No me he reunido con las sibilas para saber del futuro.
Ni para que me informen de mi destino.
Ni para consultar seguridades.
Ni para prevenir desastres.
Ni para hallar la manera de enriquecerme.
Ni para proteger mi honra.
Ni para que me indiquen quién será mi enemigo.
Ni para que me consuelen de mis cuitas.
Ni para que me auguren dichas.
Sé tan poco del pasado que me avergüenza inquietarme por tiempos venideros.
Apenas sé de las obras de otros hombres que nos precedieron.
Apenas llego a comprender el sentido de una marcha que viene de lejos.
Apenas logro descifrar la dirección de la vida.
Pero no me inquieta lo inexistente
Ni recurro a sacralizar el misterio.
Me estimula lo acontecido hasta ahora para que yo esté aquí.
Me hablan los ciclos de la vida y su sangre y su savia y sus erosiones.
Aún es el tiempo de desentrañar lo que se hizo antes de que llegáramos
Para entender algo de nosotros.
Aún es el tiempo de mirar nuestras manos y palpar el horizonte con ellas.
Aún es el tiempo de amar lo que nos rodea.
Aún podemos navegar salvando los escollos.
Aún es el tiempo de la posibilidad.
Eso quiero pensar, eso anhelo, aunque la incertidumbre me acompañe.
Mas no debo ceder a los espectros.
Así hablé a las sibilas.
Y las sibilas han asentido con sus rostros ambiguos.
Y las sibilas han permanecido enmudecidas porque no tenían nada que decirme.
Y por vez primera he visto que la mirada de sus ojos era humana
y se acercaba a mi mirada.
Recuerda que ya fue escrito:
Buscarás la noche como lugar de acogida
Y asirás la luz del amanecer
Porque sólo con tu mirada sincera es posible medir la longitud de los tiempos.Esta noche las sibilas y yo nos hemos conjurado contra los dioses.
A la luz de la antorcha.
Buenos días, hermano
ResponderEliminarLos ojos de las sibilas, tan humanos parecen en este texto qué, el silencio suyo como respuesta, reconforta, ante la duda que te lleva a ellas.
¿Quien escribió eso de "Buscarás la noche como lugar de acogida Y asirás la luz del amanecer..."?
Me gusta este inicio de año, la búsqueda como camino.
Salud, Fackel
Me gusta la misma frase que a Sagardiana.
ResponderEliminarSostendremos la antorcha hasta que la luz del amanecer diluya las tinieblas.
ResponderEliminarSalud y alegria
Venga, Fackel, desembucha, ¿de quién es la frase en cursiva? estamos en ascuas...
ResponderEliminar¿Y de quién os digo que es la frase en cuestión? Como en los textos semi bíblicos o semi mesopotámicos, pues bebe de ambas fuentes y de agunas más, los nombres se oscurecen por mor de la tradición oral.
ResponderEliminarY porque lo importante es lo que se dice, no quién lo desembucha.
Sagardiana. ¿A que son una maravilla estas sibilas? Os prometo más. Su artífice genial se llamaba Alonso Berruguete.
ResponderEliminarYo quería obligar a las sibilas a bajarse del burro, tan engreídas estaban las listas de ellas que era necesario que se hicieran llanas. ¿La mejor manera? Pasar de consultarlas nada.
La búsqueda debe ser siempre el objetivo. Cuando no lo sea, kaputt!
Salutem.
Aquí, que conste que yo también me apunto a participar del gusto vuestro por la frasecita en cuestión...
ResponderEliminarAragonía. Suena a juramento de fe. Como soy consciente de que las tinieblas no se disiparán jamás, ya que a unas suceden otras, al menos sí que aspiremos a cierta iluminación que no nos haga perder el Norte de las cosas.
ResponderEliminarSalud y paciencia.
Rat. No te dejes quemar en las ascuas, quédate con el mensaje.
ResponderEliminarQue sea, pues, un mensaje de templanza y prudencia para todos, a mayores -a más a más- de la necesaria fortaleza que los tiempos personales y no sólo los exteriores nos exigen.
Buen sábado.
De vez en cuando hay que bajarse y si uno no se baja, habrá quien lo haga.
ResponderEliminarLa noche hace las cosas muy grandes a veces y la llegada del amanecer, libera.