No me cabe duda alguna de que debemos recuperar la práctica de escuchar a los de fuera. Sobre todo a los extranjeros cultos. Si leemos relatos de los viajeros de los siglos XVIII y XIX, principalmente, y también del XX (aunque en este siglo muchos que llegaron de fuera estuvieron marcados por otras circunstancias) obtendremos una visión acertada, un ojo clínico y crítico enorme, sobre la manera de ser y comportarse los españoles. Además que se disfruta de lo lindo con las narraciones sobre los vicios y costumbres de nuestros paisanos de atrás.
Por eso me ha interesado mucho una entrevista que viene hoy en El País a
Gerard Mortier que, desde 2010, es director artístico del teatro Real de Madrid. Y hay una respuesta clave (hay más y muy interesantes también) por la que he sentido refrendado mi criterio sobre ciertas cosas y no sé si asustarme por ello más, o simplemente aceptar la bondad del entrevistado por hablar sin pelos en la lengua:
P. ¿Qué más cosas ha descubierto aquí?
R. Algo que me da miedo confesar: que aquí la democracia es muy frágil.
P. ¿Y eso por qué?
R. Les falta una cultura del diálogo y del entendimiento. La vida, la creatividad, existen porque siempre hubo concepciones diversas. La música evolucionó porque tuvimos el sistema modal, luego el tonal, luego Schönberg inventó el dodecafonismo. Echo eso de menos en España.
Atentos pues a lo que nos diga la gente que no es cómplice con el gran negocio en marcha en Europa y a los acontecimientos que se sucedan. He ahí cómo Mortier da en la diana: vincula Democracia con el desarrollo de la convivencia y de la cultura. Hablar, tolerarse, indagar, aceptar ideas y proyectos, intercambiarlos, vale de tal manera para la vida cotidiana que fomenta creatividad, imaginación y propuestas variadas y enriquecedoras. Es decir, proporciona futuro. Lo plural se impone y triunfa. Reducir la cultura al localismo de sainete y a las resistencias de la vagancia solo nos remite al pasado pobre y cochambroso.
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/07/14/actualidad/1342290171_104889.html
Pero esto lo puedes comprobar viendo cualquier sesión del Congreso de los Diputados: se trata de batir al enemigo y que ganen los nuestros para hacer lo que queramos; ¿ves el diálogo por alguna parte? No creo que la mayoría de los españoles hayan entendido lo que es la democracia, ni la pluralidad, la libertad de conciencia, etc., etc., todo aquello que permite a una sociedad prosperar. Otros países que han tenido esa cultura la están perdiendo, nosotros que llegamos tarde directamente nos vamos por el sumidero.
ResponderEliminarTe felicito por estar atento a la frase clave.
Saludos,
h.
HIniare, lo veo claramente desde hace tiempo. Pero me gusta escuchar voces de los que en poco tiempo nos conocen enseguida. Por eso me atrapó la entrevista -tampoco es nada del otro mundo- pero sobre todo el personaje y su hablar sin cortapisas. Claro que lo que dice de la Aguirre es más elocuente: ¿qué cabe esperar de gobernantes tan incultos como esa funcionaria?
ResponderEliminarPaciencia y resistencia, hermana. Aún nos queda mucho por ver y...por transformar...si se puede.
Estamos tan lejos de entender lo que es el dodecafonismo como de entender la democracia, donde en ambos caso se aplica la colaboración y relevante importancia de cada nota y de cada acción.
ResponderEliminarEstamos muy lejos de cantar todos la misma melodía respetando el tono de voz de cada uno. Sin embargo es imprescindible unirnos para levantar un grito con el mismo valor tonal,el grito que puede cambiar lo que ahora ni tan siquiera musita un desasosiego.
Bien por Gerard Mortier y por todos los artistas que hacen de este mundo un lugar menos inóspito.
un saludo
Tienes razón, Gene. Poco sabemos del sistema dodecafónico, pero sospecho que escasamente de la Democracia. Sobre todo de las posibilidades que nos ha brindado la Democracia y que, acaso, no volveremos a tener. Jo, qué bien has expresado el símil.
ResponderEliminarUn abrazo.