resulta difícil callar ante la obscenidad del mundo, ¿no te parece?, dice mientras la luz del día le parte en dos; sobre todo porque el mundo no consiste solamente en una extensión ni en múltiples territorios; el mundo no es únicamente movimiento y actividad de las sociedades; el mundo es también cada uno; acaso, sobre todo, cada uno; siendo, sintiéndose, mejor dicho, esa individualización del mundo, ¿no deja de ser aquel un concepto, una abstracción o una lejanía?; naturalmente, viéndolo así, supone una conciencia arriesgada e incluso incómoda, le replico; pero es así, no obstante que el esfuerzo de identificación no esté en la mente de muchos, prosigue; si cada ser disculpa e incluso perdona la obscenidad, ¿no está comprometiendo su propia conducta?; ¿puede decir ante todo lo que acontece que él no sabe, que él no quiere saber?; y, no obstante, millones de individuos, esa masa social que amenaza con hundir el suelo bajo sus pies y en volver irrespirable la atmósfera, se entrega con tanta facilidad a las intenciones de la minoría más abyecta e interesada; lo hace de alma y de cuerpo, y cuantos más Mefistófeles se cruzan en su camino, más se dejan subyugar por ellos y más les conceden lo que les piden; pero el alma de los individuos vive una partición cotidiana; muchos piensan que con coser retales en sus vidas, la mayor parte de los mismos ajenos a su propia contextura, van tirando; esa partición puede resultar sufriente para unos, amarga para otros, ignorada por los más; aun sabiendo en lo más profundo de sí mismos lo que son, actúan como seres superiores, si bien este statu solo se lo concede la apariencia, el juego de máscaras, el trueque donde el comercio les hace creer que son importantes; desgraciadamente, son ridículos y no dejan de pretender avanzar sino sobre la misma baldosa; la minoría consolidada es lista tanto por veterana como por demoníaca, no lo olvides; es el conocimiento que le permite el poder de que dispone y los márgenes de intervención que se reservan; juega a todas bandas y conforma no solo los instrumentos de la convivencia, cada vez más débil, sino del control del número; y todo, todo el objetivo, reside en llegar a las mentes humanas y paralizarlas; de ahí que incluso en política la gente se entregue al caballo ganador, aunque sea trilero, farsante y disimule su despotismo; y tantos lo aceptan así; veo en su rostro una línea de infinitos puntos suspensivos; de pronto advierto una apertura en su entrecejo y una luz a la que no me tiene acostumbrado le salpica el rostro: ¿sabes que va a venir Maud?, dice pausadamente; sí, ya sé lo que piensas, que Maud pertenece al pasado y que lo que queda atrás no existe; y sin embargo va a venir Maud
(Fotografía del portugués Tiago Estima)
la gente juega al caballo ganador, porque los caballos perdedores casi siempre galopan al mismo tranco
ResponderEliminarVa a venir Maud, saludos
Vivimos desheredando nuestra existencia. Conscientes del simulacro hay quienes optamos por remitirnos lo mejor posible a un “nosotros mismos”, una especie de mensajes en botella de nuestra propia navegación, algunos naufragan en el universo fractal pero hay otros mensajes que se anudan con la propia palabra a nosotros. Es una locura oponerse a esta implosión. Parece que la velocidad es tónica, que la multiplicación no debe ser contradicha. En cambio, demorarme aquí, me convierte en menos, reduce mi pre-tensión en esta sombra que dibujas. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo
Maud siempre llega, aunque no la veamos.
Omar, o la atracción por las alturas (la de la gente), ¿no?
ResponderEliminarAy, de los idus de marzo.
ccRider. Tenemos derecho a ese mínimo que llamamos la búsqueda del yo o del "nosotros mismos". Aunque cada cual lo entienda de manera tan dispar. ¿Qué mensajes crees que se nos anudan al cuello, hermano?
ResponderEliminarBuena nocturnidad (con grillos más melódica, bueno los grillos auténticos, claro)
Maud siempre vuelve, a veces torpemente reinventada, pero eso torpemente para quien la conoce a fondo. Bs.
ResponderEliminarCaray, MJ, será así si así te parece. Un abrazo.
ResponderEliminarSe anuda un algo bien íntimo, la punta de un hilo magnífico.
ResponderEliminarAbrazos y que tengas un buenn día.
Pues que venga y si tiene que cenar con nosotros pues que se quede, y a dormir también.
ResponderEliminarQue puedo decirte para levantarte el ánimo si el mío está sentando cátedra.
Y no es que seamos pesimistas, no, es que tenemos el vicio de indagar en la facultad de la incredulidad. Será por escarmiento? Quizás por leer demasiadas cosas a cerca de la historia de españa?
Yo me levanto todos los días con el espíritu recién lavado y miro al cielo esperando ver algún OVNI que aterrice en mi campo para pedirles que me lleven allí, no se donde, pero que no hayan sistemas políticos ni diferencias de clase.
A medio día mi espírito se enturbia y por la noche me cuento yo misma un cuento para poder dormir.
Bueno, un poco de ciencia ficción no está mal para amenizar la crisis moral.
Un abrazo
Bueno, es verdad que a veces nos ponemos más negativos y apesadumbrados de lo que debiera ser (eso de como debiera ser ¿cómo se define?) Mi tiempo y espacio es limitado, pero por el contrario mi capacidad para comprender fenómenos históricos es más sensitiva y mi percepción ha mejorado. Hay claves en el pasado de nuestra intrahistoria que sirven incluso para sobrellevar los trances actuales.
ResponderEliminarCreo que una de las cosas que debemos alimentar y procurar desde los blogs es el combate por el lenguaje. Que no nos roben la realidad de los términos ni de los conceptos con metáforas fuera de lugar y con ejercicios de estilo fraudulentos.
Al pan, pan, y al vino, vino, debe ser un grito vigente por nuestra parte.
Buena noche, que la tierra es de todos.
ccRider. Anudarnos las palabras verdaderas para sentirlas en nuestra piel.
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