento y de acción se encuentran limitadas a distintos niveles. Desde la constitución anímica y física de un individuo hasta el código de circulación. Por poner un ejemplo, no podemos acceder a cualquier idea, podemos o no podemos en un momento dado según nuestra capacidad intelectiva, tampoco podemos hacer cualquier cosa que se nos ocurra, nos las vemos con los límites que impone la realidad. La realidad es eso, los límites que se le imponen a nuestro deseo, también la posibilidad de llevarlo a cabo y conformarlo, porque sin determinaciones nada es.
La imposibilidad de pensar o siquiera imaginar la existencia de ciertos mundos es mucho más indeseable que cualquier prohibición moral. Pues el tabú, al prohibir y en el mismo movimiento, también ilumina lo que oculta.
Sobre el conflicto armado esperemos que no llegue la sangre al río. Existen una serie de regularidades y prescripciones tanto nacionales como internacionales que afectan a cualquier tentativa bélica. Analizar una posible guerra sin conocer las condiciones concretas en las que pueda darse es realmente un ejercicio de especulación muy aventurado. No obstante, al loro.
Y un tema colateral bastante curioso. El desarrollo de la técnica, incluyendo la biotecnología, nos enfrenta a nuevas libertades. Ahora somos libres, si disponemos del dinero suficiente (la libertad siempre está condicionada como es natural), de realizar nuestro ideal de belleza sometiéndonos a una cirugía plástica, o de incidir en el formato físico de nuestra descendencia con la manipulación genética si la legalidad vigente lo permite. ¿La libertad de un país de tener armas atómicas? Cambiando el sujeto de las libertades se disparan exponencialmente las posibilidades de interpretación y los problemas derivados... Interesante cuestión la de las nuevas libertades.
Por supuesto,sigo siendo un romántico abstracto al reclamarme de la libertad, pero las precisiones se van haciendo en la vida cotidiana, ¿no? Como concepto absoluto que es eso de Libertad soy consciente de que se convierte en algo sentimental, un paraíso añorado que, por otra parte, nunca tuvo la Humanidad. Pero también es camino más preciso que abre puertas, rodeados de tabúes, naturalmente. El hombre libre es el que se siente libre, dices, con razón limitada. Si la libertad apela a un mundo de sensaciones habrá quien crea que la libertad la encuentra en el escape o en contemplar el paisaje un día entero, aunque al día siguiente le esperen condiciones leoninas de trabajo y vida.
A qué te refieres cuando dices...'La imposibilidad de pensar o siquiera imaginar la existencia de ciertos mundos es mucho más indeseable que cualquier prohibición moral'? ¿A límites o condenas de la propia naturaleza, tal una enfermedad o una desgracia?
Soy de la opinión o más bien del deseo de que la sangre no llegue al río en ciertas cuestiones.
Por supuesto que el tema de las libertades ¿o de las disponibilidades? se amplía a medida que la biotecnología y nuevas prospecciones de pensamiento paralelas inciden sobre la vida, las decisiones y el poder. El desarrollo nos puede aportar nuevas libertades y nuevas opresiones, según se juegue la partida. El poder -siempre tabú- sigue cortando el bacalao, y llamo poder simplemente a la disponibilidad de disponer de medios, no solo al Estado o a las multinacionales, que también.
El tema es complejo, nada baladí, y aportas montón de ideas nada fáciles de comentar a la carrera. Sigo pensando en ellas.
Pretendía indicar que el acceso a las ideas que vamos integrando en nuestra visión del mundo, y que sirven así para conducir nuestros impulsos, no está dado: hay que construirlo y cuidarlo. Durante ese proceso de construcción de uno mismo, en nuestra finitud característica, es de esperar que nos compongan tantos puntos ciegos como luces. A estos puntos ciegos del conocimiento me refería exactamente. Pues la experiencia se vive desde lo que somos, ocurre en lo que somos y somos lo que hacemos de nosotros. Añado que los tabús al igual que las leyes (por simplificar, desde luego no todas), lejos de suponer un obstáculo en el desarrollo de nuestro juicio, señalan puntos límite de la moral, y en muchas ocasiones tienen su razón de ser en la preservación de la paz pública. Ahora bien, la crítica de estos límites es una tarea necesaria si deseamos librarnos de caer en posiciones dogmáticas demasiado groseras.
Pero los tabúes nunca son para siempre y la paz pública es revisable porque muchas veces está mal fundamentada. Estoy de acuerdo en la necesidad de ejercitar la crítica a los límites, de la misma manera que hay que promover alternativas que expansionen nuestro camino. La cuestión es qué parte de esa tarea se puede emprender y desarrollar de modo individual y qué de forma vinculante con las tribus.
No entiendo bien a que tabú te refieres, ¿a un posible levantamiento del ejército? si por ahí van los tiros, yo no lo veo factible, como ya has dicho la ambición y los despropósitos de las personas se repiten pero las circunstancias no son las mismas, a mi modo de ver es otra realidad, mejor en unas cosas y peor en otras, pero diferente a la de décadas pasadas.
Me refería a que cuesta aún mucho hablar en nuestra sociedad de ciertas instituciones que pagamos cuya función puede que no sea tan obvia como sus componentes o el poder público pueden creer o defender. Cuesta hablar con claridad cuando algún iluminado armado expresa sus puntos de vista que rompen el juego político y pretende trasladarlos a otra fase y otra situación. Cuando alguien apela a un argumento sentimental y subjetivo -la patria- por encima de algo pactado y racionalizador de convivencia y reglas de juego como es la democracia -otra cosa son los límites de ésta, la escasa tradición española, la baja intensidad de cultura política- está tratando de imponer una visión ideológica que no concierne ni a estos tiempos y a los esfuerzos de una sociedad entrampada. Cuidado con las palabras que llevan conceptos imprecisos y volátiles.
Supongo que la palabra es un arma más poderosa de lo que imaginamos, no obstante, no vuelve lo blanco negro ni al revés, sólo puede inflamar un sentimiento que ya existe. Confío en que la crisis (que la soportamos los curritos en su mayor parte) no lobotomice a la gente que tiene sentido común, creo que siempre habrá minorías radicales en algunas esferas, pero lo importante es que se queden en guetos y no trasciendan más allá de sus reuniones, como no hay pocos frentes en este momento sólo faltaría que se abriese esa puerta. Un saludo, buen domingo!!
Uy, la palabra puede ser manipulada hasta extremos que nos cuesta imaginar. En parte lo viví con el franquismo, pero a veces era grotesco todo y los españoles hicieron su particular surrealismo de la palabra. Pero cuando he leído estudios serios sobre la manipulación de la palabra -y de los sentimientos y de los hechos y de los derechos, y de todo, vamos- en el nazismo me he dado cuenta de la aberración opresora que cae sobre los ciudadanos. Prácticamente diciéndoles: o tragáis u os la jugáis con la vida. También el estalinismo proporcionó un proceso análogo, recomiendo leer L'aveu (La confesión) de Arthur London, para ofrecer otra perspectiva.
De momento confío también en la cordura de la gente común. Pero el problema será si la gente común sentimos que pacíficamente no hay manera de que levantan la violencia estructural. Las minorías radicales pueden crecer en cualquier momento y no descartes que incluso con mano negra detrás (en Italia saben mucho de eso de violencia que echaban la culpa a los anarcos y era la extrema derecha y la mafia la que estaba detrás)
"Yo he elegido ser un poeta troyano. Pertenezco decididamente a la facción de los perdedores: los perdedores, privados del derecho a dejar huella de su derrota, privados hasta del derecho a proclamarla. Ahora bien, acepto la derrota, no la rendición". Poeta palestino Mahmud Darwish.
EL PASEANTE VALLISOLETANO
LAS FRANCESAS. UN CLAUSTRO CONVENTUAL DE LUJO DE HACE SIGLOS INCRUSTADO EN LA ARQUITECTURA DE HOY
TÚ, LA EVANESCENTE
El alma condenada. De Bernini a Bartolozzi
CHITÓN
El mar de Aral
LA SILLA DE K
TAKLAMAKÁN
DICHOS Y CONTRADICHOS
LA DAME AU CHIEN
EL INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA
"-¡Ay! -respondió Sancho llorando-. No se muera vuesa merced, señor mío, sino tome mi consejo, y viva muchos años; porque la mayor locura que puede hacer un hombre en esta vida es dejarse morir, sin más ni más, sin que nadie le mate, ni otras manos le acaben que las de la melancolía."
Exacto -le dice un hombre libre a otro-
ResponderEliminarSuena a frase del País de las Maravillas de aquella niña que llegó hasta allí. Eso es.
EliminarNada mas que añadir, solo eres libre sinó eres rehen de nada...
ResponderEliminarLuego la libertad es camino, método y búsqueda. Nos pasamos la vida buscándola, ¿no?
EliminarFackel, esto de la libertad humana sin calificar carece de contenido explícito y apela por entero al sentimiento. Cada uno vierte en ese cuenco vacío de la libertad sus propios anhelos. Por eso conmueve. El hombre libre es el que se siente suficientemente libre. Aquel que puede realizar aquellos deseos a los que otorga una mayor importancia. Las posibilidades de pensamiento y de acción se encuentran limitadas a distintos niveles. Desde la constitución anímica y física de un individuo hasta el código de circulación. Por poner un ejemplo, no podemos acceder a cualquier idea, podemos o no podemos en un momento dado según nuestra capacidad intelectiva, tampoco podemos hacer cualquier cosa que se nos ocurra, nos las vemos con los límites que impone la realidad. La realidad es eso, los límites que se le imponen a nuestro deseo, también la posibilidad de llevarlo a cabo y conformarlo, porque sin determinaciones nada es.
ResponderEliminarLa imposibilidad de pensar o siquiera imaginar la existencia de ciertos mundos es mucho más indeseable que cualquier prohibición moral. Pues el tabú, al prohibir y en el mismo movimiento, también ilumina lo que oculta.
Sobre el conflicto armado esperemos que no llegue la sangre al río. Existen una serie de regularidades y prescripciones tanto nacionales como internacionales que afectan a cualquier tentativa bélica. Analizar una posible guerra sin conocer las condiciones concretas en las que pueda darse es realmente un ejercicio de especulación muy aventurado. No obstante, al loro.
Y un tema colateral bastante curioso. El desarrollo de la técnica, incluyendo la biotecnología, nos enfrenta a nuevas libertades. Ahora somos libres, si disponemos del dinero suficiente (la libertad siempre está condicionada como es natural), de realizar nuestro ideal de belleza sometiéndonos a una cirugía plástica, o de incidir en el formato físico de nuestra descendencia con la manipulación genética si la legalidad vigente lo permite. ¿La libertad de un país de tener armas atómicas? Cambiando el sujeto de las libertades se disparan exponencialmente las posibilidades de interpretación y los problemas derivados... Interesante cuestión la de las nuevas libertades.
Saludos
Por supuesto,sigo siendo un romántico abstracto al reclamarme de la libertad, pero las precisiones se van haciendo en la vida cotidiana, ¿no? Como concepto absoluto que es eso de Libertad soy consciente de que se convierte en algo sentimental, un paraíso añorado que, por otra parte, nunca tuvo la Humanidad. Pero también es camino más preciso que abre puertas, rodeados de tabúes, naturalmente. El hombre libre es el que se siente libre, dices, con razón limitada. Si la libertad apela a un mundo de sensaciones habrá quien crea que la libertad la encuentra en el escape o en contemplar el paisaje un día entero, aunque al día siguiente le esperen condiciones leoninas de trabajo y vida.
EliminarA qué te refieres cuando dices...'La imposibilidad de pensar o siquiera imaginar la existencia de ciertos mundos es mucho más indeseable que cualquier prohibición moral'? ¿A límites o condenas de la propia naturaleza, tal una enfermedad o una desgracia?
Soy de la opinión o más bien del deseo de que la sangre no llegue al río en ciertas cuestiones.
Por supuesto que el tema de las libertades ¿o de las disponibilidades? se amplía a medida que la biotecnología y nuevas prospecciones de pensamiento paralelas inciden sobre la vida, las decisiones y el poder. El desarrollo nos puede aportar nuevas libertades y nuevas opresiones, según se juegue la partida. El poder -siempre tabú- sigue cortando el bacalao, y llamo poder simplemente a la disponibilidad de disponer de medios, no solo al Estado o a las multinacionales, que también.
El tema es complejo, nada baladí, y aportas montón de ideas nada fáciles de comentar a la carrera. Sigo pensando en ellas.
Pretendía indicar que el acceso a las ideas que vamos integrando en nuestra visión del mundo, y que sirven así para conducir nuestros impulsos, no está dado: hay que construirlo y cuidarlo. Durante ese proceso de construcción de uno mismo, en nuestra finitud característica, es de esperar que nos compongan tantos puntos ciegos como luces. A estos puntos ciegos del conocimiento me refería exactamente. Pues la experiencia se vive desde lo que somos, ocurre en lo que somos y somos lo que hacemos de nosotros. Añado que los tabús al igual que las leyes (por simplificar, desde luego no todas), lejos de suponer un obstáculo en el desarrollo de nuestro juicio, señalan puntos límite de la moral, y en muchas ocasiones tienen su razón de ser en la preservación de la paz pública. Ahora bien, la crítica de estos límites es una tarea necesaria si deseamos librarnos de caer en posiciones dogmáticas demasiado groseras.
EliminarPero los tabúes nunca son para siempre y la paz pública es revisable porque muchas veces está mal fundamentada. Estoy de acuerdo en la necesidad de ejercitar la crítica a los límites, de la misma manera que hay que promover alternativas que expansionen nuestro camino. La cuestión es qué parte de esa tarea se puede emprender y desarrollar de modo individual y qué de forma vinculante con las tribus.
EliminarNo entiendo bien a que tabú te refieres, ¿a un posible levantamiento del ejército? si por ahí van los tiros, yo no lo veo factible, como ya has dicho la ambición y los despropósitos de las personas se repiten pero las circunstancias no son las mismas, a mi modo de ver es otra realidad, mejor en unas cosas y peor en otras, pero diferente a la de décadas pasadas.
ResponderEliminarMe refería a que cuesta aún mucho hablar en nuestra sociedad de ciertas instituciones que pagamos cuya función puede que no sea tan obvia como sus componentes o el poder público pueden creer o defender. Cuesta hablar con claridad cuando algún iluminado armado expresa sus puntos de vista que rompen el juego político y pretende trasladarlos a otra fase y otra situación. Cuando alguien apela a un argumento sentimental y subjetivo -la patria- por encima de algo pactado y racionalizador de convivencia y reglas de juego como es la democracia -otra cosa son los límites de ésta, la escasa tradición española, la baja intensidad de cultura política- está tratando de imponer una visión ideológica que no concierne ni a estos tiempos y a los esfuerzos de una sociedad entrampada. Cuidado con las palabras que llevan conceptos imprecisos y volátiles.
EliminarSupongo que la palabra es un arma más poderosa de lo que imaginamos, no obstante, no vuelve lo blanco negro ni al revés, sólo puede inflamar un sentimiento que ya existe. Confío en que la crisis (que la soportamos los curritos en su mayor parte) no lobotomice a la gente que tiene sentido común, creo que siempre habrá minorías radicales en algunas esferas, pero lo importante es que se queden en guetos y no trasciendan más allá de sus reuniones, como no hay pocos frentes en este momento sólo faltaría que se abriese esa puerta.
ResponderEliminarUn saludo, buen domingo!!
Uy, la palabra puede ser manipulada hasta extremos que nos cuesta imaginar. En parte lo viví con el franquismo, pero a veces era grotesco todo y los españoles hicieron su particular surrealismo de la palabra. Pero cuando he leído estudios serios sobre la manipulación de la palabra -y de los sentimientos y de los hechos y de los derechos, y de todo, vamos- en el nazismo me he dado cuenta de la aberración opresora que cae sobre los ciudadanos. Prácticamente diciéndoles: o tragáis u os la jugáis con la vida. También el estalinismo proporcionó un proceso análogo, recomiendo leer L'aveu (La confesión) de Arthur London, para ofrecer otra perspectiva.
EliminarDe momento confío también en la cordura de la gente común. Pero el problema será si la gente común sentimos que pacíficamente no hay manera de que levantan la violencia estructural. Las minorías radicales pueden crecer en cualquier momento y no descartes que incluso con mano negra detrás (en Italia saben mucho de eso de violencia que echaban la culpa a los anarcos y era la extrema derecha y la mafia la que estaba detrás)
Buena fiesta, Ana.
Aquí ando, leyéndote, te aviso para que no te asustes si escuchas pasos. Me encanta tu versatilidad.
ResponderEliminarAbrazo!
Por supuesto, pasea y aposenta tus pasos cómodamente entre tanta versatilidad, Sara. GRacias, un abrazo.
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