Puede que Malena sepa dónde estuvo Martina la otra noche y el otro día, pero no suelta prenda. Dice que no le ha contado nada. Que si ha habido un amor loco de veinticuatro horas, que ni se acuerda. Que si la han raptado, que ni lo sabe. Que si ha naufragado por las calles, que pregunten a los de la limpieza. Lo único que le ha dicho la bibliotecaria a Malena al incorporarse al trabajo es que no quiere ser solo un ratón de biblioteca. Y Malena ha indagado: ¿qué quieres hacer, Martina? Y Martina: no sé, de momento salir más con vosotros y con vuestros amigos, por ejemplo. Me he reído al escuchar esto y no me he contenido: Martina no es ninguna adolescente para hablarte así ni para buscar protecciones. El entrecejo de Malena me ha fulminado. ¿Tú no tienes ni pizca de bondad o qué? ¿Te molesta soportarnos a las dos? ¿Qué es lo que te acompleja? ¿O es que te turbas en su presencia? ¿No decías que te recordaba a Isolda? ¿Tienes miedo a probar alguna poción como Tristán y caer en la pasión desenfrenada? La batería de reproches, a cual más variados, es imparable en Malena cuando se pone. Me hunde en el silencio. Creo haberte dicho alguna vez que la gente deja de explorar las sensaciones, querido. Pero eso ¿es lo que le pasa a ella o lo que te sucede a ti? Sí, Michal, cuando se deja de buscar lo nuevo en las cosas nuestro interior se enrarece, y todo empieza a percibirse horrible. El trabajo que no te satisface, o los paseos que no nos muestran nada diferente, o las discusiones que se apagan en las tertulias que a su vez se extinguen, o la imagen tan adorada de los amigos, o el amor que se repite sin reinventar los afectos…Para mucha gente hasta el sexo se ha vuelto feo, pero no por el sexo en sí, sino por su carencia, por su abandono, por su olvido. Cuando Malena quiere vengarse, y está segura de sus argumentos, utiliza las preposiciones como mazos y te deja como un clavo semihundido en el maderamen. Martina está…¿Cómo lo diríamos hoy, en términos modernos? Sí, está en crisis. Como muchos otros, pero al menos ella de pronto se ha dado cuenta. Cuál ha sido el detonante, lo ignoro. Pero ella ha reaccionado. ¿Cómo una adolescente? Bienvenida esa adolescencia. Ojala tuviéramos a lo largo de la vida, cada vez que no sabemos por dónde tirar, un arranque de acné. ¿No te sale ya ni un rastro de acné, Michal?
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