"...Y es que en la noche hay siempre un fuego oculto". Claudio Rodríguez





lunes, 24 de diciembre de 2012

El agua de Lêdo Ivo



Ayer domingo murió en Sevilla, donde se hallaba de paso, pero de descubrimiento y de encuentro con la ciudad, la historia y los amigos a sus 88 años, el poeta brasileño Lêdo Ivo. Extraigo de su poemario Plenilunio el poema Água fria.


A água que bebí
na fria fontana
quemou os meus lábios.

A água, de tao fria,
como fogo ardia
até na minha alma.

Assim é o amor,
fogo que se bebe
na fontana fria.

Assim é a morte.
A agua fria apaga
o fogo que ardia.




El agua que bebí
en la fuente fría
me quemó los labios.

El agua, de  tan fría,
ardía como fuego
incluso en mi alma.

Así es el amor,
fuego que se bebe
en la fuente fría.

Así es la muerte.
Agua fría que apaga
el fuego que ardía.



Propongo aquí un enlace para quien desee informarse de la obra de este autor no demasiado conocido en España. Nunca es tarde para descubrirlo.



(Fotografía de cabecera: Jacques Henri Lartigue)

6 comentarios:

  1. Yo acabo de descubrirlo gracias a ti.

    Abrazos

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  2. Todos somos puentes, intermediarios, simples mediums...Que te guste. Lo que conozco de su obra está editado en España en la editorial Vaso Roto/ Poesía.

    Un abrazo, Isabel.

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  3. Hola Fackel, aprovecho para agradecerte tu adhesión a la ínfula de barataria y felicitarte por este blog. Nos leemos. Un abrazo, y te sumo a mi lista de lecturas por descontado.

    Manolo Marcos

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  4. Bienvenido, Manuel. En ínfulas de Barataria nos han querido criar a muchos. Contra las apariencias y vanidades: indignación y resistencia.

    Saludos.

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  5. En un poema de Ledo Ivo se engendró otro poema bellísimo
    Os lo enlazo,
    http://www.youtube.com/watch?v=uXanm9HwW10

    Habla de un lugar dentro de un poema donde el poeta que evoca al Poeta, le imagina caballo
    Gracias por traer a Ledo Ivo.

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  6. ...y un lugar que no existe. Me ha maravillado, tanto por el texto como por la voz.

    Nunca es tarde para seguir conociendo a Lêdo Ivo y, por supuesto, a Juan Carlos Mestre.

    Gracias a ti, Anónimo.

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