no es el sílex
es el tacto
el que traza aristas
los filos
asoman como el primer arte:
el de la necesidad
hay marcas de los dedos más rudos
y huellas de unos labios
que gotean sudor
y un único pensamiento:
la perfección de la obra
la llamada de la supervivencia
¡Qué hermoso el Paleolítico visto desde esa perspectiva!
ResponderEliminarUn abrazo de sílex, Antorcha.
Yo intento verlo más próximo y entrañable, Freia. Además, el sílex es mucho más cálido y maleable de lo que puede pensarse.
ResponderEliminarMe alegro saber de ti. Un abrazo.
El otro día anduve mirando unas diapositivas de pinturas rupestres y sin duda tu escrito ha evocado mi recuerdo. Y es que además esas diapositivas me inspiraron para escribir.
ResponderEliminarQué bellos son los resquicios de los que en su día fuimos nosotros.
Un abrazo.
Muy bueno Fackel
ResponderEliminar(no me des el premio a la originalidad de mis comentarios, por favooor, :)))
;)
es que s muy bueno, jolín, y además me llega.
Un beso
La supervivencia devuelve a la creatividad su perfil orgánico y vital. La sangre está ahí, se adivina en el corte proyectado.
ResponderEliminarNo creo que la supervivencia tenga nada que ver con la perfección...
ResponderEliminarAnne, es magnífico que las diapositivas de unas pinturas o unos microlitos nos hagan reflexionar. La cultura viene de largo. Entonces no había las alharacas y sofisticaciones que tenemos hoy día (a veces sobrantes) Pero ya los objetos se iban perfeccionando, de la misma manera que los objetivos se ejecutaban cda vez con mayor precisión.
ResponderEliminarUna gozada evocar aquellos tiempos duros, simplemente porque el alma humana se iba haciendo.
Gracias por pasar por aquí. Un abrazo.
Sofía, simplemente son evocaciones personales de un tema sobre el que tengo mucho respeto y una admiración inacabable.
ResponderEliminarGracias, un abrazo.
CaminoG: por ahí van mis tiros. La supervivencia y, sobre todo, las condiciones más cómodas y prácticas posibles, desarrollaron el perfeccionamiento de los útiles, por supuesto.
ResponderEliminarFrancesca, tal vez debí decir perfeccionamiento, pero a veces la línea del matiz se diluye.
ResponderEliminarLa subsistencia obligó al ser humano a matar, así, sus primeros trabajos estaban destinados a ser útiles de muerte. Curiosamente, arte y destreza tenian un fin aniquilador ,por un lado, y de vital supervivencia por otro. La evolución del silex ha tocado techo, armas de diseño, lanzallamas, rifles capaces de tumbar un elefante,bombas y la más poternte,la boma atómica.En fin, curiosamente todas con la fijación de supervivencia. Los animales son sacrificados en los mataderos, la caza se ha convertido en inutil placer, y toda arma gira en torno a la destrucción por el pòder.
ResponderEliminarPredijo Albert Einsten que la cuarta guerra mundial volvería a ser con tirachinas.
Pues eso,del silex a la nada.
un abrazo
Hmmm, Gene. Los útiles fueron eso, útiles, de uso. Golpear frutos, afilar ramas, cortarlas y tejer trampas, raspar pieles o huesos, etc. La supervivencia implicaba matar. ¿Cómo sobrevivir en aquel ámbito donde, en principio, no eran los neandhertales los más fuertes, por ejemplo? Los útiles, siempre ambivalentes, o polivalentes mejor dicho. De aquella precariedad inicial a la sofisticación y el detalle de la cultura actual.
ResponderEliminarTienes razón en tus conclusiones, pero todo sigue ambivalente. Nos gusta también ver el cuerpo gracias a energía nuclear, por ejemplo, ¿no? O sanar un desprendimiento de retina por el láser, etc. Todo tan ambivalente, siempre, Gene. Pero claro, otra cosa es que la escala de enfentamiento suba grados y se otorgue más desarrollo del armamento, o al menos más gasto público en él.
Lo de Eisntein suena bien, pero podría ponerle pegas.
Buen lunes radiante, supongo. Un abrazo.
Pues si amigo, tienes toda la razón, de no ser por las mamografías quizás no me hubiesen detectado el cáncer de mama tan a tiempo que fue posible aniquilarlo. Renuncié a la quimio,pero acepteé la radio. Me ha quedado,psicológicamente, un cierto alerta, que conservaré hasta el fin de mis días.
ResponderEliminarPero también te diré que para mí el mejor invento es la lavadora, se puede prescindir del marido, del amante,incluso de la televisión,pero nunca de la lavadora. Ningún hombre puede hacer el servicio que ella hace.
Que calor!!! con el ventilador me apaño, el aire acondicionado es nefasto para la salud y el medio en que vivimos.
un abrazo
Caray, Gene, contundente en tu confesión. Enhorabuena por ese tirar p'alante.
ResponderEliminarDe acuerdo en lo de la lavadora, me has hecho arrancar una carcajada total. Coincido contigo en el aire acondicionado, lo odio.
¡Gracias!